dos localidades de Rioja Alavesa, Samaniego y Elciego, tienen en fase muy avanzada un estudio de sus barrios de bodegas gracias a una línea de ayudas del Gobierno Vasco a la que se ha acogido la empresa Qark Arqueología, de Vitoria. Su responsable, Leandro Sánchez Zufiaurre, pronunció una conferencia el pasado viernes con la que se puso término al ciclo de charlas organizado con motivo del 350º aniversario del villazgo de Navaridas por parte del Ayuntamiento, sobre Calados y barrios de bodegas en Navaridas y Rioja Alavesa, en la que apuntó que también está estudiando los calados tradicionales de esa localidad, ubicados tradicionalmente en la calle Tesoro. Muchos de esos calados han sufrido hundimientos a causa de importantes filtraciones de agua.

Sánchez se centró principalmente en las dos localidades más estudiadas. En primer lugar, Samaniego y su barrio de Matarredo, y, posteriormente, Elciego y su barrio de Barrihuelo, así como los calados de sus barrios históricos. Tras los trabajos de investigación que se han llevado a cabo en ambas localidades, Sánchez ha ido llegando a importantes conclusiones sobre la historia de las instalaciones vitivinícolas de esas localidades.

Especialmente significativos son los cambios que se producen a partir del siglo XVII cuando, por un lado, la producción de uva y vino crece y los pequeños calados debajo de las casas comienzan a ser insuficientes, lo mismo que los propios barrios anexos a los núcleos urbanos y dan pie a la creación de polígonos industriales, es decir, a la creación de las bodegas mayores en el extrarradio, en las que la muestra del crecimiento se aprecia por el mayor tamaño de sus cubas e instalaciones.

Y si es en aquel siglo cuando se comienza a desarrollar la industria del vino, el momento más importante llega a finales del siglo XVIII y principios del XIX, momento en el que se data el gran boom de la construcción de bodegas en el exterior de los pueblos. En paralelo con esas investigaciones históricas, los arqueólogos han podido crear la cronotipología de las bodegas al poder entrar en los calados más antiguos tanto de Samaniego como de Elciego, y a través de la observación de las diferentes técnicas constructivas se ha podido ir poniendo fecha a cada fase de construcción de cada una de ellas. En uno de esos casos, Leandro Sánchez ha detectado hasta 25 fases en la construcción, desde la simple talla de la piedra a la colocación de arcos y de paredes o columnas, lo que permite contar con un estudio muy completo sobre la historia de estas instalaciones.

Esa misma experiencia se tratará de llevar a cabo en Navaridas, aunque en este caso se trata de los calados tradicionales que se ubican en el entorno de la calle Tesoro. Aunque varias de esas bodegas se han perdido ya por los derrumbes de la calle, otras son una joya para los investigadores. Durante 2017 se llevó a cabo en Samaniego una doble operación para conocer mejor sus calados tradicionales, ubicados en Matarredo, ya que en la villa apenas hay alguno. Por un lado, a través de un trabajo de diagnóstico realizado por el estudio de arquitectura Wiew Arkitektura, cuyos responsables habían explicado a los propietarios que muchos de los calados de Matarredo podrían correr el riesgo de perderse por abandono.

La carretera, que corta por medio el pueblo, creaba una incomodidad para los desplazamientos hasta las bodegas a muchas personas y eso estaba ocasionando que la falta de uso podía llegar a provocar derrumbes y abandonos, con lo que se perdería irremediablemente ese patrimonio cultural y económico.

De hecho, en algunas calles el paso de vehículos está limitado a diez toneladas para evitar riesgos. Por ello se ha estudiado cada calado para poder valorar si existe la posibilidad de darles un uso complementario por la vía del turismo, bien a través de los propietarios que deseen emprender una actividad en ese sentido o a través de empresas que pudieran estar interesadas, pero siempre a través de los dueños de esas instalaciones. El segundo estudio lo realizó la empresa Qark Arqueología para averiguar la datación. Gracias a ese trabajo se ha podido establecer cuatro etapas de construcción de los calados de Matarredo en Samaniego: unas previas al siglo XVIII, otras de ese siglo, una tercera fase de calados del XIX y otros del XX y del XXI incluso.