VITORIA - La fisonomía de una Gasteiz tranquila y apacible salta por los aires este fin de semana con la alegría y desenfreno que transmite el reinado de máscaras y disfraces. Desde el pasado jueves y hasta que el martes se apaguen los últimos rescoldos del entierro de la sardina nada es lo que parece por obra y gracia de las 26 comparsas y los 7.000 fieles devotos que ejecutan al son de sus canciones las mas variopintas coreografías. Este Carnaval 2019 ya está en la historia vitoriana de la jarana por las descomunales cifras que se han alcanzado en cuanto a agrupaciones presentes e integrantes globales de la caravana.

Sin embargo, no toda la historia Carnavalera ha estado marcada por la masiva presencia en las calles. Basta con girar la vista cuatro décadas atrás para comprobar cómo las máscaras y disfraces eran una anécdota en una ciudad herida recuperándose aún del extenso periodo dictatorial y convulsionada por las secuelas de los trágicos sucesos de marzo del año 1976. A pesar de todos estos condicionantes la asociación cultural de arte popular vasco Indarra decidió en 1979 apostar por un “evento como el Carnaval que no podía pasar inadvertido en Gasteiz”, rememora Juan Ignacio Arce, antiguo presidente de Indarra durante varias décadas y en conversación con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. Indarra surgió en el año 1973 y desde sus origenes se centró en recuperar el folclore, danzas y tradiciones de la cultura euskaldun. Ese buceo en las raíces de la historia les sirvió para descubrir la “escasa documentación referida al Carnaval en Gasteiz, frente a otros lugares de Euskal Herria en los que es nutrida la huella de música y cultura Carnavalera”, rememora Arce. Tampoco existía esa tradición de disfraces rebuscando por la historia de la ciudad y tampoco en los “complicados años” de esa década de los setenta de la pasada centuria. “Apenas se celebraba esta fiesta en la ciudad”, corrobora Arce después de investigar y revolver las entrañas del archivo provincial y reducir sus pesquisas a “un puñado de personas que, de forma individual, allá por 1940 salían por Vitoria a modo de una singular chirigota”, en unas situaciones precarias y limitados por las heridas que dejó el conflicto bélico de la Guerra Civil.

Tras los años de régimen franquista, “el nivel de cohesión que siempre ha tenido Indarra con la presencia de música y danza en nuestro seno fue el elemento primordial que nos sirivió para impulsar y tratar de recuperar ese aire de fiesta”, resume el que fue rector de Indarra por aquel entonces. Con uno de los elementos como la música garantizados, Indarra sembró hace 40 años la semilla que ha permitido brotar y florecer al Carnaval de Gasteiz hasta el esplendor y masificación actual. Nada tiene que ver la luz, colorido y marea humana de este fin de semana con la “media docena que carrozas que empezamos allá por el año 1979 a dar forma y tratar de recuperar el Carnaval”, rememora Arce con una lista en su mano de todos los disfraces de Indarra. Aquellos 130 pioneros de la asociación que desfilaron “por las calles del Casco Medieval y con una leve incursión por puntos como la Virgen Blanca” eligieron para la ocasión las vestimentas de de piratas cosacos. El número global de participantes se limitaba a esa docena de asociaciones con grupos de Judimendi, Abetxuko, Escolapios, el Buen Pastor e incluso vecinos de Gopegi. Ya había colectivos numerosos como los del Buen Pastor o Judimendi que superaban las 300 personas”, concreta con asombrosa frescura Juan Ignacio Txato Arce.

El proceso de creación de los disfraces “era totalmente diferente a cómo se funciona hoy y no tenia nada que ver”, detalla este veterano del Carnaval. Lejos del largo y consensuado proceso que supone hoy en día determinar el mejor disfraz para una comparsa, hace cuatro décadas “las andereños que dirigían las clases de danza, llegada la época de Carnaval, eran las que determinaban lo que se iba a hacer”. A partir de su decisión se ponía en marcha una auténtica academia de corte y confección. “Había que contactar con algún proveedor que suministrara las piezas de tela para llevar a cabo los patronajes de cada traje para cada miembro del desfile. Se hacían los patrones y a partir de ahí cada uno se los llevaba a su casa para que las madres terminaran de dar forma a cada uno de ellos. En mi casa, por ejemplo, eran cinco las vestimentas que había que preparar”, desgrana Arce.

artesanos Hoy es impensable que se pueda repetir esa operativa en lo que hace referencia a los trajes y la confección industrial se ha convertido en el mejor aliado. No hay tanto avance en los que supone la “impresionante aventura” de dar forma y concretar la carroza de cada agrupación. La evolución y el crecimiento hasta las 26 carrozas de este año se debe al trabajo del ejército de especialistas que dedican sus horas de impagable tiempo libre a poner en marcha estos vehículos de la ilusión. “Sería necesario y preciso agradecer, en algún momento, a toda esta gente que tantas horas de su tiempo dedica en los meses previos”, puntualiza Arce. Esta es una de las labores que más ingenio requiere en el proceso Carnavalero, pero no supone ningún contratiempo. “Entre todo el personal que se reune para diseñar y armar las carrozas siempre hay especialistas de todos los gremios y tipologías, que tienen el ingenio, material y elementos necesarios para rematar el trabajo”, opina.

Superando todas estas dificultades, el colectivo de Indarra logró impulsar y levantar la celebración del Carnaval en Gasteiz durante los años más complicados. “Visto el buen ambiente y éxito de esas primeras ediciones, luego resultó mucho más sencillo ir incrementando el número de carrozas y comparsas porque todas se ofrecían a sumarse al desfile”, recuerda Arce. De esa manera empezaron a crecer paulatinamente los integrantes del desfile hasta llegar a la situación actual. En vista del crecimiento de todo el montaje, a finales de la década de los 80 decidió Indarra traspasar todos los trastos para que fuera el departamento de Cultura el que asumiera y liderara la organización. No quiere atribuirse Indarra ningún tipo de mérito o medalla por haber logrado rverdecer esta fiesa y pone en valor el trabajo y aportación de todas las agrupaciones que han hecho posible que Gasteiz sea un Carnaval.