izoria - El arqueólogo ayalés, Jon Obaldia, va a guiar a las 11.30 horas de mañana una nueva visita al poblado fortificado de la Edad del Hierro en el monte Babio para la que basta con personarse en la cima ayalesa, aunque a las 11.00 horas habrá disponible un todoterreno en el txoko de Izoria para facilitar el acceso al yacimiento. Y es que, fue él quien dirigió a finales de julio y principios de agosto del año pasado al equipo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi que realizó una prospección arqueológica en la citada cima, tras las huellas de un hipotético asentamiento humano de la Edad de Hierro, que resultó ser tan real que ha propiciado un plan de excavaciones para cinco años, cuya primera campaña ha arrancado esta misma semana.
En concreto, el equipo de trabajo, integrado por diez personas, entre arqueólogos, restauradores y personas voluntarias del entorno interesadas en la recuperación e investigación del patrimonio, inició la labor de desbroce de la superficie a excavar el lunes 29 y prevé continuar hasta el 10 de agosto. “Este año nos centraremos en las zonas aterrazadas sobre las que edificaban viviendas, en busca de restos y materiales que nos den pistas de cómo vivían; así como en la muralla superior, y algo de la cercana cueva de los franceses para ver si la usaban de necrópolis”, apunta.
Y es que, el trabajo de campo realizado el pasado verano, que fue financiado entre la Junta Administrativa de Izoria y el Ayuntamiento de Ayala, consistió en la realización de ocho catas a ambos lados de las murallas paralelas concéntricas que abrazan la cumbre. Una tipología defensiva típica de los castros de la Edad de Hierro, que hacía pensar en un poblado autrigón fortificado, de entorno a unas diez hectáreas, similar al estudiado en los años 80 en la cercana cima de Peregaña en la localidad ayalesa de Oceka, aunque aquel abarca 20 hectáreas, y que ahora, una vez analizados los restos en laboratorio, “podemos asegurar que son de finales de la Edad de Bronce o primera Edad de Hierro, lo que implica que aquí hubo asentamiento humano en torno a 1.200-600 años antes de Cristo”, matiza Obaldia. Lo que está por demostrar es si había relación entre los diversos poblados de la misma época que existen en el entorno, el citado de Peregaña, el de Santa Cristina en Saratxo o el de Santa Águeda en el área Delika-Orduña en el territorio fronterizo entre Bizkaia y Burgos, que ya fue investigado por otro de los compañeros de Obaldia en Babio, Antxoka Martínez. Lo que sí saben es que estos poblados se construían en altura por motivos defensivos y que no eran la residencia de sus moradores durante todo el año. “Sabemos que había otros hábitats más dispersos de agricultores, ganaderos, pastores u otros métodos de vida que, en caso de ataque, subían al Babio a defenderse. Pero vivir allí todo el año era algo imposible, el clima era cuatro grados más frío”, pone de ejemplo.
Restos cerámicos Las personas que se acerquen a la visita de mañana recibirán más información en torno a la historia de este yacimiento desde las primeras investigaciones realizadas en los años 80 por el ya fallecido sacerdote y fundador de la asociación etnográfica Aztarna de Amurrio, Félix Murga, hasta la llegada al mismo de la asociación de Ciencias Aranzadi y el trabajo efectuado. Por lo que respecta a los restos encontrados hasta ahora, en su mayoría se trata de piezas de cerámica, restos de vajilla, así como piedras trabajadas estilo lascas de cantería y similar que, “una vez datadas y documentadas, se entregan al Bibat”, matiza Obaldia, para el que el objetivo de esta prospección era dotar a este yacimiento de categoría de monumento, de cara a protegerlo por normativa y evitar, con ello, “aberraciones como las que se registraron hace 7 u 8 años cuando hubo quien pensó que el mismo centro de estos restos arqueológicos eran un lugar idóneo para llevar a cabo enterramientos de cenizas y similar”, lamenta. Para la visita de mañana se harán dos grupos, uno en euskera y otro en castellano.