Vitoria - Un inmenso ongi etorri impreso en letras blancas sobre un arco de fondo rojo da la bienvenida a quien desee vivir las fiestas de La Blanca de una manera alternativa a las actividades más tradicionales de su programa. El acceso se encuentra a la entrada del campus universitario, al otro lado de las vías del tren, donde un año más se ha levantado durante el ciclo festivo el recinto de txosnas. Hoy será el último de los siete días en que el espacio abrirá sus puertas y, como suele ser habitual cualquier 9 de agosto, lo hará hasta bien entrada la madrugada, un momento en el que gran parte de Gasteiz ya habrá enmudecido tras la subida de Celedón. Si no el mejor, sin duda uno de los mejores rincones donde terminar La Blanca para todas esas personas que han tenido que estar trabajando durante todos estos días, especialmente en el sector hostelero, haciendo posible el disfrute ajeno. Y por supuesto, para quienes todavía conserven fuerzas tras una intensa semana festiva.

Claro que las txosnas son mucho más que fiesta propiamente dicha, porque al margen de los numerosos conciertos que han podido disfrutarse allí desde el pasado viernes 3, y que han vertebrado el grueso de su programa, el espacio ha acogido numerosas actividades paralelas, como varias comidas populares -la carpa principal fue escenario ayer de la del movimiento feminista- o un txoko infantil con juegos o una yincana, que tuvo lugar el lunes en la Gazte Karpa. En esta ocasión, el recinto ha contado con siete txosnas, las de Errekaleor Bizirik, Berriztu -ambas han cumplido así su segundo año en el txosnagune-, Sukalde Gerrilla, Askapena, Hala Bedi Irratia -estas dos últimas, las más veteranas-, Mugimendu Feminista e Iraultza 1921, así como con tres carpas, las ya citadas Gazte y la grande, junto con Etxera. El escenario principal, por donde han pasado ya estos días bandas como Cobra, WAS, Lendakaris Muertos, Glaukoma o Miss Bolivia y por donde esta noche hará lo propio Doctor Deseo, acoge los bolos más grandes. La música de todos los estilos imaginables también es la gran protagonista de la Gazte Karpa, incrustada entre las txosnas de Askapena y Hala Bedi.

Como es habitual, el txosnagune ofrece también entre una amplia variedad de opciones para llenar el estómago, tanto en las casetas como en la carpa Etxera, y cuenta también con distintos puestos para comprar ropa u otros materiales del movimiento popular. Un año más, todos los vasos son reutilizables y además hay un espacio seguro para las mujeres en la carpa principal.

adaptación Las txosnas han cumplido este 2018 nada menos que 36 años de festejos participativos, autogestionados y euskaldunes en los que el espacio ha sabido renovarse, rejuvenecer y adaptarse a una ubicación que despertó muchos recelos cuando el exalcalde Alfonso Alonso obligó en el año 2002 a trasladar allí las casetas para construir el parking de la calle Luis Heinz. Un traslado “disfrazado de temporal”, según denunció en su día la Comisión de txosnas, que alejó al espacio del centro de la ciudad e inevitablemente le restó público, pero que no ha logrado acabar con una propuesta sin la que La Blanca no podría entenderse. Pese a que sus inicios estuviesen marcados por el acoso institucional y la criminalización, como en tantos otros casos. Junto al concierto de Doctor Deseo, uno de los platos fuertes de este año en el txosnagune, el menú de este año se cerrará hoy con una comida popular en la caseta de Iraultza 1921, el bolo de Entropia y la fiesta final, nunca mejor dicho, con Dj Azken Jaia.

Referente. Las txosnas han cumplido en esta edición de La Blanca 36 años de festejos participativos, autogestionados y euskaldunes en los que el espacio ha sabido renovarse y adaptarse a una ubicación, el campus de la UPV/EHU, que despertó muchos recelos cuando el exalcalde Alfonso Alonso obligó en el año 2002 a trasladar allí las casetas para construir el parking de la calle Luis Heinz. Un traslado “disfrazado de temporal”, según denunció en su día la Comisión de txosnas, que alejó al espacio del centro de la ciudad e inevitablemente le restó público, pero que no ha logrado acabar con una propuesta sin la que La Blanca no podría entenderse.

Traca final. Junto al concierto de Doctor Deseo, uno de los platos fuertes de esta edición de La Blanca en el txosnagune, el menú de este año se cerrará hoy con una comida popular en la caseta de Iraultza 1921, el bolo de Entropia y la fiesta final, nunca mejor dicho, al ritmo de Dj Azken Jaia, que alargará la noche hasta mucho más allá de la subida de Celedón. Young Buster Selektor hará lo propio en la Gazte Karpa.

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Txosnas se han instalado este año en el recinto universitario -Errekaleor Bizirik, Berriztu, Sukalde Gerrilla, Askapena, Hala Bedi Irratia, Mugimendu Feminista e Iraultza 1921-, junto a las tres carpas y el escenario principal.