- El primer informe de evolución de campaña realizado por el servicio de Viticultura y Enología, de la Casa del vino de Laguardia comienza dando un repaso al inicio de la temporada, marcado por las condiciones climáticas apropiadas para la aparición de mildiu y oídio, aunque no como se está dando en otras zonas más húmedas de la denominación, y con una incertidumbre muy importante en el conjunto del sector, tanto del Rioja como de txakoli sobre cómo evolucionará el consumo de vino por la incidencia de la pandemia del coronavirus.

Así, a un octubre de 2019 seco y caluroso que facilitó el fin de la vendimia previa, le siguió un noviembre muy lluvioso y frío, con nieves tempranas en las cumbres. Los casi 150 litros por metro cuadrado de lluvia convirtieron noviembre en el más lluvioso de los últimos 50 años. Sin embargo, el invierno resultó seco, con valores un tercio por debajo de lo que corresponde a la época y temperaturas elevadas, con registros a mediados de noviembre, la mayor parte de diciembre y febrero anormalmente altos. El invierno meteorológico, por su parte, quedó reducido a apenas unos días desde finales de año hasta la segunda semana de enero en la que el frío se dejó notar.

El mes de marzo comenzó con lluvias y cuando parecía que asomaba el invierno, enseguida subieron las temperaturas con registros más propios de primavera que de la etapa invernal. La segunda semana de marzo empezaron las yemas a hinchar con un adelanto en ese momento de unos 15 ó 20 días sobre un año normal. A partir del 15 de marzo el tiempo experimentó un giro radical: durante unos días descendieron las temperaturas y se produjeron precipitaciones de lluvia y nieve paralizándose la viña y acercándose en cuanto a su evolución fenológica a fechas normales.

El mes de abril fue el típico de primavera en cuanto a lluvias, pero con temperaturas muy cálidas y días fríos puntuales a principios y finales de mes. A lo largo de abril, que es el más sensible para la viña en lo referente a heladas, las temperaturas afortunadamente no descendieron por debajo de cero grados. En lo que llevamos de primavera la cantidad de precipitaciones ha doblado prácticamente las cifras habituales recuperándose sobradamente el déficit del invierno.

Primeros problemas En cuanto a las temperaturas, esta estación está siendo muy cálida. Esa meteorología, con alta disponibilidad de agua y temperaturas elevadas está favoreciendo el rápido crecimiento de los brotes de la viña, pero al mismo tiempo se confirma lo que ya se anunciaba a principios de mayo: que sería un año complicado en cuanto a enfermedades fúngicas.

En mayo se generaron tormentas con mucha frecuencia con chaparrones abundantes. Los días 8 y 9 se produjeron granizadas con daños importantes en localidades de Rioja Alta. En Labastida y Samaniego, los municipios de Rioja Alavesa más afectados por el pedrisco de la noche del 9, el granizo ocasionó daños directos destacables en viñedos de áreas muy localizadas. A esos daños iniciales habrá que añadir los consiguientes por afecciones al cuajado que puedan producirse y que es de prever que abarquen áreas más amplias.

El mes de junio comenzó en la misma línea que mayo, con atmósfera agitada, temperaturas muy altas y tormentas con lluvia, condiciones muy propicias para el desarrollo de mildiu y dificultades para realizar los tratamientos al no poder entrar a tratar debido al estado del terreno.

La situación actual en Rioja Alavesa es que los viticultores han realizado como media ya tres tratamientos y hasta cuatro con productos ecológicos y convencionales (sistémicos). Aun así, hay viñedos, la mayoría en parajes más sensibles de la ribera del Ebro, como Labastida-Salinillas de Buradón, Baños de Ebro o Elciego, pero también en otras áreas ubicadas más al norte, como Navaridas, Villabuena y Laguardia, que presentan daños significativos y dificultades para su control. Además, el terreno ha estado durante días anegado, lo que ha dificultado la entrada para tratar, siendo el mildiu una enfermedad que, una vez que aparece, su control es difícil, por lo que actuar de forma preventiva es primordial. Se anuncia que hasta mediados de este mes se mantendrán las temperaturas bajas, favorable para evitar el mildiu, lo contrario que para el oídio.

En el área de Arabako Txakolina, el invierno ha sido seco y cálido. A fecha de hoy, el cultivo se encuentra adelantado 15 días. La fenología de la viña coincide con Rioja Alavesa y el estado sanitario es excelente.

150

Por metro cuadrado caídos en noviembre convierten el de este año en el más lluvioso desde hace 50.