laguardia - Gracias a una iniciativa del Ayuntamiento de Samaniego y a la antigua hermandad del monte de Laguardia, con la colaboración de la Cuadrilla de Rioja Alavesa y su departamento de Medio Ambiente, la sociedad científica Aranzadi ha preparado nueve charcas para la recuperación de anfibios construidas en la zona de Sierra de Cantabria, en los espacios de protección lugares de importancia comunitaria y Zonas Especiales de Conservación (ZEC). Según explica a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA el técnico de medio ambiente de la Cuadrilla, Aitor Senar, estas charcas “se han construido ex profeso para esta actividad. Hemos excavado hasta un metro de profundidad y algunas de ellas las hemos impermeabilizado con unas mallas de butilo para retener el agua lo máximo posible y algunas también las hemos vallado para evitar la entrada de grandes mamíferos”. Ha sido la sociedad Aranzadi la que las ha construido por iniciativa de del Ayuntamiento de Samaniego las que están en su término municipal, y por la Antigua Hermandad en su territorio, en Laguardia. La primera ha contado con apoyo financiero del Gobierno Vasco, pero ha sido la Diputación Foral de Álava quien ha financiado los dos proyectos. Junto a estas charcas, este año se pretende construir una más en Navaridas, a través de una ayuda que ha solicitado Aranzadi de veredas para voluntariado. También el Ayuntamiento de Leza ha presentado una petición de subvención al Gobierno Vasco para construir otras charcas en su zona de sierra y se acaban de terminar un conjunto de 7 u 8 en el recodo de Gimileo, en Labastida, dentro del proyecto Andaverde, que es uno de los espacios incluidos en el programa Life Lutreola, de la Comisión Europea, para la protección del visón europeo, del que hay una veintena de ejemplares en Álava.

llenado gracias a la lluvia Las charcas que ya se han construido en la sierra tienen unos tamaños que oscilan entre los 20 y los 100 metros cuadrados y “todas han requerido un trabajo de ingeniería civil muy grande”, según Senar. En estos momentos se están llenando de agua, gracias a las lluvias, y se espera a que todas cuenten con lámina para poder realizar una presentación por parte de Aranzadi. Se quería haber hecho el próximo día 2 de febrero, Día mundial de los Humedales, pero se ha retrasado. La necesidad de crear estos espacios la explica Senar contando que “el medio ha sido siempre muy colonizado por la actividad agrícola y por esa razón los anfibios en general siempre han sido una de las especies más vulnerables. De hecho, se dice que ante los cambios climáticos serán los primeros que noten las consecuencias. Por esa razón buscamos beneficiarlos con estas charcas”. Según el trabajo elaborado por Aranzadi, la población a la que van dirigidas estas charcas es para las ranas de San Antón y rana verde, sapos, tritones, eslizones, lagartijas, culebras y víboras. Se cuidará especialmente la reproducción de libélulas y se contempla la protección de los murciélagos que cazan en la sierra.

el caso de navaridas Junto a los grandes humedales de Laguardia, la comarca también tiene algunos espacios singulares, donde se están estudiando y protegiendo los anfibios y el resto de fauna y flora que depende de ese tipo de espacios. Y el ejemplo más evidente es la laguna de Navaridas y su carrascal. Gabriel García de Marcos lleva ya varios años estudiando la laguna de Navaridas, que tiene 3,11 hectáreas de superficie y unos 850 metros de perímetro, y se sitúa a dos kilómetros del centro urbano. Esta laguna es el hábitat de distintas especies de fauna de ámbito mediterráneo, algunas de ellas de gran valor ecológico, entre los que destacan la presencia de ocho de las nueve especies potenciales de anfibios en Rioja Alavesa, alguna de ellas como el sapo corredor (Epidalea calamita) catalogada como vulnerable en el catálogo vasco de especies amenazadas. De hecho, en un estudio reciente llevado a cabo por la Universidad de Zaragoza y la Sociedad Científica Aranzadi demostró que la Laguna de Navaridas posee los valores más altos de riqueza de anfibios de entre 24 humedales estudiados en Rioja Alavesa y la zona del Alto Ebro, por lo que podría ser considerara como un hotspot de especies a escala de Rioja Alavesa, del Alto Ebro e incluso de Euskadi. En el espeso carrizal se pueden encontrar además aves como la polla de agua, el buitrón, el escribano palustre o el ruiseñor pechiazul, entre otros.