El Grupo de Medio Ambiente de Policía Local, encargado de proteger el medio ambiente rural y urbano, realizó algo más de 160 intervenciones con fauna silvestre durante 2020, año en el que recuperó un centenar de animales heridos o perdidos fuera de su hábitat natural.
Un 57% de estas actuaciones fueron con aves; el resto, con otras especies como tortugas, serpientes, liebres, conejos, gatos, corzos, zorros o jabalíes, entre otras.
De los animales atendidos y recogidos, 41 fueron trasladados al Centro de Rehabilitación de Fauna Silvestre de Mártioda, cuyo objetivo es devolver a la naturaleza los animales heridos completamente recuperados y en plenas condiciones físicas.
El resto fueron llevados al Centro de Protección Animal municipal, en Armentia, o fueron devueltos a su hábitat natural. En aquellos casos en los que los encontraron muertos, avisaron a la empresa encargada de su retirada.
Animales abandonados
También hubo intervenciones en las que los policías hallaron animales que habían habían abandonado su entorno natural y, en otras, simplemente se encargaron de comprobar su estado in situ y constataron que la situación era completamente normal.
En la memoria de las oficinas de Agirrelanda, figura el "rescate", a principios de junio, de una familia de patos perdida en una parcela del barrio de Zabalgana. Los agentes desplazados al lugar tuvieron que regular el tráfico para acompañar a la pata y a sus crías a un lugar seguro donde las agruparon y desde donde fueron trasladadas al estanque del parque de San Martín.
En julio, el Grupo de Medio Ambiente abrió un expediente a un hombre de 32 años que paseaba su boa, de aproximadamente dos metros, por el parque de Arriaga. Los agentes se encargaron de realizar las correspondientes gestiones con el CITES, autoridad administrativa en España en virtud del convenio sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestre, y con el servicio municipal de Salud Pública para comprobar que la documentación del reptil estaba en regla.
Un búho real
También destacan los casos de un búho real y de una cigüeña, recogidos en noviembre, y que, desafortunadamente, murieron. El primero fue localizado en estado de necesidad en Araka, tras recibir un aviso de la base militar. La cigüeña, por su parte, impactó contra el suelo después de que sus patas se enredaran con unos plásticos abandonados, lo que le impidió controlar su vuelo.