lantarón - Como está sucediendo con otras muchas cosas, la incertidumbre política también afecta a los planes para tratar de reducir el impacto del cierre de la central nuclear de Garoña y la realidad es que de las iniciativas acordadas hace ahora un año, en un encuentro celebrado en Quintana Martín-Galíndez (Burgos), de ayuntamientos y administraciones públicas no se ha iniciado ninguna de las propuestas.

La situación, además, se vuelve preocupante, porque el dinero para financiar el plan estaba previsto que saliera del impuesto a los residuos nucleares que el Consejo de Ministros ha recurrido ante el Tribunal Constitucional, paralizando su aplicación y dejando en la incertidumbre a los 14 pueblos, 12 burgaleses y 2 alaveses, que están afectados por el cierre de la planta. La estrategia de dinamización para el área de influencia de la central nuclear es la denominación del amplio estudio realizado por la asociación de municipios afectados por centrales nucleares, en colaboración con los grupos de acción local Ceder Merindades, Adeco Bureba y Cuadrilla de Añana, en colaboración con la sociedad para el desarrollo de Burgos Sodebur. Se trata de un amplio estudio de 22 proyectos, divididos en cinco áreas de actuación, valorado en 120 millones de euros y un plazo de ejecución hasta 2030.

El 1 de agosto de 2017, el Gobierno anunció el cese definitivo de la explotación de Garoña, en el Valle de Tobalina, según recuerda el documento que analiza el pasado de la central y valora la realidad socioeconómica de este territorio. Tras ese anuncio, los municipios del entorno de la central (Bozoó, Cascajares de Bureba, Encío, Frías, jurisdicción de San Zadornil, Merindad de Cuesta-Urria, Miraveche, Oña, Pancorbo, Partido de la Sierra en Tobalina, Santa Gadea del Cid y Valle de Tobalina, en Burgos, y Lantarón y Valdegovía, en Álava), que tienen entre sus objetivos principales el apoyo a la promoción del desarrollo económico y social, decidieron dar un paso adelante y empezar a trabajar en la búsqueda de alternativas que palíen las negativas consecuencias de dicho cierre.

Un año después el documento de consenso estaba listo para ser sometido a la consideración de todas las administraciones implicadas. El plan abarcaba a los catorce municipios, cuyo principal nexo de unión es su pertenencia a la Zona I del Plan de Emergencia Nuclear exterior a la central nuclear de Garoña y la mayoría incluidos en el Parque Natural de los Montes Obarenes-San Zadornil. Esta doble condición es la que dota de coherencia al territorio y le confiere una singularidad especial en cuanto a su potencial y cualidades medioambientales. Pero frente a esos valores y potencialidades, los catorce municipios comparten una problemática común en términos de pérdida de empleo, caída de la actividad económica e ingresos municipales.

Un tercio de la zona es Álava Según el trabajo realizado por todos los grupos de acción rural que participaron en su elaboración, la superficie total de los catorce municipios objeto de intervención es de 1.007,26 kilómetros cuadrados, de los que Valdegovía tiene 238,16 y Lantarón 67,72. Esa amplia zona está considerada como superficie desfavorecida, ya que a tenor de la definición que de ellas hace la UE el 100% del territorio de esos municipios se encuentra enmarcado en alguna de las figuras como tales, en particular, zona desfavorecida con riesgo de despoblamiento o zona desfavorecida de montaña.

Respecto a la actividad económica que se desarrolla en los municipios afectados se destaca que en su mayoría pertenecen al sector primario: en su mayor parte el terreno está constituido por tierras de cultivo y áreas forestales y la ganadería tiene un gran potencial de desarrollo. Se cuenta con una gran extensión territorial y, sin embargo, no está suficientemente aprovechada. Algunos municipios como Valle de Tobalina y Oña desarrollan una importante actividad económica en el sector servicios y, en el caso de Pancorbo, Lantarón y Valdegovía, también en la industria. De las 386 empresas de ese territorio, 135 son de Valdegovía y 102 de Lantarón.

Tras analizar éstas y otras circunstancias, el plan propone 5 grandes planes de acción a desarrollar en los 14 términos municipales que se verán especialmente afectados por el cierre de la central. Un primer plan denominado Garoña sostenible, con acciones específicas para desarrollar medidas relacionadas con la energía, la agroalimentación, en turismo y las nuevas actividades económicas. En la primera de ellas, relacionada con la energía, el objetivo es fomentar y dinamizar el desarrollo económico de la zona de influencia de la central nuclear mediante la potenciación de otras formas de producción de energía. También se busca impulsar la competitividad industrial del territorio, promoviendo el desarrollo económico y social a través del aprovechamiento de sus recursos naturales autóctonos y de la implantación de nuevos modelos de negocio basados en la sostenibilidad energética.

Entre las acciones concretas se encuentra la implementación de un centro de acopio de biomasa, el estudio de la posibilidad de la energía hidráulica como recurso económico tanto para autoconsumo como fuente de ingresos complementaria para los municipios.

En cuanto al segundo bloque, Garoña agroalimentaria, se busca optimizar el aprovechamiento de los recursos endógenos procedentes del sector primario como fuente de generación de empleo y actividad económica, favoreciendo el impulso de una actividad agroalimentaria basada en parámetros de calidad y sostenibilidad. Se propone, asimismo, el desarrollo de polos agroalimentarios en la zona para rentabilizar las producciones agroalimentarias locales y generar actividades económicas y empleo.

También se incluye la potenciación de ganadería extensiva y razas autóctonas como método de aprovechamiento sostenible del territorio mediante prácticas respetuosas con el medio ambiente. Con ello se quiere mostrar la ganadería extensiva como elemento de desarrollo económico, generación de empleo y fijación de población y como un elemento que contribuye al mantenimiento de las áreas arboladas y de pasto por métodos sostenibles y respetuosos con el medio ambiente.

Respecto al turismo, se propone la puesta en valor y promoción del patrimonio natural y cultural a través de un programa de inversiones para alojamiento y servicios adecuados a las necesidades del flujo de visitantes. Con ello se quiere garantizar una atención profesionalizada y de calidad e incrementar los recursos económicos destinados al sector. La promoción de esta actividad también contempla el diseño de producto turístico: senderos, agua y ornitología, la creación de un parque temático asociado a la energía nuclear y la aplicación de un programa de Calidad turística. Por último, en el apartado de nuevas economías, el plan parte de la potenciación del rendimiento del parque empresarial para facilitar el reconvertir el entorno de Garoña en un territorio de referencia en nuevas economías y alineado con las directrices europeas, a través del fomento de la economía circular, economía verde, economía ecológica, economía social, etc.

A esto se sumaría la creación de una cátedra de nuevas economías entre la Universidad del País Vasco y la Universidad de Burgos, que diera un impulso a la I+D+i. Esto conllevaría la definición de un programa formativo especifico entre técnicos de UPV y de la UBU orientado al fomento de las nuevas economías de tal manera que se constituya en una formación de calidad y apoye el desarrollo de empresas y la generación de empleo en el territorio así como que propicie la creación en la zona del centro nacional de nuevas economías.

Nuevas tecnologías El segundo bloque del plan se denomina Garoña conectada y su objetivo es garantizar el acceso a Internet, telefonía móvil y TDT en condiciones óptimas toda la población, así como facilitar transporte adaptado a las necesidades de los residentes.

El tercer bloque se centra en la formación con el programa Garoña formada. Con ese planteamiento se busca la profesionalización especializada como herramienta de generación y consolidación de actividades económicas sostenibles vinculadas a las oportunidades del territorio, para así generar oportunidades de inserción laboral en el marco del desmantelamiento de la central. Entre otras vías se propone una formación aplicada a razas autóctonas, cultivos alternativos, turismo, forestal...

Con el cuarto bloque de actuaciones, Garoña repuebla, se pretende compensar la pérdida de población activa y actividad económica derivada del cierre de la central nuclear. La idea es desarrollar medidas para revertir la tendencia al descenso y al envejecimiento demográfico, incentivar el deseo de vivir en el medio rural y mejorar la prestación de servicios y la calidad de vida en los pueblos.

Por último, el plan desarrolla iniciativas para que las administraciones más cercanas, los ayuntamientos, puedan contar con recursos para dotarse de las infraestructuras necesarias para mejorar la calidad de la vida de la población y atraer nuevos habitantes, así como para mantener los servicios municipales que se vienen prestando durante los años de actividad de la central para que su cierre no conlleve un menor nivel de prestación de los mismos.

Todas estas medidas están someramente desarrolladas en el plan y se ha fijado un presupuesto de 119.100.000 euros, que, a día de hoy, están cuestionados tras la paralización del impuesto a causa del recurso del Consejo de Ministros.