- Las dificultades para contratar trabajadores temporeros para la campaña de la espergura en los viñedos, que teóricamente se debe realizar en mayo, trae de cabeza a los viticultores, a UAGA, que es la organización más implicada, y a las propias administraciones.
En cualquier otro año, a estas alturas UAGA ya había comenzado a contactar con las cuadrillas que llegan desde otros países, como Marruecos, o que recorren varias denominaciones. Pero la limitación que tienen los trabajadores de residir a menos de 80 kilómetros de las tierras en las que trabajan ha supuesto un problema insalvable en muchas ocasiones.
A esto se une que muchas bodegas cuentan con temporeros casi fijos, que acuden a trabajar todos los años desde hace tiempo. Sin embargo, de momento no podrán hacerlo a causa de las limitaciones de movilidad. Esto sucede en bodegas como Ostatu, Torre de Oña, Marqués de Riscal, Luis Cañas y otras con alojamientos propios que, en las vendimias, cuentan siempre con las mismas cuadrillas, aunque para la labor de la espergura, o la poda, no siempre acuden los mismos o se recurre a trabajadores de la propia zona.
Este año, sin embargo, la situación es bien diferente y, en este contexto, la Diputación Foral de Álava, la propia Unión de Agricultores y Ganaderos y el Servicio Vasco de Empleo, Lanbide, se han aliado para dar respuesta a la acuciante necesidad de trabajadores temporeros, de cara al inicio de varias campañas de trabajo en el sector agrícola del territorio histórico, entre ellas la espergura y la vendimia, o la patata.
La idea surgió ante el cierre de fronteras y las limitaciones de movimiento provocadas por el covid-19, que han ocasionado que los agricultores alaveses no vayan a poder contar con su mano de obra habitual. Para hacer frente a ello, la Diputación, UAGA y Lanbide ya están ultimando poner en marcha un proceso de selección entre las personas del entorno más cercano.
Habitualmente, UAGA ejercía como principal proveedor de temporeros con una media anual de 300 personas por campaña, mientras que el resto de contrataciones, que algunos años ha subido hasta las 650, se llevaban a cabo de manera privada. En esta ocasión las primeras estimaciones señalan que serán más de 500 las personas que serán necesarias en esta temporada. Así, los tres agentes implicados buscan captar trabajadores locales de la mano de Lanbide y con ello, evitar grandes desplazamientos. Cabe recordar que en este momento se permite compatibilizar la prestación por desempleo o demás prestaciones sociales o laborales como la RGI con el desempeño de tareas agrarias.
Mientras se ultiman los detalles, la Diputación alavesa, UAGA y Lanbide trabajan, junto con Hazi, en el diseño de una rápida formación en riesgos laborales, al estar suspendida cualquier actividad educativa presencial, ya que hasta ahora ésta se llevaba a cabo en las instalaciones de la Cuadrilla de Rioja Alavesa. Esta formación consistirá en videos cortos o píldoras a través de móvil, también en árabe. Asimismo, se preparan EPI que garanticen la seguridad del trabajador en el campo.
Rioja Alavesa, y los territorios del txakoli, como es la cuadrilla de Ayala, afrontan durante las próximas semanas las labores de poda verde, unos trabajos que durarán hasta aproximadamente finales de junio y que habitualmente se llevan a cabo con grupos de jornaleros profesionales que se mueven por nuestro país y los vecinos. Se trata de una fase clave en lo que concierne al proceso de la vid, con una primera poda en la que se suelen eliminar los brotes improductivos reduciendo el vigor de la planta para potenciar los brotes más adecuados para su floración.
Además, como la poda en verde supone eliminar vegetación de las plantas, favorece la sanidad, la aireación e insolación; y en consecuencia, la óptima maduración de los racimos y por tanto la calidad.