Tras dos jornadas de intensa fiesta, Amurrio afrontó ayer el día grande de las cuadrillas, que compartieron protagonismo con la celebración del XXII mercado agrícola en la plaza Juan Urrutia. La nota predominante de la jornada fue el respiro que dio la climatología, sin la amenaza de lluvia de la jornada previa ni el sofocante calor de la pasada edición. De hecho, los termómetros marcaron unos 23 agradables grados que invitaron a salir a las calles a disfrutar. “Estamos muy bien, da gusto con esta temperatura. El año pasado no se podía aguantar del bochorno que hacía bajo los toldos de los puestos”, recordaba Maite Durana, de la txakolinería La Antigua de Orduña.
Y es que si a nadie le gusta que llueva en fiestas, lo excesivo del sol tampoco es plato de buen gusto para nadie, ya que ambas circunstancias restan afluencia de público. Ayer, en cambio, el ambiente era palpable aunque el nivel de ventas fue dispar. “Es un mercado que está al lado de casa y al que te gusta venir, pero hay poco movimiento en cuanto a ventas”, apuntaba la pastora y mielera Leire Ibarrola, de la quesería Izoria de Ayala. En el puesto de la quesería Ziorregi de Inoso -que dedicó la decoración de su stand a las seis Cuadrillas de Fiestas de Amurrio en su día grande- eran de la misma opinión: “Ventas tranquilitas”, subrayaban. En cambio, para los puestos de pastel y pan, como el de Arantza Meabe, la cosa fue bien distinta: “No me queda más que pastel de chocolate, lo he vendido todo”, aseguraba.
A los que sí les afectó de pleno la climatología que estamos padeciendo este verano fue a los productores de verduras, frutas, hortalizas y sus derivados, cuyos puestos lucían con mucho menor colorido que en otras ocasiones. “A estas alturas de temporada ya llevaba vendidos el año pasado más de 200 kilos de vainas, solo en Vitoria, y este todavía no hemos cogido. Cuatro veces he resembrado la planta, bien porque el exceso de lluvia la pudría o porque se la comían los gusanos, y ahora parece que sale flor. Esta siendo un año desastroso para las huertas, quitando cuatro calabacines y pepinos, porque ni el tomate madura”, resumía por su parte el hortelano local Alberto Campo.
En las inmediaciones, el productor de mermeladas ecológicas de Orduña, Mikel Kormenzana, le daba la razón. “El titular de este año es un desastre de huerta. Hoy hemos empezado a coger las primeras vainas y la fruta -quitando la roja tipo grosellas, moras, arándanos o frambuesas, que está saliendo impresionante- otro desastre, porque llovió mucho cuando estaba en flor y no hay apenas manzanas, peras o ciruelas”, precisaba.
Con todo, el recinto fue un continuo pulular de personas que, a lo largo de la mañana, aprovecharon para llenar sus despensas con los mejores productos del agro vasco. En total fueron 42 expositores de toda Euskal Herria los que acercaron sus productos caseros y artesanos a Amurrio. En hortalizas hubo cuatro expositores, en txakoli y licores otros tres, en queso siete, y en pastel vasco y pan otros trece. A ellos se sumaron seis de productos varios tales como conservas de Estella, foie de Alsasua, chacinería de Orozko o derivados de pato de Saint Cricq Chalosse, en Las Landas francesas.
Tampoco faltaron las artesanías con nueve maestros en cerería y cosmética ecológica; joyería y bisutería; muñecos y complementos de goma eva; cerámica alavesa; talla de madera y utensilios de cocina en madera de boj y olivo. E incluso prendas tradicionales arrantzales, que llegaron desde la villa jarrillera de Portugalete. Eso sí, los que no han llegado en esta edición son los premios a los puestos mejor decorados, ya que “con la nueva normativa del Gobierno Vasco sobre certámenes no ha dado tiempo a anunciar las bases, pero se ha distribuido el importe reservado a este fin en forma de dietas entre los expositores”, aclararon fuentes municipales.
Otros que ayudaron ayer, como pocos, a que el día de las cuadrillas triunfara en su franja matinal fueron los integrantes de la Sociedad Micológica Arriola. Era la séptima edición festiva consecutiva que sus integrantes salían al centro urbano para deleitar los paladares de sus convecinos con una degustación de setas. Y su éxito fue indiscutible. “Hemos preparado 25 kilos de pleurotus y 30 de champiñones, aderezados con 15 kilos de cebollas, otros 5 de zanahorias, así como ajos, calabacín, lonchas de bacon y pimienta negra, que repartiremos en torno a 900 raciones. Dada la época no terminamos de encontrar seta de calidad y hay que darle mucha vuelta para que salga bien”, explicaba el presidente de la entidad, Fernando Egiluz. Este, junto a otros catorce compañeros, llevaba desde las 8.00 horas preparando el revuelto que sirvieron sobre rodajas de pan y acompañado de un vasito de “vino blanco, mosto o agua, a escoger”.
Baserritarras, artesanos y micólogos no fueron el único reclamo de la tercera jornada de fiestas. Y es que también era el día de las cuadrillas y sus integrantes. Ataviados con sus respectivos trajes, salieron a la calle a disfrutar de su día grande, en torno a las 13.00 horas, que arrancó el tradicional triki-poteo por los bares del centro urbano. La inmensa mayoría no se dejó ver hasta que, a eso de las 15.00 horas, comenzaron a dirigirse hacia la plaza de San Antón, para dar buena cuenta de la comida popular.
madrugadores Los que sí madrugaron de verdad fueron los integrantes de la asociación gastronómica local, Su Gozotan, que por noveno año consecutivo se encargó de organizar el concurso de marmitako. Este se desarrolló en el tramo peatonal de la calle Frontón y reunió a un total de 12 participantes. La coincidencia de la fecha hizo que no pudieran preparar el ágape de las cuadrillas. Un total de 435 comensales que dieron buena cuenta de un menú llegado de catering, a base de ensalada de pasta, lomo con pimientos y milhojas. El condumio vino bien para atenuar el golpe en el estómago de los kalimotxos y devolver las fuerzas al cuerpo. Y es que a partir de las 17.30 horas, a las cuadrillas les esperaban en el parque varias duras pruebas en las que tuvieron que defender sus respectivos colores. A las 20.00 horas y tras la ofrenda floral a la patrona, todos regresaron a la plaza San Antón a tomar parte en la tradicional morcillada popular, para después continuar con teatro de calle, un pasacalles con Aldats Elektrotxaranga, y una noche de Djs que dio paso al segundo de los platos fuertes del capítulo musical: el concierto de Glaukoma, que tuvo como teloneros a los vencedores de la categoría rock y metal del concurso de bandas Amurriock, Deus Ez; mientras, en el txosnagune actuaron LMK y Aiaraldeko Soinu Sistema. Hoy las fiestas llegarán a su ecuador con el día grande dedicado a Nuestra Señora de la Asunción.