o que menos espera encontrar uno en el interior de un parking es una inmensa sala con un gran estanque de piedras y otros restos arqueológicos que cuenten la historia inicial de la localidad donde esto ocurre.

En Laguardia, bajo la enorme plaza llamada Barbacana, en cuya superficie se debería haber construido viviendas y en cuyo subsuelo hay un parking, está el llamado Estanque celtibérico como testimonio más antiguo de la primitiva población. Su origen se encuentra buceando en la historia y hasta visitando el poblado de La Hoya, a unos cientos de metros de la colina sobre la que está la villa amurallada de Laguardia, población que en un momento determinado, por una serie de circunstancias, como los ataques al poblado y los incendios, es abandonado por un sitio que se pudiera defender mejor. La Hoya está en una zona plana, aunque tiene, y conserva en gran parte, una muralla, pero sus habitantes eligieron el cerro, la parte alta, y se trasladaron allí.

Como es natural, lo primero que hicieron para poder establecerse fue buscar el elemento imprescindible para el mantenimiento de personas y ganado: agua. Así construyen este estanque que viene a recoger unos 303.000 metros cúbicos lo cual indica que si el consumo medio por persona es de 20 litros al día allí habría una población realmente grande. Esto se ha confirmado porque a lo largo de todas las obras que se han hecho en la zona están apareciendo casas celtibéricas que prácticamente siguen la misma alineación de la calle Mayor. Es decir, van desde el estanque hasta Santa María, según ha documentado el arqueólogo Armando Llanos.

El estanque tiene varias fases. Hay una primera que es la parte baja, luego hay modificaciones, el recrecimiento de paredes con el fin de acumular más agua. Las que entraban en el estanque venían de un manantial desde Sierra Cantabria, que todavía sigue manando, aunque en la actualidad está desviado precisamente para evitar todas las humedades en el interior. Todo el consumo se recuperaba durante la noche sin ningún problema Para los estudiosos del lugar, la piscina, como la llaman coloquialmente en la zona, se puede considerar un embalse de época celtibérica, de finales de la Edad del Hierro, como el mayor estanque de Europa en capacidad. Hay otros, sobre todo en poblados del Valle del Ebro, pero son de menores dimensiones o que ocupan espacios subterráneos naturales. Pero como estanque construido, es el mayor de Europa. Tiene un entrante, en la parte sur porque el agua siempre usa la roca hacia el sur, y allí hay unos peldaños que se hicieron para acceder al estanque. Incluso en esas piedras hay marcas de haber afilado herramientas en los propios peldaños.

Servía para el suministro normal a la población, porque el ganado abrevaría en el prado. El uso personal para la población parece que tenía también otras connotaciones, ya que en algún momento ha podido tener una función ritual por una serie de materiales que aparecieron entre las piedras. La excavación parece demostrarlo así. Incluso en las proximidades, cerca, hay un ara romana dedicadas a las matres, que son unas protectoras en las zonas de manantiales. Es decir, que en época romana se continuó con el ritual.

El agua se ha mantenido desde siempre aquí, como lo demuestra que en la época medieval se construyó el pozo que se conserva. Había dos o tres, igual que unos aljibes en la parte sur que por las obras hubo que eliminar. Pero realmente siempre se ha utilizado incluso en la zona al pie del abrevadero.

Para que los visitantes puedan entender la importancia de ese lugar se han creado tres elementos de información que por un lado acogen la parte humana, de la gente que llegó inicialmente, los pastores de los dólmenes megalíticos; la parte de la población de la Edad de Hierro, y la parte Medieval. Luego hay otros tres módulos, uno de ellos está dedicado a Laguardia: poblado celtibérico, el otro al estanque y el tercero a temas generales.

El estanque estuvo a punto de desaparecer bajo la piqueta de los que se empeñaban en priorizar los aparcamientos, en detrimento de conservar una parte de la historia, que es una de las razones que llevan a los visitantes a esta villa. Y el mérito lo tuvo la aparición de unos moldes para fabricar campanas. En ese terreno de la villa de Laguardia estaba el viejo instituto y el cuartel de la Guardia Civil. En los años 90 se planteó un PERI que trasladaría esas instituciones a otros lugares de la localidad y en su lugar se planificó una residencia para personas mayores, un aparcamiento para 460 vehículos y viviendas. Como en todas las obras que se ejecutan en Laguardia, lo primero que se tuvo que hacer, una vez liberado el solar de las construcciones visibles, y de otras sobre las que pasaron las máquinas aunque testigos presenciales aseguran que eran restos arqueológicos, fue realizar una prospección arqueológica.

Se contrató, por parte del Ayuntamiento, a un arqueólogo y lo primero que apareció fue una estructura para fabricar campanas que se ha conservado y bajo ella comenzó a emerger una extraña estructura que puso nerviosos a quienes urgían la necesidad del aparcamiento y la residencia de mayores. Los medios de comunicación de la época dieron testimonio del rumor de que al arqueólogo se le había 'sometido a un tercer grado' para que 'pasara de puntillas' sobre la conservación del estanque. La polémica llegó Juntas Generales y Mikel Mintegui, entonces Diputado de Cultura, tuvo que intervenir para rechazar las acusaciones vertidas sobre el arqueólogo, Pereda, aclarando que en sus informes había sido muy minucioso y que incluso en el primero de ellos, fechado el 19 de junio de 1998, pedía seguir dos meses más de excavaciones para poder completar el estudio del yacimiento, con lo que el "siguiente paso, los jefes de servicio, del jefe del Servicio de Museos, y la directora de Arqueología, los dos técnicos competentes, leen este informe y dicen, sí señor, hay que seguir y además lo apoyamos, porque siempre se basan en el estudio que plantean. Y este primer informe dicen adelante. En este caso es Arabarri, y estamos hablando ya del 31 de julio del 98, Arabarri también acepta que hay que seguir excavando, y ahora, si la primera actuación la contrató el Ayuntamiento, en ésta le contrata Arabarri, y es más cara, esto cuesta 19 millones de pesetas. Y estamos hablando ya de 4 millones de antes más 19, 23 millones de pesetas", según aclaraba Mikel Mintegui en la mencionada comisión de Cultura y que quedó plasmado en el acta correspondiente.

El impacto mediático que tuvieron estas polémicas y la intervención del Gobierno Vasco obligaron a paralizar una parte de los proyectos constructivos, como es el caso de las viviendas, y poco más tarde se declaró Bien de Interés Cultural, lo que permitió que se construyera el parking, pero dejando a salvo una gigantesca sala donde se conserva el estanque, los moldes de las campanas y un aljibe.

El estanque es uno de los atractivos de la villa y para verlo se organizan visitas guiadas desde la Oficina de Turismo. En la actualidad, la falta de mantenimiento de la plaza de Barbacana está generando una situación de riesgo para personas y para el propio yacimiento. El deterioro es visible en la zona donde se encuentra el acceso al estanque y desde hace muchos meses unas vallas pretenden anunciar precaución, porque se han desprendido varias piezas de piedra que decoran el borde superior de la pared. La colocación de las vallas parece indicar que es la zona reservada para hacer fila mientras se aguarda para entrar a la sala.