amurrio - El Camino Real de la Sopeña, que une Orduña con Artziniega siguiendo las faldas de la Sierra Salvada, fue antaño no solo un trazado importante para el comercio, sino también para la comunicación entre los distintos pueblos de los alrededores, en lo que hoy conocemos como Aiaraldea y Alto Nervión, que sobre todo se dedicaban a actividades pastoriles entre la sierra y el valle. Testigo de que la presencia humana por estos parajes se remonta a la prehistoria son los restos megalíticos que albergan y que, mañana domingo, a partir de las 10.00 horas, podrán conocerse a través de un recorrido cómodo entre los 3,5 kilómetros que separan la localidad ayalesa de Añes de las campas de Oleta, en Menoio, que estará guiado por el investigador amurrioarra, Juanjo Hidalgo.

“Vaya por delante que yo no soy ningún experto en este período histórico, aunque sí me gusta, e intentaré transmitir todo lo que se de la historia de este camino y las huellas que dejaron nuestros antepasados en forma de monumentos megalíticos, así como de sus modos de vida”, adelanta Hidalgo, en relación a los conocidos como dólmenes de las campas este y oeste y dolmen de las campas de Oleta. “En uno no queda más que un cúmulo de piedras, pero todos son túmulos funerarios y otro tiene cámara de grandes losas. La estación se completaría con el dolmen de las campas de la choza, en Lendoñobeiti (Orduña), pero hasta allí no llegaremos en este itinerario”, apunta.

Descubiertos en 1919 El conjunto fue descubierto por Andrés de Aguirre en 1919 e investigado por Juan María Apellániz en 1965-66. De ahí que Hidalgo considere que “bien merecían una revisión por expertos con las modernas técnicas de excavación actuales, ya no solo por análisis de ADN, sino de suelos y de tierras, como se está haciendo ahora con los cuatro grandes de Kuartango, ya que arrojarían mucha luz en torno a fechas y contenido”.

De momento, lo que sí se puede decir es que la construcción de dólmenes -en Euskadi hay casi un millar, tanto en valles como en montaña- dio inicio en el Neolítico antiguo (hace 5.800 años) y se extendió hasta el año 4.000 antes del presente, en una larga horquilla temporal que se conoce como Calcolítico pleno. No obstante, “aunque se dejaran de construir, sí se estuvieron utilizando para enterramientos hasta el Bronce pleno; es decir, hasta hace 3.500 años, y sabemos que permanecieron como lugares sagrados a los que se ha seguido volviendo durante siglos y siglos”, explica.

De hecho, en el estudio realizado sobre el dolmen de las campas de Oleta “aparecieron más de cien fragmentos de cerámica medieval o restos de escoria de hierro que están fuera de contexto, pues son de época muy posterior; fuera a parte de enterramientos de cuerpos con sus ajuares, en forma de cuentas de collar o flechas de sílex que sí corresponden, así como restos de huesos quemados con signos de cremación que hacen difícil asegurar si son de la misma época”, esgrime.

De lo que no tienen ninguna duda Hidalgo es que los constructores y usuarios de los dólmenes ayaleses “fueron grupos humanos que se dedicaban al pastoreo, y en menor grado a la agricultura, y por ello se encuentran junto al camino de la Sopeña que empleaban para trasladar el ganado desde portillos como el de Aro que asciende a Kobata”. Asimismo, explica que estas personas “vivían en cabañas, no en cuevas, aunque el uso de éstas para prácticas funerarias también convivió con el de los dólmenes. Está por comprobar si por el mismo grupo de forma indistinta o por otros, pese a que los restos humanos y los materiales que les acompañan son muy similares”, apostilla.

La organización de esta visita se enmarca en el segundo encuentro que organiza el movimiento ciudadano por el derecho a decidir, Gure Esku del Alto Nervión, en este simbólico punto, donde la ciudadanía está llamada a confluir como forma de establecer un puente entre el pasado y el futuro, a través de una jornada repleta de actividades que se alargará hasta las seis de la tarde.

En concreto, los grupos de montaña de Amurrio, Artziniega y Orduña han organizado marchas hasta Oleta donde, desde las 12.00 horas, habrá música autóctona, danzas, deporte rural, campeonatos de mus y sokatira, comida campestre y romería. La fiesta contará con txosna, bocadillos incluidos, así como autobuses de regreso a cada pueblo del valle desde Salmantón.