El documento de voluntades anticipadas (DVA), también llamado de instrucciones previas o, de forma más sintética, testamento vital, es la llave para que cualquier persona pueda manifestar su voluntad sobre los cuidados y tratamientos que desea recibir o rechazar cuando ya no sea capaz de expresarse debido al deterioro irreversible de su salud.

Euskadi cuenta con un registro de voluntades anticipadas propio desde el año 2003 y distintas vías para formalizar el DVA, pero son todavía muy pocas las personas que se han animado a completarlo.

Lo mismo ocurre a nivel nacional. De hecho, según los datos en poder del Gobierno central, poco más del 0,7% de la población española ha realizado este trámite, pese a ser fundamental a la hora de aliviar la toma de decisiones de las personas allegadas y facilitar también las tareas a los equipos sanitarios en esa parte final de la vida.

Más de 5.000 DVA en Álava

Álava se sitúa en las posiciones de cabeza de este ranking, pero apenas el 2% de la población ha registrado a día de hoy su DVA, tal y como atestiguan los últimos registros facilitados por el Gobierno Vasco en enero de 2020 y correspondientes al ejercicio anterior.

En ese momento previo a la pandemia eran 5.562 los alaveses que ya habían formalizado su DVA, 1.947 hombres y 3.615 mujeres. El 1,7% de la población. La cifra ascendía en Euskadi a un total de 28.945 personas, apenas el 1,3% de su censo, una tasa que un año después creció hasta el 1,5% (33.091).

A nivel general, la inmensa mayoría de los DVA pertenecen a personas mayores de 65 años, aunque cualquiera mayor de edad puede completarlo. Es una posibilidad sobre la que incide Cristina Valverde, delegada en Álava de la asociación Derecho a morir dignamente, uno de cuyos objetivos históricos ha sido sensibilizar a la población sobre la importancia del DVA, así como orientarla e informarla de cara a su formalización.

"A cualquiera nos puede dar un ictus, podemos entrar en coma, sufrir un tumor incurable o ELA. Además, el DVA se puede revocar cuando la persona lo considere necesario. Solo va a entrar en funcionamiento cuando tú ya no puedas expresar tu propia voluntad", apunta Valverde en declaraciones a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.

La reciente aprobación de la Ley de eutanasia ha devuelto al primer plano de la actualidad la importancia del DVA, ya que la persona que lo formaliza también puede dejar constancia en él su deseo de, llegado el caso, acogerse a este nuevo derecho.

"Es una manera de planificar nuestra propia vida, de reflexionar sobre cómo queremos vivir y cómo queremos morir. Y con esta ley vuelve a adquirir una especial importancia", remarca Valverde.

El ejemplo de Eskarne

La delegada del colectivo pone como ejemplo en este punto el caso de Eskarne, la primera persona que se ha beneficiado de la reciente normativa no solo en Euskadi, sino también en el conjunto del Estado.

"La familia recogió el deseo de la madre, que lo tenía perfectamente escrito desde 2011 y compartido con su equipo médico. Es una manera de facilitar todo el proceso", contextualiza Valverde.

Antes de la aprobación del registro vasco de voluntades anticipadas, los alaveses que querían tramitar su propio documento únicamente podían hacerlo ante notario, pero en la actualidad cuentan con tres vías alternativas -y además gratuitas- para formalizarlo.

Delegación territorial, centros de salud y testigos

La primera es a través de la Delegación territorial del Departamento de Salud, ubicada en la calle Olaguíbel, y la segunda en el propio centro de salud, dos opciones para las que se requiere cita previa.

Además, el DVA puede realizarse mediante la firma de tres testigos y su envío posterior al registro vasco por parte de la persona interesada. Completado el trámite, el documento aparecerá en la historia clínica del paciente y su médico de cabecera podrá acceder al contenido.

Para facilitar un poco más las cosas, Derecho a morir dignamente ha elaborado un modelo básico de DVA que puede tanto presentarse íntegro como ser adaptado a los deseos y valores personales de quien lo elabore. Cuenta con cuatro puntos, el primero de los cuales plasma de forma taxativa la solicitud por parte del paciente de que se ponga fin a su vida "cuanto antes mediante eutanasia".

DVA. El documento de voluntades anticipadas (DVA) es la llave para que cualquier persona pueda manifestar su voluntad sobre los cuidados y tratamientos que desea recibir o rechazar cuando ya no sea capaz de expresarse debido al deterioro irreversible de su salud. Se conoce también como documento de instrucciones previas o, de forma más sintética, testamento vital.

Pocas veces solicitado. Euskadi cuenta con un registro de voluntades anticipadas propio desde el año 2003 y distintas vías para formalizar el DVA, pero son todavía muy pocas las personas que se han animado a completarlo. Lo mismo ocurre a nivel nacional. La reciente aprobación de la Ley de eutanasia ha devuelto al primer plano de la actualidad la conveniencia de realizar este trámite.

Modelo básico. Derecho a morir dignamente, uno de cuyos objetivos históricos ha sido concienciar sobre la importancia de este documento, ha elaborado un modelo básico de DVA que puede tanto presentarse íntegro por parte de la persona interesada como ser adaptado a sus deseos y valores.

5.562

Personas habían registrado su DVA en Álava en 2019, el 1,7% del censo. La cifra ha crecido después.

Cuatro vías para formalizarlo. Los alaveses interesados en tramitar su DVA cuentan con cuatro vías alternativas para formalizarlo. La primera es a través de la Delegación territorial del Departamento de Salud, ubicada en la calle Olaguíbel, y la segunda en el propio centro de salud, dos opciones para las que se requiere cita previa. Además, el DVA puede realizarse con la firma de tres testigos y su envío posterior al registro vasco. Al margen de estas tres opciones gratuitas, también puede registrarse ante notario.