La Unidad del Sueño de la OSI Araba, que primero fue del Hospital Txagorritxu y desde 2012 del HUA-Santiago, acaba de cumplir 30 años. Tres décadas de trayectoria durante las que tanto el servicio como los trastornos que allí se atienden se han transformado radicalmente.
De ser una unidad bastante modesta, que en sus inicios realizaba “dos o tres” estudios al día y 900 al año en sus instalaciones de alrededor de 100 metros cuadrados, el recurso ha pasado a hacer ahora alrededor de una veintena de análisis diarios -tanto presenciales como telemáticos- que llegan hasta los 4.000 o incluso 5.000 anuales. Solo el laboratorio de la unidad tiene una extensión de 700 metros y de ella dependen casi 30 trabajadores, entre el personal de Osakidetza y el de las subcontratas que se encargan del suministro de las máquinas o del seguimiento de los pacientes. Allá por 1991 eran únicamente dos, entre ellos el doctor Joaquín Durán-Cantolla, fundador del servicio y recientemente jubilado.
Por otra parte, la unidad ha dejado de atender exclusivamente trastornos del sueño tan frecuentes como el ronquido o la apnea para ocuparse ahora en alrededor de la mitad de los casos de otro mal que, además, “ha empeorado” como consecuencia de la pandemia, el insomnio. “Hasta hace bien poco nadie se metía con ello”, certifica Carlos Egea, jefe de la Unidad del Sueño, en conversación con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. Por el servicio pasan a día de hoy cerca de 10.000 pacientes al año, de los que 1.600 son nuevos. “Ahora, solamente en casa atendemos a casi 16 personas al día”, apunta el especialista. La unidad cuenta en el HUA-Santiago con nueve camas, lo que la convierte estructuralmente en la más grande de todo el Estado.
Junto al abordaje de estos y otros trastornos, el servicio tiene también entre sus principales cometidos la promoción de la cultura del sueño, del “valor del sueño como salud”, según Egea. Se trata de ir “más allá” del mero tratamiento a los pacientes.
Al margen de las charlas que, en colaboración con el Ayuntamiento, el servicio realiza en centros educativos de Vitoria, la unidad está inmersa desde comienzos de este verano en el proyecto piloto Sleep Smart City, que va a estudiar la calidad del sueño de 202 trabajadores municipales.
“No queremos que la gente viva peor por no dormir. Queremos que la gente sea más sana. Junto con la nutrición y el deporte, el sueño es un valor. Dormir poco se asocia a problemas de conducción, laborales, de salud... Y por lo tanto, a vivir menos tiempo o a que nuestra ancianidad sea peor. Queremos que la gente lo conozca y luego tome sus decisiones”, advierte de nuevo Egea.
Lamentablemente, la larga crisis sanitaria derivada del covid y todas sus consecuencias han hecho que la calidad del sueño de la población alavesa empeore a lo largo de este cerca de año y medio pasado. Y lo que es peor, que el consumo de medicamentos para dormir cada vez sea mayor. Según los datos en poder de Egea, alrededor del 30% de las alavesas y el 25% de los alaveses duermen menos de seis horas al día, una barrera bajo la que a medio plazo pueden aparecer distintos problemas de salud como los cardiovasculares.
Desde que estalló la pandemia, el experto alerta de que la toma de fármacos como las benzodiacepinas o la melatotina han crecido un 20% en Vitoria, tomando como referencia los registros de las propias farmacias de la ciudad. “Seguimos haciendo que el sueño sea importante, pero a base de fármacos hipnóticos”, advierte Egea con preocupación.
Con todo, el especialista espera que la situación mejore progresivamente con el tiempo. “El insomnio ha empeorado con la pandemia, aunque esto volverá un poco a su cauce cuando todo pase. Pero no sé cuál será el impacto final. Es preocupante, pero las circunstancias laborales o sociosanitarias están haciendo que el sueño sea una de las cosas más afectadas”, remarca Egea.
Para hacer frente a esta otra pandemia y a los muchos retos que diariamente debe enfrentar, la Unidad del Sueño cuenta al margen de con neumólogos con especialistas en neurofisiología, pediatría, psiquiatría y cirugía maxilofacial. “Trabajamos juntos, como una unidad de gestión. Ya no nos pasamos la pelota”, explica. El objetivo final no es otro que el sueño “no sea considerado como un espacio inútil, un tiempo perdido o un área de inactividad”.
30 años de vida. La Unidad del Sueño de la OSI Araba, que primero fue del Hospital Txagorritxu y desde 2012 del HUA-Santiago, acaba de cumplir 30 años. Tres décadas de trayectoria en las que el servicio ha crecido estructuralmente, lo que le ha permitido multiplicar por cinco los estudios de sueño que realiza al año, y ha pasado a hacer mucho más que tratar el ronquido y la apnea.
“Más allá” del tratamiento. La unidad tiene también entre sus principales cometidos la promoción de la cultura del sueño. Las charlas que en colaboración con el Ayuntamiento da en centros educativos de Gasteiz o el proyecto ‘Sleep Smart City’ para evaluar la calidad del sueño de 202 trabajadores municipales son dos buenos ejemplos de ello.
Carlos Egea, responsable de la Unidad del Sueño, remarca la importancia de dormir bien para disfrutar de una buena salud.
20%
Es el incremento que ha experimentado en Vitoria la toma de medicamentos para dormir durante la pandemia.