al veraniego calor del día de ayer sucedió cuando el sol comenzaba a ponerse por el horizonte el calor de las hogueras de San Juan, dando inicio a una de las noches más mágicas de todo el año, la que sirve para celebrar la entrada en el verano, para abrir una época de buenos augurios y echar al fuego todos los malos recuerdos.

Como es tradición, los barrios gasteiztarras de Lakua-Arriaga -primero- y Judimendi -después-, ambos inmersos en sus respectivas fiestas, celebraron los encendidos más multitudinarios de la jornada, aunque las hogueras tampoco faltaron en múltiples puntos de todo el territorio alavés. La representación institucional, como la del diputado general en funciones, Ramiro González, y parte de su equipo, tuvo presencia como es tradición en el primero de los dos distritos. Mientras tanto, en Judimendi, la noche empezó al ritmo verbenero de Tximeleta y se hizo también bastante más larga.

Por San Juan no sólo se venera la figura del bautista, porque esta costumbre tiene un origen pagano y se remonta a mucho tiempo atrás, hasta cinco milenios, cuando los humanos comenzaron a celebrar el solsticio de verano. Los habitantes de la época, que observaban cómo los días se acortaban poco a poco, creían que el sol estaba perdiendo su fuerza y, de esa convicción, surgieron las primeras hogueras, con las que el hombre trataba de devolver al astro rey su energía. Además, en contra de la creencia popular, la de ayer no fue la noche más corta del año, fecha que en este 2019 ha recaído el pasado viernes. Claro que con la llegada del cristianismo, las antiguas tradiciones paganas fueron incorporadas al calendario de ritos religiosos y, debido a ello, la costumbre de encender el fuego quedó asociada al nacimiento de San Juan. En un esfuerzo por cristianizar las fuerzas de la naturaleza, nuevos y viejos rituales se fueron entremezclando y terminaron formando un combinado indisoluble que ha resistido al transcurso de las épocas.

múltiples tradiciones La tradición viene acompañada ahora de rituales amorosos, de otros para atraer la suerte o de la ya mencionada purificación, el elemento más relevante en las hogueras. Saltar el fuego, una maniobra en la que siempre debe caber la debida prudencia, implica la purificación del individuo y ahuyenta también los malos espíritus, aunque cabe resaltar que los mitos y los rituales varían en función del lugar donde se celebre esta noche. La fiesta, de hecho, no se limita únicamente a Euskal Herria ni al Estado español, porque eventos similares se multiplican en numerosos puntos del continente europeo, como Portugal, Reino Unido y los países nórdicos, sólo por citar algunos. En el continente sudamericano también hay muchos países que se suman a esta mágica cita.