- El atípico mes de agosto ha dejado buenas noticias en el interior de la Plaza de Abastos de Gasteiz en forma de incremento del 10% en la clientela que se ha acercado a alguno de los puestos de alimentación en comparación con idéntico periodo del pasado año. "Al sector de la alimentación nos ha venido bien este mes", admite Mari Carmen Unzalu, presidenta de los establecimientos de la Plaza de Abastos en conversación con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. La cifra final de visitantes se puede ver incrementada a la espera que se computen los datos de la última semana del recién finalizado mes y se pueda obtener ya una comparativa fiel.
Sin tener en cuenta esos últimos siete días, los responsables de los diferentes puestos de alimentación que han atendido a la clientela durante agosto comparten la opinión lanzada por Unzalu sobre las positivas cifras que ha dejado agosto en forma de clientela y compras. "Como mucha gente no se ha ido fuera de Vitoria de vacaciones y tampoco es habitual que ahora se coma fuera de casa, nos ha venido bien", remarca desde el puesto de su carnicería en la penúltima jornada de trabajo previa a dos semanas de vacaciones que va a disfrutar.
Esa incertidumbre que ha generado la pandemia ha dejado una mayor afluencia de personal al recinto de la calle Jesús Guridi y también ha tenido un efecto directo en el tipo de viandas que cada cliente se ha llevado a su domicilio. Al no desplazarse a destinos típicos del periodo estival "se ha notado también en el tipo de género que se ha despachado" con profusión de "chuletillas para alguna barbacoa en los pueblos cercanos o degustar un buen solomillo en su casa", explica Unzalu en alusión a los caprichos que se han permitido sus fieles compradores durante agosto.
Los datos del mes ya finalizado continúan la tendencia percibida también por la presidenta de los puestos del mercado con un julio, etiquetado también como un "buen mes" por parte de Unzalu. Estos 120 días vienen a ser una especie de alivio a los "duros meses de marzo y abril donde todo cayó en barrena", explica de forma gráfica. Ese ha sido, por ahora, el momento más crítico de este "irregular" año 2020 desde el punto de vista del balance comercial y a la espera de cómo se comporta en el trimestre final. Si que establece Unzalu una "clara diferenciación" de la afección de la pandemia entre los locales de alimentación y el estrago que ha causado en el sector hostelero y, en concreto, entre los cuatro gastrobares existentes en el interior del mercado.
Con la esperanza de que los buenos registros de julio y agosto sean el repunte en el último trimestre, Unzalu se asoma desde su puesto de la carnicería con "incertidumbre" a lo que puede deparar la recta final de este extraño ejercicio. El contacto diario con la clientela es la mejor radiografía posible para percibir como está viviendo la ciudadanía gasteiztarra el azote del covid-19. "La gente está con miedo y eso se percibe desde nuestra posición mientras despachamos", precisa. Ese "miedo" de la clientela se traduce en cuestiones sencillas al ver "cómo se altera la clientela por cosas simples. Estamos todos muy susceptibles y sensibles con esta situación", admite.
Para adaptarse a las limitaciones impuestas por la presencia del patógeno, Unzalu ensalza todas las medidas implementadas por la dirección del mercado y encaminadas a ofrecer una sensación de máxima garantía y comodidad hacia la clientela. Sigue habiendo episodios "puntuales" como ver a gente sin mascara paseando entre los pasillos, pero es una rara excepción. La Plaza de Abastos fue uno de los sitios pioneros de la ciudad donde se fijaron las primeras marcas en el suelo para garantizar los dos metros de separación entre el personal y regular el flujo de circulación. Además, se colocaron unos porteros para controlar el acceso y desde hace varias semanas se han sustituido por unas pantallas que informar en todo momento del nivel de ocupación del mercado y de las plazas libres que aún restan por cubrir. "Desde el minuto uno el gerente de la plaza se preocupó por establecer las normas y colocar cartelería por el interior", ensalza Mari Carmen Unzalu. Es también habitual que la Ertzaintza frecuente el mercado para comprobar el correcto funcionamiento.
Aforo de 580 personas. Dentro de las medidas implantadas para controlar la presencia de clientes en el interior de la Plaza de Abastos, la dirección del recinto ha implantado un contador electrónico para supervisar en todo momento que no se supera el límite de 580 personas establecido como aforo máximo. Una serie de pantallas distribuidas por el interior ofrecen información en todo momento de la presencia de clientes y cada 15 minutos se repite por megafonía la obligación de portar mascarilla.
"Se ha notado que la gente no se ha ido y tampoco ha acudido a comer a restaurantes"
Presidenta comerciantes Plaza Abastos