el programa de La Blanca ofrece tantas posibilidades que cada cual puede disfrutar de las fiestas como quiera o, al menos, como le permitan sus obligaciones. Y ayer, día más grande de los días grandes de Gasteiz, con un espléndido sol como acompañante, locales y visitantes no perdieron la oportunidad de hacerlo. Mucho menos las cuadrillas de neskas y blusas, que desde primeras horas de la mañana tomaron de nuevo las calles de la ciudad en el primero de cinco intensos días más de celebración.
La noche de apertura del ciclo festivo fue multitudinaria y muy larga, para muchos hasta bien entrado el domingo, pero cuando el sol apenas había mostrado sus primeros rayos centenares de vecinos se congregaban ya en la calle Zapatería para tomar parte en uno de los actos más tradicionales y solemnes de los que vertebran La Blanca, la procesión del Rosario de la Aurora. Puntual y en absoluto silencio, la comitiva inició su recorrido por el Casco Viejo para, apenas una hora después, concluirlo en la Plaza de la Virgen Blanca, donde se celebró la no menos tradicional y concurrida misa de la Aurora. Ahí donde Celedón había desatado el éxtasis festivo apenas unas horas antes, un año más volvió a respirarse recogimiento y fervor religioso.
“Ha sido muy bonito. El ambiente del día de La Blanca es muy chulo, muy majo, muy de Vitoria”, describió tras el arranque de la jornada la gasteiztarra Blanca Gómez de Segura, que “todos los años” cumple con el ritual de sumarse a la procesión. “He llegado a ir de empalmada”, reconocía Blanca, a quien después le esperaba una completa jornada festiva y familiar. “Es un día estupendísimo y además es mi santo. Vitoria está exhausta de alegría y de felicidad. Y todo el mundo con ganas de fiesta”, celebraba esta vecina del Casco Viejo, que tampoco quiso perderse las posteriores dianas, secundadas por el primer pasacalles manital de esta edición de La Blanca en la cercana Plaza Nueva.
sin descanso Un buen aperitivo para lo que vendría después, la ofrenda floral y el aurresku de honor a la Virgen Blanca a cargo de todas las cuadrillas de neskas y blusas junto a la hornacina de San Miguel. Otro de esos actos de corte tradicional del programa festivo que no quiso perderse ayer Oier Ruiz, uno de los miles de gasteiztarras expatriados que estos días vuelven a casa para disfrutar de sus fiestas. Vestido de blusa y acompañado por su mujer y su hijo pequeño, Oier ha regresado a La Blanca después de 13 años de ausencia. Ahora reside en Australia. “Reencontrarte con las fiestas es precioso y enseñárselas a la familia mucho más todavía. Vitoria está cambiadísima, pero las fiestas siguen igual”, describía junto a la estatua de Celedón, donde las cuadrillas, una tras otra, fueron depositando sus flores durante la mañana y mostrando sus respetos a la virgen. “El 5 siempre es un día especial”, reconocía Oier, que mostró a su pequeño por primera vez a los cabezudos y, más tarde, al Gargantúa o el espacio de aventura infantil que se ubica en el parque del Prado.
El arranque festivo en pleno fin de semana ayudó a que el centro de la ciudad mostrase durante todo el día un ambiente de gala, al que contribuyeron también los centenares de visitantes que han querido acercarse a Gasteiz. Como la navarra Isabel Arrula, que acude a las fiestas de la capital alavesa “todos los años” desde 2004, aunque principalmente para disfrutar de la noche. Este año ha sido una excepción, según reconocía poco antes de comenzar el Gasteizko Zortzikoa en la Plaza Nueva, donde iba a bailar una amiga. “Y de aquí iremos a donde me lleven”, reconocía con el primer pote del día en la mano. Muy cerca se encontraba Paula Martínez, “vitoriana de toda la vida” aunque vecina de la ciudad alemana de Munich desde hace ya 13 años, que tampoco se pierde las fiestas en ninguna ocasión. Además, vestida de neska. “Todos los años vengo a fiestas con mis hijos, que son vitorianicos también. Y siempre me visto de neska, pasando calor. Aunque hoy -por ayer- es la primera vez en muchos años que he dejado en casa las abarcas y las medias”, reconocía Paula.
La comparsa de gigantes, cabezudos, caballos y sotas salió a la calle también por primera vez, las txarangas se adueñaron de todos los rincones del centro y del Casco a medida que avanzó la jornada, llegaron los dos primeros paseíllos de las fiestas... Y todo, como durante toda la mañana, bajo un sol de justicia que hoy tendrá continuidad.