Vitoria. La defensa del exdirector del yacimiento romano alavés de Iruña-Veleia Eliseo Gil ha calificado de "cuento infantil" la acusación de que este falsificó 291 grafitos y ha censurado la falta de argumentos y de rigor jurídico para mantenerla.
El letrado de Gil ha comenzado así a desgranar sus conclusiones en la última sesión del juicio contra él en el Juzgado de lo Penal 1 de Vitoria por la supuesta falsificación de grafitos de este yacimiento que cuando fueron presentados en publico, en 2006, fueron calificados de históricos porque, entre otras cuestiones, adelantaban al siglo III la aparición del euskera.
El abogado del principal acusado, que pide su absolución, ha dejado claro que el objetivo de esta excavación no era la de encontrar grafitos y que Gil no tenía presión por parte de la empresa que subvencionaba el proyecto, Euskotren, para ello. "Por lo tanto, ¿cuál es el móvil para falsificar?", se ha preguntado.
"No hay móvil, ni un mínimo indicio" y por tanto "es totalmente absurdo pensar que Gil se ponga a falsificar". "¿A quién se le puede ocurrir falsificar 291 piezas?" es "imposible", ha añadido.
Ha censurado también los testimonios "malintencionados" de arqueólogos que han declarado en el juicio y que han "intentado sembrar dudas" cuando nadie de ellos se quejó ante la Diputación de Álava, propietaria del yacimiento, mientras trabajan allí.
Nadie se quejó del método de trabajo, ni se discutió la autenticidad de los grafitos hasta 2008, ha asegurado el letrado de Gil, quien ha remarcado que no está acreditado que estos sean falsos.
En este sentido ha criticado que existe debate científico sobre estos grafitos, con informes tanto a favor como en contra de su autenticidad, pero que sin embargo todo se ha zanjado en base al estudio del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) hecho por un geólogo que en el juicio calificó de "burdas" algunas de las falsificaciones.
Además ha censurado que se impute ahora a Gil una comisión por omisión de los delitos y se ha preguntado por cuántos profesores e investigadores tendrían que estar entonces sentados en el banquillo de los acusados por no haber hecho nada.
También ha asegurado que no ha quedado acreditado que el autor de los supuestos grafitos falsos haya sido Gil y que en el juicio los peritos calígrafos presentados por la acusación no han podido concluir algo así.
El letrado ha arremetido contra la Fiscalía por las modificaciones introducidas en los delitos al final del juicio, algo que ha calificado de "totalmente irregular" y que pretende así "eludir que no se ha podido acreditar que Gil es el autor de las falsificaciones".
Ha aludido a la prescripción del delito sobre el patrimonio porque las supuestas falsificaciones se llevaron a cabo entre mayo de 2005 y junio 2006, y no fue hasta julio de 2009 cuando se le imputó el delito, por lo que habían pasado los tres años fijados.
Asimismo ha pedido la nulidad de la instrucción y ha criticado que el atestado de la Ertzaintza describiera el caso como "una de las mayores falsificaciones y/o manipulaciones realizadas sobre materiales arqueológicos del mundo romano". "Eso lo estamos juzgando hoy no en 2008", ha añadido.
Asimismo ha reclamado también a la jueza que tenga en cuenta la atenuante muy cualificada de dilaciones indebidas. "No se puede tener en una pena de banquillo desde 2009 a 2019" (cuando terminó la instrucción) ha subrayado el letrado, que también ha hablado de presión mediática y "oscuros intereses" en contra de Gil.
Finalmente ha asegurado que fue la Diputación de Álava la que presentó a su defendido al otro imputado en esta causa, Rubén Cerdán, como la "persona adecuada" para hacer las analíticas sobre las piezas supuestamente falsas.
La Fiscalía pide para Cerdán dos años y medio de cárcel por un delito de estafa y la Diputación alavesa tres años y nueve meses.
La abogada de Cerdán, que reclama su absolución, ha censurado la "penuria" de los elementos probatorios en su contra y la "mala fe" observada. Ha recalcado que Cerdán es físico por la universidad de Tel Aviv, que ha llevado a cabo los informes que se le pidieron y que las acusaciones no han probado que no sea así.