Vitoria - Descorche festivo sí que lo hubo ayer, pero sin vidrio y latas, gracias al civismo, que un año más, volvieron a demostrar gasteiztarras como Blanca, Ainhoa y Patricia, que para poder entrar en la Virgen Blanca tuvieron que ir antes de las seis de la tarde, con el fin de superar los controles de seguridad en los accesos de esta plaza, como en las zonas aledañas. En su caso, estas amigas de 21 años que se conocieron estudiando en San Viator, eligieron entrar por el puesto de seguridad que había en la calle Diputación y lo hicieron con éxito, gracias a que en vez de botellas de cristal y latas, habían elegido las botas verdes de Ez bota la bota que poseen, como puntualizan, desde hace dos años.
Aunque, eso sí, a su cita con Celedón, que no se la pierden desde hace siete años, llegaron “más tarde que nunca” porque como dice el refranero popular, haz planes y te saldrán planillos. “Es el año que más hemos tardado en venir a ver la bajada porque nos ha surgido un imprevisto. Hemos perdido el tranvía y al final hemos entrado a la plaza de la Virgen Blanca a las 16.45 horas”, explicaban estas chicas.
Pese a ello, no tuvieron problemas en hacerse un hueco. “Cualquier lugar de ella es bueno para el que quiera disfrutar de la fiesta”, resaltan estas simpáticas gasteiztarras que, una edición más, salieron con sus camisetas manchadas de vino tinto, “pero por lo menos este año ha hecho más fresco”, añaden.