- El grupo ecologista y antinuclear Eguzki ha venido denunciando en las últimas semanas varios vertidos que se han producido en Euskadi en lo que va de agosto, dos de ellos en Araba. Desde la asociación, recuerdan que este suele ser "tradicionalmente, un mes en el que no suelen faltar las denuncias por vertidos", y que no solo se producen en mar o en ríos, sino también en tierra.

Además, informan de que la cantidad de denuncias varía de un año a otro, pero está dentro de un rango "más o menos normal, porque ha habido años que hemos denunciado en una quincena unas cinco o seis". El grupo quiere dejar claro que estos son hechos y vertidos "de los que nosotros tenemos conocimiento y que hemos dado a conocer a Ura para que los investigue y analice, así como a otros departamentos", y consideran que ha habido más vertidos de los que han detectado ellos. Por eso, piden a las instituciones que "cumplan lo prometido". Aseguran que las obras de saneamiento llevan "mucho retraso", que en algunos casos se remontan a décadas -por ejemplo, en la parte alta del Nervión, la zona de Amurrio y Laudio, donde recuerdan que se trata de proyectos de los que ya se hablaba en los años 80-. También creen que, en cuanto a su capacidad sancionadora, "en muchos casos se actúa de forma bastante laxa". Por eso, consideran que se puede ser "más contundente", porque advierten de que "muchas veces, contaminar sale barato. Las multas y sanciones que se imponen, son menores que lo que le costaría a esa empresa gestionar esos residuos de una manera legal".

Porque en esta época de calor, además, uno de los problemas es el menor caudal de agua, que "hace que vertidos que durante el año igual también se dan, un mayor caudal los disimula", explica uno de sus miembros, Garikoitz Plazaola, a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. "Quiero pensar que se conocen más casos porque se denuncia más, que una parte de la sociedad está más concienciada y tiende a dar a conocer este tipo de hechos; que es también uno de los motivos por los que damos a conocer lo que ocurre", opina, aunque afirma que "también es verdad que a raíz de los trabajos que se han hecho de construir infraestructuras de saneamiento, de los procesos que se han mejorado en muchas empresas se está consiguiendo que en algunos ríos mejore la calidad".

El primer caso en Araba del que han tenido constancia este mes ha sido en Iruña de Oca, el sábado 8. El vertido se dio en el Zadorra, a la altura de Víllodas, y produjo una "afección a la fauna y en especial a una cantidad considerable de barbos". Aún desconocen el origen, y en el momento en el que lo detectaron informaron a la autoridad competente. Ura aún no ha hecho públicos los resultados de los análisis, porque Plazaola recuerda que "suele hacer una estadística anual, pero no tiene costumbre de hacerlo público inicialmente".

Respecto a los barbos, recuerda asimismo que "afortunadamente, es una especie relativamente abundante". Los vertidos generan normalmente -explica- una despoblación en un tramo del río. "Si estamos hablando de una zona en la que se acaba recogiendo o en la mayor parte de los casos se acaba diluyendo -cuanta más agua se mezcle, menor es la concentración hasta que se llegue a la difusión del producto-, que es lo que suele pasar; acaban quemando una parte del río, que puede ser quinientos metros, un kilómetro, dependiendo del producto y de la cantidad de producto que se vierta".

Como consecuencia de ello, relata que los ejemplares del resto del río -de la parte que no ha sido afectada- son los que van repoblando esa zona que ha quedado "seriamente afectada". No siendo especies protegidas, recuerda que no es irreversible. "Ahora bien, visto desde otro punto de vista, tenemos que tener en cuenta la capacidad de contaminación de esos productos". Este miembro de Eguzki explica que, por ejemplo, si se trata de metales pesados como cadmio, manganeso o productos como mercurio "muchas veces se sedimentan, se quedan en el limo y pueden ir contaminando la vega del río".

El otro caso que se ha dado es el de Apodaka, hace apenas dos semanas. En ese caso, dejaron bidones de 200 litros "amontonados con productos químicos" en una campa. En nota de prensa, el grupo informó de que se trataba de un vertido ilegal, ya que, "según las etiquetas, los bidones, de 200 litros de capacidad, contenían un líquido inflamable, y uno de ellos se encontraba significativamente hinchado". Eguzki, ante la proliferación de vertidos, quiere decir que a día de hoy hay puntos de vertido para los diversos residuos (garbigunes principalmente) y que el desconocimiento "no sirve de excusa, pues cualquier Ayuntamiento puede informar, en la actualidad, cómo gestionar los diversos residuos".

Desde Eguzki ven hacer este tipo de denuncias como una herramienta con múltiples funciones. Por un lado, aporta el mero hecho de dar a conocer lo sucedido; también la de denunciar la propia ilegalidad; y porque quieren concienciar con ello. A los vecinos y vecinas les solicitan su colaboración. Pueden informar de lo que vean llamando al 112 o si quieren, a Eguzki en el 688662532. En el caso de que tengan alguna duda de si se trata de un vertido o no, "es mejor llamar, y a raíz de las preguntas que se les puedan hacer, determinar si hay un vertido", explica finalmente.

Cumplimiento. Desde Eguzki, piden a las instituciones que "cumplan lo prometido". Aseguran que las obras de saneamiento llevan "mucho retraso", que en algunos casos se remontan a décadas -por ejemplo, en la parte alta del Nervión, la zona de Amurrio y Laudio, donde recuerdan que se trata de proyectos de los que ya se hablaba en los años 80-.

Contundencia. También creen que, en cuanto a su capacidad sancionadora, "en muchos casos se actúa de forma bastante laxa". Por eso, consideran que se puede ser "más contundente", porque advierten de que "muchas veces, contaminar sale barato".

200

El segundo caso de vertidos en Araba se dio en Apodaka, hace apenas dos semanas, cuando dejaron bidones de 200 litros "amontonados con productos químicos" en una campa. En nota de prensa, el grupo informó de que se trataba de un vertido ilegal, ya que, "según las etiquetas, los bidones, de 200 litros de capacidad, contenían un líquido inflamable, y uno de ellos se encontraba significativamente hinchado".