- Tras la culminación de la instalación del conjunto escultórico iniciada en 2018 y compuesta por cuatro esculturas repartidas por distintos puntos singulares de Artziniega, diseñadas y elaboradas voluntariamente por sus vecinos, el Ayuntamiento ha presentado esta semana un nuevo mapa centrado en el casco histórico, que pretende visibilizar su arte y patrimonio y, de paso, ayudar al visitante a localizarlo.
Para su elaboración se ha contado con la ayuda económica del Departamento de Turismo de la Diputación alavesa. No en vano, se trata de nuevo material turístico para dar a conocer la riqueza histórica de este municipio, que recibió el título de Villa en 1272 y cuyo casco antiguo fue declarado Conjunto Monumental por el Gobierno Vasco, ya que mantiene su estructura medieval con forma de almendra, con tres calles paralelas unidas por dos cantones y situadas sobre una colina.
Todas ellas son vías empedradas que atesoran patrimonio de diversas épocas y estilos, además de más de 40 escudos de armas de diversos tamaños y formas que lucen en las fachadas, o las originales aldabas que cuelgan de las puertas, y que “son todo un reto a descubrir por el visitante”, subraya el teniente de alcalde, Unai Gotxi. El representante municipal enfatiza también que, entre los escudos, “el más llamativo es el de Luziano Aldapa, por sus dimensiones”.
En concreto, el mapa destaca once puntos, encabezados por la Torre de Ortiz de Molinillo y La Cámara -cuyo interior está siendo reformado de cara a poder reabrir el hotel que alberga-, la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción y el convento de la monjas Agustinas, todos ellos del siglo XVI; así como el antiguo Ayuntamiento de 1864 o la fragua de Pablo Respaldiza en Barrenkale.
Asimismo, el mapa “pretende servir de complemento a la propuesta de itinerario por las pinturas y esculturas que se publicó el pasado verano”, según recuerda Gotxi. Y es que, gracias al crisol de artistas y asociaciones que viven en Artziniega, su casco histórico también luce creaciones artísticas, ciertamente, atractivas. Por un lado, en las cúpulas del pórtico de la parroquia se encuentran escenas de santos y santas, relacionadas con la villa y con la antigüedad, realizadas con técnicas antiguas pero con un anacronismo en cada una de las pinturas. Un elemento actual, como un teléfono móvil o un botellín de cerveza en la zona de los santos; y un cajero automático o un colchón, en las escenas que, además, esconden una adivinanza.
La obra es fruto del trabajo de las y los pintores locales durante las Ferias de Antaño que se vienen celebrando desde finales del siglo XX, y que continúa en la actualidad, en los hastiales del antiguo Ayuntamiento, donde está tomando forma un mural en el que van plasmando los rostros de los viandantes, en una interpretación libre de la Rendición de Breda de Velázquez.
A estas dos intervenciones pictóricas se les han ido sumando, desde 2018, otras cuatro esculturas, de diseño y creación popular, de hondo significado para el pueblo. Se trata de El paragüero, el mueble que recibía a los visitantes en las casas y que da la bienvenida a este casco histórico; El banco de trabajo de herrero, instalado en memoria de las artesanas y artesanos de todos los tiempos en el lugar donde se ubicó una de las cuatro fraguas que hubo en el municipio; La mesa de la convivencia, en Artekale, con dos sillas, una jarra de vino, un pan y dos vasos, que sugiere la necesidad de compartir, conversar, intercambiar y celebrar la unión; y, finalmente, El escudo de Artziniega, en el mirador de El Campillo.
Una intervención esta última formada por tres torres, en cada una de las cuales se representa cada museo que atesora el municipio: el sacro, el etnográfico y el Taller-Museo Santxotena, completando a todas ellas un árbol, una encina. Emblema del lugar y nombre de su patrona, en cuya base lleva soldada una reja de arado. “En el escudo aparece una lanza, separando las torres del árbol, pero hemos querido sustituir ese motivo de guerra o defensa por otro más pacífico, al tiempo que productivo”, explicaron los autores.