vitoria - Para un usuario de perro guía, acceder a un lugar de uso público acompañado por su can no es un capricho, sino un derecho reconocido por ley en todo el Estado. Ya tenga ese espacio titularidad pública o privada. Javier Rodríguez, vecino de Gasteiz que padece una grave discapacidad visual y que desde hace dos años y medio tiene en Liena a su fiel acompañante, ha sufrido sin embargo varios episodios discriminatorios que le han empujado a alzar la voz, “harto” de lo reincidente de estas situaciones. Las más graves han tenido como escenario dos restaurantes de la capital alavesa, tras impedir a este vecino hacer uso de sus respectivos comedores guiado por Liena.
El último veto sufrido por Rodríguez tuvo lugar el pasado viernes 17 en un céntrico establecimiento de la ciudad. El protagonista de esta historia decidió reservar previamente una mesa por vía telefónica, algo que ha convertido ya en una práctica habitual “para que el problema no surja al llegar allí y también que haya espacio suficiente”, pero la empleada que le atendió le trasladó que la normativa de ese local prohibía el acceso de perros al comedor. “Me ofreció una mesa en la zona de la barra, pero decidí colgar el teléfono e ir a cenar a otro sitio”, expone Rodríguez.
“la misma historia” “Le conté la misma historia de siempre. Que son perros educados, que es mi derecho poder estar con Liena en cualquier parte... Las normas de un local no pueden ir en contra de la legislación”, denuncia este vecino de Gasteiz. Tras este último desagradable episodio, Rodríguez decidió interponer una queja ante el servicio foral de registro e inspección de Servicios Sociales, que es el estamento competente en esta materia en Álava. El último, porque el pasado noviembre también tuvo que quedarse sin comer en otro restaurante de la ciudad que le impidió la entrada con su perra. Aquella vez, Rodríguez incluso llamó a la Policía Local, pero no logró su objetivo.
Aunque los establecimientos que vetan el acceso a personas con perros guía pueden ser castigados con multas muy severas, él se conformaría al menos con que este restaurante tenga “un tirón de orejas”. “Te cabreas bastante y es muy cansado. Hay ocasiones que te planteas ir solo con mi mujer y dejar a Liena en casa, pero no es la solución. No me la han asignado para que se quede en casa. A lo que aspiramos es a hacer uso de nuestros derechos en igualdad de condiciones, nada más”, razona Rodríguez.
Desde que la Fundación ONCE Perro Guía, que es la entidad que cede esta herramienta de movilidad a los afiliados de la organización que cumplen una serie de requisitos, asignó a Liena a este gasteiztarra, Rodríguez ha viajado con ella en avión -en cabina-, en autobús, en tren o en taxi, también ha entrado al hospital para asistir al nacimiento de su primer hijo hace ahora un año y ha accedido a supermercados y todo tipo de negocios. “En todos los lugares donde yo puedo entrar sin perro, puedo entrar con él. Dos excepciones pueden ser una UCI o unos quirófanos”, explica Rodríguez. Sin embargo, “no es raro” que en otros contextos le pidan “explicaciones”, como una ocasión en la que accedió con Liena a un supermercado en Valencia y le pidieron la documentación de la perra. “En el 90% de los casos no he tenido ningún problema y ni tan siquiera me han preguntado nada, pero sí es habitual porque conozco a más usuarios que les han pasado”, advierte.
El primer episodio de este tipo que afectó directamente a Rodríguez acaeció en otro establecimiento comercial de la misma cadena, aunque en este caso en Gasteiz, donde le pidieron que dejara a Liena atada en la calle. “La cosa no fue a más, pero después lo denuncié en Twitter y la empresa terminó disculpándose”, detalla Rodríguez. Aunque este vecino insiste en que no pretende ir “a machete”, sólo espera que los últimos episodios discriminatorios que ha sufrido comiencen a formar ya parte del pasado. Para él y para cualquier otro usuario de un perro guía.
Denuncia. Javier Rodríguez, vecino de Gasteiz que padece una grave discapacidad visual y que desde hace dos años y medio tiene asignado a una perra guía, ha sufrido varios episodios discriminatorios que le han empujado a alzar la voz, “harto” de lo reincidente de estas situaciones. Dos restaurantes le han vetado el acceso a sus comedores guiado por ella. Tras el último episodio de este tipo, ha decidido presentar una queja ante la Diputación.
Copia de la ley. Frente a este tipo de vetos, la Fundación ONCE Perro Guía aconseja a los usuarios llevar siempre consigo una copia de la ley que rija en sus comunidades y, de persistir el problema, solicitar una hoja de reclamaciones o incluso presencia policial, como paso previo a la solicitud de apertura de un expediente sancionador ante la administración competente.
Este usuario sintetiza su sentir ante los últimos episodios.