- Habrá que esperar todavía unos días para poder hacerse una idea de si, efectivamente, las medidas para evitar la libre circulación del virus han sido efectivas. Todo apunta a que así será y que, a finales de esta semana Euskadi podría haber superado lo peor de esta segunda ola de la pandemia. La luz está ahí, pero nadie se atreve todavía a decirlo abiertamente.
La consejera de Salud, Gotzone Sagardui, y su equipo insistían ayer en pedir cautela, prudencia e incluso desconfiar de los buenos datos estadísticos porque la trayectoria de la curva epidemiológica puede dar un susto en cualquier momento, como ha ocurrido en Asturias. Por eso mismo, para evitar sorpresas desagradables, Euskadi volvía a pedir ayer al Gobierno español que autorice a las comunidades a proponer el confinamiento domiciliario o a ampliar el toque de queda. Eso no significa, puntualizaba Sagardui, que estas medidas se vayan a poner en práctica; es un por si acaso y sobre todo, es un modo eficiente de ganarle tiempo al virus y no tener que esperar un par de días o una semana a que el gabinete de Sánchez así lo decida.
Es decir, que Euskadi tenga en sus manos todas las herramientas jurídicas posibles para poder frenar la transmisión del SARS-CoV-2 y, “si fuera necesario”, activarlas con la agilidad que requieren las actuales circunstancias. “No quisiéramos tener que recurrir a ellas, pero siempre es mejor tener los instrumentos legales que perder varios días a la espera de su articulación”, subrayó la consejera.
Hace una semana, el Ejecutivo español no dio un sí a la petición de Euskadi -válida y aplicable por cualquier otra Administración- pero tampoco se cerró en un no. Pidió tiempo al tiempo para ver cómo estaban funcionando las distintas medidas implantadas en cada momento y en cada lugar; aunque el Gobierno Vasco quiere tener la firma de Moncloa para, en el caso de que el escenario no mejore, poder limitar con todas las garantías jurídicas la actividad nocturna antes de las diez de la noche e incluso llegado el caso, decretar un nuevo confinamiento domiciliario.
Y todo apunta a que nada se ha movido en el Ministerio de Salvador Illa, más partidario de ir achicando el margen de maniobra y la capacidad de reacción de las comunidades hasta dentro de un par de semanas, cuando se pueda volver a evaluar el protocolo previsto en el decreto que regula el estado de alarma para que incluya la posibilidad de los confinamientos domiciliarios y los toques de queda más amplios. El propio Illa reconocía ayer que “tres o cuatro” comunidades han reclamado ya que se tenga previsto el escenario del confinamiento en el decreto.
En cualquier caso, y a la espera de que las jornadas vayan avanzando, todo dependerá de la evolución de la pandemia que, en el caso vasco, parece estar alcanzando una estabilización que bien podría ser el preludio de una curva que se doblega. Eso sí, lo haría con unos índices de contagios y con una presión hospitalaria delicados y graves. Tanto es así que Euskadi ha consensuado incrementar la atención y la asistencia ante los cientos de episodios de coronavirus que cada día ingresan en los centros de salud.
Y eso que la evolución de la covid-19 en el conjunto de la CAV presentaba ayer la tasa de positividad más baja de los últimos diez días. Con todo, la consejera confirmó que el plan de contingencia de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) ha pasado al tercer escenario sobre el total de cuatro en los que se divide el protocolo de gestión de las UCI. El incremento de la presión asistencial por causa de los contagios en las últimas semanas ha elevado la ocupación de las UCI, en las que de las 287 camas disponibles, están ocupadas 252. De estas, 133 corresponden a pacientes ingresados con covid-19. La entrada en este tercer estadio implica que se empezarán a posponer las intervenciones quirúrgicas no urgentes y que se procederá a habilitar nuevas camas de forma que para el día 16 se espera disponer de 45 camas más para enfermos críticos.
Así lo expresaba Sagardui en una comparecencia ante los grupos parlamentarios en la que también intervino el viceconsejero de Salud, Iñaki Berraondo, quien apuntó que las restricciones “parece que empiezan a dar resultados” ya que la tendencia se ha “ralentizado aunque la curva sigue siendo suavemente creciente”.
Ante este escenario, la percepción, “con todas las cautelas”, es que el pico de esta segunda ola podría quedar rebasado a finales de semana entrando en lo que se conoce como una etapa meseta, de estabilización y de equilibrio complicado porque la incidencia del virus sigue siendo alta. A favor, que el índice R0, que mide el número que indica a cuántas personas puede contagiar un enfermo, se sitúa ya cerca del 1 después del pico de 1,49 registrado el 27 de octubre. Y que más del 50% de las personas que son detectadas como positivas en coronavirus son contactos que todavía no han desarrollado la enfermedad.
Sagardui, que también se refirió al “inicio de la meseta” como paso previo a una remisión y un eventual descenso de la curva de contagio evitó todo “optimismo injustificado”. De hecho, quiso puntualizar que esta coyuntura no supone “que haya una buena circunstancia” por los datos de nuevos contagios y de incidencia “son preocupantes” en el conjunto de la geografía vasca. Por eso mismo el Gobierno Vasco no se plantea adecuar las restricciones a cada Territorio Histórico, tal y como pidieron algunas formaciones políticas en el transcurso de la Comisión de Salud celebrada ayer en el Parlamento Vasco.
Esa misma cautela es que la consejera mostró para referirse a la vacuna. Eso sí, aseguró que Euskadi contará con la parte proporcional que le corresponda de este nuevo tratamiento y que Osakidetza ya está trabajando para disponer de los recursos necesarios para la administración de la vacuna y para organizar el calendario de vacunaciones. También el vicelehendakari primero y consejero de Seguridad del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka, se pronunció ayer sobre este asunto para manifestar que “se deberá hacer una profunda reflexión compartida” para determinar las prioridades “cuando se tenga la vacuna en nuestra mano”, aunque a su juicio, “lo más lógico sería comenzar por las personas con más necesidades y continuar en ese orden”.
2.365
En total hay 3 localidades alavesas en la zona roja, 29 en Bizkaia y 34 en Gipuzkoa. El municipio con la tasa más alta por 100.000 habitantes sigue siendo Eibar donde se sitúa en 2.365.
19 a 39 años
Por edades, 548 de los 1.401 nuevos casos se engloban en el franja entre 40 y 64 años y 341 en la personas de 19 a 39 años. En la población de hasta 18 años se dan 244 casos, en la franja de 65 a 79 años 168 casos y a partir de 80 se han detectado otros 99 positivos. La mayor tasa de incidencia acumulada en 14 días por cada 100.000 habitantes corresponde a la población de 19 a 39 años, con 945,08, mientras que la menor se da entre la población de 65 a 79 años, con una tasa de 660,39. En concreto, los menores de 13 a 16 años, con 71 nuevos contagios este martes, acumulan la mayor tasa de incidencia, 1.150,91.
0,93%
Hay 163 aulas clausuradas (1 menos que el martes) por la incidencia de la pandemia, lo que supone el 0,93% del total de clases de Euskadi para alumnos desde 2 años hasta la enseñanza no universitaria postobligatoria. El número de centros educativos afectados es de 114, es decir 2 menos que el anterior día lectivo.
“Todo parece indicar que la nueva oleada se acerca a la cima o al inicio de la meseta”
Consejera de Salud