- La espergura, la poda en verde que se realiza en esta época del año, se está encontrado con importantes dificultades. Por una parte, la falta de trabajadores para llevarla a cabo como consecuencia, básicamente, de los problemas de movilidad causados por la normativa del estado de alarma, y, por otro, por la climatología, ya que las continuas lluvias primaverales han anegado casi todo el territorio alavés.
La espergura es una labor fundamental en el viñedo para lograr mejor calidad en las uvas. Se trata de la eliminación de parte de la vegetación de la cepa para concentrar todo el potencial de crecimiento y óptimo desarrollo en los brotes con racimo. Para ello se realiza una sencilla operación como es localizar los brotes excesivos en la madera vieja, tronco y brazos de la cepa, eliminando esos 'chupones' para concentrar la fuerza de la planta en el desarrollo de los pámpanos que brotan en los pulgares, ya que son los portadores de los futuros racimos.
Los viticultores de la comarca suelen contar, habitualmente, bien con trabajadores temporeros que acuden formando cuadrillas desde hace años para colaborar con los mismos empleadores, o con los grupos que se gestionan desde la UAGA, según las necesidades que plantean los agricultores o bodegas y que llegan a Rioja Alavesa en el marco de un periplo que les lleva por diversas campañas por todo el Estado.
Como consecuencia de la pandemia, la mayoría de esos trabajadores, que en realidad son residentes en Portugal, Marruecos u otras regiones de nuestro país, no pueden desplazarse a Rioja Alavesa, porque la distancia es superior a los 80 kilómetros, por un lado, y porque proceden, por otro lado, de provincias diferentes y no está admitida esa movilidad. A pesar de ello hay cuadrillas que han logrado ir llegando a Rioja Alavesa y La Rioja, contratando directamente con los agricultores, que les han facilitado lugar de residencia. También hay otros que deambulan por la Denominación, tratando de lograr unos contratos, aunque casi sin lograrlo por el temor de los empleadores a incurrir en un delito por emplear a trabajadores en situación irregular.
Quien está realizando los trámites adecuadamente es la UAGA, ya que el procedimiento de selección y contratación se lleva a cabo entre la Diputación Foral de Álava, la Unión Agroganadera de Álava (UAGA) y el Servicio Vasco de Empleo, Lanbide.
Desde hace años, la UAGA es el principal proveedor de temporeros con una media anual de 300 personas por campaña, mientras que el resto de contrataciones, que algunos años han subido hasta las 650, se gestiona de manera privada por bodegas o agricultores. De hecho, muchas de ellas cuentan con alojamientos específicos para estos trabajadores, como un elemento más de fidelización y así acuden desde la espergura, la vendimia o la poda.
Este año se calculaba que las previsiones serían de unas 500 las personas que serían necesarias en esta temporada. Así, los tres agentes implicados buscaron captar trabajadores locales de la mano de Lanbide para evitar grandes desplazamientos de temporeros. Como elemento de atracción se recordaba que en este momento, se permite compatibilizar la prestación por desempleo o demás prestaciones sociales o laborales como la RGI con el desempeño de tareas agrarias.
De esta manera, la sede de la UAGA, en Laguardia, se adaptó para poder realizar los trámites de contratación con todas las garantías de seguridad sanitaria. El edificio, ubicado enfrente de la Cuadrilla de Rioja Alavesa, permanece cerrado y en la gran explanada que existe entre la sede y la carretera, se ha instalado una gran caseta y se han delimitado con vallas las zonas de paso de los demandantes de empleo para evitar la proximidad de unos y otros como establece la normativa del estado de alerta.
La cuestión es que si otros años suele haber aglomeración de personas para lograr ser contratadas, este año la explanada suele permanecer vacía. Es cierto que se han realizado contratos, pero no en la cuantía de personal que se necesita para realizar en estas fechas del entorno de San Isidro la importante tarea de eliminar masa verde de las plantas.
De eso se quejaba el jueves una vecina de Elciego, propietaria de un viñedo en la carretera que une esa localidad y Baños de Ebro, que solo permitía la fotografía de sus manos, sin ninguna identificación más. "No me queda más remedio que venir a trabajar, porque no hay forma de encontrar cuadrilla", comentaba mientras pasaba de una planta a la otra. "Este trabajo hay que hacerlo, porque de lo contrario los racimos reciben menos energía y las uvas son de peor calidad", añadía.
En Laguardia, en la trasera del restaurante La Huerta Vieja y la UCEIS, dos vehículos matriculados en Portugal, habían dejado en la cabecera de unos renques a un grupo de seis personas que aguardaban calentándose con un fuego. El que actuaba como portavoz se negó a confirmar que aguardaban para poder trabajar y se opuso de malas maneras a que el periodista tomara foto del grupo o a contestar la razón por la que se encontraban en ese lugar, en un día de llovizna y a la entrada de un viñedo.
Sin embargo, en la carretera que une Baños de Ebro y Samaniego había un par de cuadrillas trabajando a bastante distancia una de la otra. La tónica de ambas era el escaso número de personas que constituían cada una de ellas, ya que es habitual encontrarlas con unas ocho o diez personas y éstas eran de solo cinco, una de ellas, el encargado.
Estas cuadrillas 'legales' no solo habían pasado previamente por la oficina instalada por UAGA en Laguardia, sino que además habían visionado un vídeo elaborado por la UAGA, Gobierno Vasco y Hazi, en el que se explica cómo se hacen las labores de poda en verde de la vid (espergura, despunte, deshojado y aclareo) y los cuidados que se deben tener para evitar accidentes elaborado en castellano, euskera y árabe. Debido a la crisis sanitaria ha sido necesario poner en marcha esta acción formativa con este sistema, ya que no se podía realizar en la sede de la Cuadrilla como se lleva a cabo habitualmente.
Con lo que no se ha podido impartir formación es cómo evitar el anegamiento de los campos. Es la principal razón por la que se están retrasando las labores de la espergura, como comentaban en UAGA. Y es que la lluvia caída estos días de atrás ha dejado embalsamientos de agua muy importantes y una gran cantidad de barro que dificultan el movimiento de los trabajadores. Ese comentario era el de una de las cuadrillas, que prácticamente se tenía que ir sujetando a las viñas para no resbalar y caer, y que también tenían que dejar renques sin trabajar por el encharcamiento que había. En Baños de Ebro, especialmente, varias viñas al lado de la carretera se encontraban intransitables, justo en la zona en la que cuando hay tormentas importantes, baja el agua de las escorrentías con gran volumen inundando la carretera y las casas que se encuentra en su camino. Sin embargo, en la otra punta de la comarca, en Kripan, el alcalde, Joseba Fernández, comentaba que en esa zona apenas había llovido y era más sencillo realizar esta tarea agrícola.
Sea por la razón que sea, la realidad es que este año se ven más propietarios de los terrenos realizando la tarea de la espergura porque "no encontramos cuadrilla" y en las redes sociales se comenta que son las familias las que la realizan por esa falta de trabajadores y por la permisividad que se está dando en esta ocasión, ya que habitualmente es ilegal si no hay por medio un contrato de trabajo oficial.