laguardia - Solamente se aprecia el paso de algún camión y poco más. Sin embargo, al resguardo de las ondulantes colinas que anteceden la llegada de Sierra Cantabria, se lleva trabajando desde hace mucho tiempo en una de las infraestructuras más importantes de Rioja Alavesa: la construcción de dos balsas, una casi concluida y la otra a punto de comenzarse su excavación que servirán para aliviar la sed futura de los viñedos, olivares y otros cultivos en la comarca y en la Sonsierra.
Se trata del desarrollo de la obra Mejora y modernización de los regadíos de Labastida, Briñas, Ábalos, San Vicente de la Sonsierra, Laguardia, Navaridas, Elciego y otros, margen izquierda del Ebro, fase III: embalses reguladores, zona III: Laguardia, Navaridas, Elciego y otros (Araba/Álava), que llevaba pergeñándose desde hace más de dos décadas y está ejecutando el Ministerio de Agricultura, a través de Tragsa (grupo de empresas públicas integrado en la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) y las empresas contratadas para realizar la obra.
En la actualidad, hay ya una extensa red de tuberías soterradas y de nuevos caminos donde solo había monte yeco o de encinas. Pero la imagen más potente y visible es la enorme balsa de más de 200.000 metros cúbicos que está casi terminada y que queda oculta a la vista de los pueblos y de la carretera.
Muchas ideas y retrasos En el origen del proyecto hubo muchas ideas y documentos, pero la realidad es que hasta el año 2000 no se realizó la primera intervención importante: el Ministerio de Agricultura, a través de Tragsa, realizó como solución provisional la instalación de 35.475 metros de tubería para captar el agua en la central hidroeléctrica de Berganzo, en el Ebro, hasta la arqueta final del municipio de Laguardia, atravesando las fincas de los municipios de Berganzo, Briñas, Labastida, San Vicente de la Sonsierra, Ábalos, Baños de Ebro y Elciego. Con aquella instalación se dotaba a una zona de 4.800 hectáreas de cultivo de vid en Rioja Alavesa-Sonsierra Riojana, de un apoyo hídrico de 1.000 metros cúbicos para utilizar en momentos de escasez.
Aquella primera fase del plan de regadío exigió la excavación y relleno con palas retroexcavadoras de los más de 35 kilómetros de zanjas, en una zona complicada al tratarse en un 41% de suelo rocoso, que además exigió la apertura de un túnel de 134 metros de longitud y 2,5 metros de altura, para salvar la Sierra Calabria, así como la construcción de diversas hincas (tuberías) de 1.200 mm. de diámetro bajo varias carreteras, para conseguir que el agua bajase por gravedad. A esto se añadieron instalaciones complementarias (codos, válvulas, carretes, ventosas, desagües y anclajes, así como la construcción de 28 arquetas de hormigón armado sobre la tubería principal) con la idea de asegurar la cosecha.
Pero no era la solución definitiva. Hubo varios proyectos que iban y venían según se producían los cambios en los gobiernos, y al final, a través del diálogo con la comunidad de regantes, la administración central, el Ayuntamiento de Laguardia (especialmente) y la Diputación Foral de Álava se pudo anunciar en 2003 la consecución de un acuerdo.
El entonces ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Miguel Arias Cañete, y el que fuera presidente de la Comunidad de Regantes de la Rioja Alavesa y la Sonsierra Riojana, y alcalde de Laguardia, Javier San Pedro, firmaron el 23 de diciembre, en la sede del Ministerio en Madrid, un acuerdo para llevar a cabo las obras del proyecto integrado de mejora y modernización de los regadíos.
En aquel documento se anunciaba que el Ministerio de Agricultura financiaría las obras con 74.480.000 euros, de un montante total de 93.100.000 euros, mientras que la cantidad restante estará a cargo de la Comunidad de Regantes de la Rioja Alavesa. Y se establecían dos cláusulas. La primera era que las obras a realizar se referían a la red de distribución de la Zona I Labastida-Briñas, de la Zona II Abalos-San Vicente de la Sonsierra, y de la Zona III Laguardia-Navaridas-Elciego; y en una balsa de acumulación de 15.000 metros cúbicos en Salinillas de Buradón, una balsa de acumulación de 1,6 hectómetros cúbicos en Rivas de Tereso y otra balsa de acumulación de 2,2 hectómetros cúbicos en Laguardia, ésta última es la que se va a acometer ahora. El costo de esta obra era de 49.100.000 euros, de los que 39.280.000 serían aportados por el MAPA y 9.820.000 euros por la Comunidad de Regantes.
La segunda cláusula se refería a la conducción principal, la red de distribución y la balsa de acumulación. El presupuesto total era de 44.000.000 euros, de los que 35.200.000 procederían del MAPA y 8.800.000 de la Comunidad de Regantes. El objetivo era ampliar hacia el este las obras a realizar en los términos municipales de El Villar, Lanciego, Yécora, Moreda, Labraza y Barriobusto.
Pero las obras tampoco empezaron. Hubo que esperar hasta la segunda década del nuevo milenio para que fuera aprobado el proyecto definitivo y para que las máquinas entrasen en los campos para realizar las excavaciones de las balsas.
Diseño de las balsas Según el proyecto del Ministerio, se pretende almacenar la cantidad de agua suficiente para el riego de apoyo de 3.200 hectáreas de viñedos, entre junio y noviembre. Estos viñedos cuentan con una dotación anual de riego de apoyo autorizada por la Confederación Hidrográfica del Ebro de 1.000 metros cúbicos/hectárea, a cubrir con agua derivada del río Inglares, entre diciembre y mayo.
Las actuaciones proyectadas se localizan en el término municipal de Laguardia, al norte de los núcleos urbanos de Páganos y Laguardia. Y el proyecto contempla la instalación de un sistema de riego formado por dos embalses reguladores (balsas) e instalaciones auxiliares (casetas, galerías y cámara de válvulas), dos tuberías subterráneas de llenado y dos líneas eléctricas. La balsa principal, que es la que se comenzará en breve, estará semiexcavada, con una cota de coronación de 614 metros y una cota de fondo que varía de 599,70 a 594,00 m., siendo, por tanto, la altura máxima de 20 metros. Tendrá una capacidad de 2.147.261,66 m3 y ocupará una superficie total de 271.682,44 m2 (27,16 ha.). La coronación de la balsa contará con un camino de 2.143,20 m. de longitud y 7 de anchura. Dispondrá de un aliviadero de emergencia con salida al arroyo de San Ginés y de un aliviadero de fondo con vertido al arroyo de San Julián.
Por su parte, la balsa complementaria es la que se ha construido ya semiexcavada, con una cota de coronación de 657 metros y una cota de fondo que varía de 645 a 644,50 m., siendo la altura máxima, por tanto, de 12,50 m. Tendrá una capacidad de 193.484,28 m3 y ocupa, en planta, una superficie total de 47.734,90 metros cuadrados (4,77 ha). El camino de coronación de la balsa tendrá una longitud de 640,38 m. y una anchura de 5,00 m. Contará con un aliviadero con salida al barranco de Ríoseco. Las balsas serán construidas con los materiales procedentes de la excavación.
La alimentación de las balsas se realizará por gravedad desde la red subterránea que transporta agua del Inglares para la comunidad de regantes. La conexión con las balsas se realizará mediante dos tuberías subterráneas, una de 179,00 m. de longitud y 700 mm. de diámetro, para la balsa principal; y una de 1.110,22 m. y 450 mm. de diámetro, para la balsa complementaria. Las balsas contarán con una tubería de conexión, desde el muro sur de la caseta de válvulas hasta su entrada en la balsa, paralela a la cual se instalará el desagüe de fondo.
Seguridad ambiental Las balsas proyectadas contarán con un vallado perimetral, con un entramado más denso en la parte inferior (20 o 30 cm.) que impida el acceso de animales a la balsa y molestias a la avifauna presente en la misma. Estará libre de alambre de espino en su parte superior, con el fin de evitar que las aves puedan sufrir daños o queden atrapados en ellos. Como medida complementaria, en el estudio de impacto ambiental se propone la instalación de islas flotantes de 12 metros cuadrados, 20 en la balsa principal y 3 en la balsa complementaria, en las que se instalará vegetación de ribera (3 plantas por metro cuadrado, que podrán ser utilizadas por la avifauna, como sucede en las balsas naturales de Laguardia).
Para que la maquinaria no dañe más que el terreno necesario, el proyecto de obra contempla la localización del parque de maquinaria en el interior de cada una de las balsas y, posteriormente, en sus caminos de coronación.
En cuanto a la tierra vegetal que se iba a retirar al inicio del movimiento de tierras se decidió la retirada, acopio y conservación de la capa superficial de terreno (15-30 cm.) y su posterior utilización en esa misma disposición en las labores de restauración vegetal previstas.
Ese requerimiento está en el Plan de Gestión de Residuos de Construcción y Demolición de la obra en el que se prevé la reutilización de la tierra vegetal sobrante (102.000 m3) y de las tierras sobrantes de la excavación (554.000 m3) dentro del término municipal de Laguardia para el relleno y restauración de tres canteras propiedad de la empresa Hormigones Rioja Alavesa; el relleno y nivelación de cinco parcelas para aprovechamientos agrícolas; y el sellado de un vertedero existente, próximo a la balsa complementaria.
Junto al establecimiento de criterios parta el tratamiento de la tierra movida se fijaron las afecciones forestales, ya que la primera balsa se llevó 16 encinas o grupos de encinas de 5 a 8 m. de altura. Para suplir esa pérdida Tragsa se comprometió a la restauración ambiental de 12,6 hectáreas.
Finalmente, y entre otras consideraciones medioambientales, se analizó la existencia de restos arqueológicos en la zona de trabajo, donde se constató que había 12 zonas “sensibles”: Veterana, Poblado de Armenterana, Camino de Recilla, El Bardal, Piñuelas, Asentamiento de Los Molinos, Asentamiento de La Granja, Fuente de la Salud, Los Prados “W”, Los Prados “E”, Reñana y San Juan Ante Portam Latinam; y 11 elementos de carácter etnográfico, guardaviñas (chozas).
Afortunadamente, desde la Diputación se concluyó que el proyecto no iba a generar impactos directos sobre las zonas arqueológicas siempre que se adoptaran las siguientes medidas: extremar el control arqueológico de los trabajos de remoción de tierras durante el proceso de ejecución del proyecto de obras en las zonas arqueológicas y los guardaviñas indicados; y realizar un desvío puntual de trazado en el caso de que durante el replanteo se detecte la afección del proyecto a la zona arqueológica San Juan Ante Portam Latinam o a alguno de los guardaviñas protegidos.
Inversión. Se destinarán 93 millones para asegurar el regadío en la Sonsierra. Como se anunció, el Ministerio de Agricultura financiaría las obras con 74.480.000 euros, de un montante total de 93.100.000 euros, mientras que la cantidad restante estará a cargo de la Comunidad de Regantes de la Rioja Alavesa.
Capacidad. Una de las imágenes más potentes es la que ofrece la balsa de acumulación que está casi terminada y que queda oculta a la vista, con capacidad de 200.000 metros cúbicos.