VITORIA - La estación veraniega supone el pico de actividad para el campo y la época clave que marcará el resultado final de la cosecha. Nieves Quintana atiende a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA después de una intensa noche dedicada a regar su plantación de patatas.
Ya ejerce como nueva presidenta de Acovi. ¿Ha habido algún acto relevante de traspaso de poderes con la anterior responsable?
-El pasado 14 de junio se llevó a cabo la exposición de los talleres de manualidades de los pueblos del Ayuntamiento de Vitoria hechas por las mujeres. Esa jornada ya se hizo un traspaso del cargo aprovechando la presencia de autoridades. Desde esa fecha ya he empezado la actividad como presidenta con varias reuniones y gestiones.
Coge el testigo de Miren Fernández de Landa a la que aún le restaban años al frente de Acovi. ¿Va a agotar ese periodo hasta 2022 del fin de mandato?
-Las elecciones a concejos fueron en noviembre de 2017 y en marzo del año siguiente se celebró la asamblea general de Acovi. No coinciden ambos eventos. El mandato en Acovi son cuatro años prorrogables y abiertos a que si alguien debe abandonar la responsabilidad lo puede hacer en cualquier momento. Entre los requisitos de Acovi se contempla que para formar parte de la junta directiva hay que estar presente en alguna otra de las de los 63 pueblos de Vitoria como presidente. A raíz de eso es cuando la asamblea procede a elegir la junta de Acovi. Hasta ahora estaba en funciones de vicepresidenta y también contemplan los estatutos que en caso de alguna incidencia, es este cargo quien asume la presidencia. Resta esperar hasta la próxima asamblea, en marzo o abril de 2020, para la ratificación.
¿Le comentó Fernández de Landa su salto a la primera línea de la actividad política municipal?
-Ella fue quien comentó a la junta de Acovi ese paso y empecé a temblar un poco. Nos indicó también el puesto en el que iba y las perspectivas que tenía de lograr salir elegida. Con la trayectoria de Miren Fernández de Landa no esperaba que hubiera esa cambio.
Esta legislatura los concejos van a estar más presentes que nunca en la actividad municipal y con una interlocución directa.
-Nadie mejor que Miren, como concejala de Zona Rural, para conocer las verdaderas necesidades y demandas de los pueblos. Esperemos que sea así. Luego sabemos que una cosa es lo que se quiere hacer, y otra lo que te permitan o te dejen llevar adelante. Siempre hemos venido demandando más presupuesto y servicios para los pueblos. También entendemos que no siempre se puede dar cumplimiento a las demandas, pero nadie mejor que Miren conoce las carencias reales.
¿Qué listado de necesidades concretas van a plantear al Ayuntamiento para la zona rural?
-Sobre todo se precisan equipamientos, servicios y obras. Siempre pedimos un nivel equiparable al de la ciudad, porque pertenecemos al Ayuntamiento de Gasteiz también. A la hora de fijar los más necesarios en esa lista de demandas sería una cuestión como la fibra óptica. Los pueblos del Ayuntamiento de Vitoria todavía carecemos de ella, cuando hay localidades de Álava, más distantes a la capital, que ya la tienen desde el año pasado. También lo vamos a enfocar a las obras, los servicios y el transporte, sabiendo que no todos podemos tener el transporte a la puerta de nuestra casa. Tiene que ver el Ayuntamiento que los ciudadanos de los 63 pueblos también están dentro de su competencia y tenemos esa paridad de derechos como cualquier otro que vive en el centro de la ciudad.
¿Ha tenido ya ocasión de celebrar alguna reunión con Miren Fernández de Landa como nueva concejala de Zona Rural?
-No, aún no ha habido tiempo. Acaban de asumir sus competencias en el cargo. En algunas cuestiones de mayor urgencia, sí que ha habido reuniones con técnicos del área de Zona Rural, pero no con la concejala, sino con una persona de su departamento. Ahora hay que retomar los asuntos, tengo que ponerme al día en todas las cuestiones junto a Sonia Fonseca, como persona de gran confianza en Acovi, y que está al tanto de todos los asuntos.
¿Tienen la sensación de que los concejos son el gran olvidado del Ayuntamiento?
-Lo tengo claro que así es. También es cierto que se ha hecho mucho últimamente en esta cuestión y se ha mejorado. Es cierto que también hay que seguir apoyándolos o visibilizándolos y es misión nuestra seguir reivindicado su papel. Nadie va a venir a cogernos de la mano para esa tarea. Vitoria es la niña bonita y los 63 pueblos es la menos bonita.
Más allá de jornadas concretas como San Isidro u Olarizu el resto del año pasan inadvertidos.
-Efectivamente. En mi caso, además, al pertenecer al sector primario hacemos una labor de conservar el entorno. Una de las penas que tengo es la ausencia de explotaciones ganaderas por la importancia que tienen para aspectos como la conservación y mantenimiento de los montes que hacen imposible poder montar una en las cercanías de la ciudad.
¿Cómo se lleva esa convivencia entre los residentes de toda la vida en los núcleos rurales y los vecinos llegados desde la ciudad?
-Hay de todo. Quien hace su vida y no se mete para nada, y quien llega y todo le molesta, empezando a poner zancadillas por todos los lados. Eso es lo triste. Ahora se habla mucho de producto local y kilómetro cero, pero les molesta una cosa tan habitual como que pase el tractor por una calle.