Síguenos en redes sociales:

“Una factura de la luz con sólo tres conceptos sería más que suficiente”

¿Quién no se ha vuelto loco al tratar de entender el contenido de las facturas de la luz? Carlos Aguilar, director de Watium, ofreció ayer las claves para desencriptarlas.

“Una factura de la luz con sólo tres conceptos sería más que suficiente”

vitoria - El título de la charla que ha ofrecido en el museo Artium es bastante esclarecedor: ‘¿Sabes interpretar la factura de la luz? Te ayudamos’. Existe consenso en que resulta realmente complicado desentrañarla. ¿Se hace a propósito?

-Sí, es complicado interpretarla. Así no es fácil ni siquiera saber el precio que se está aplicando por la luz. E incluso se incluyen otros conceptos para que todavía son un poco más complicada.

¿Se busca despistar al usuario?

-Bueno, no es despistar. Es no dar facilidades. En realidad, hay facturas que contienen tres conceptos: consumo, energía y alquiler del equipo. Con esos tres conceptos sería más que suficiente para dar la información que el usuario necesita.

Una vez que se le dedica tiempo a la interpretación de la factura, se ve claramente que la mayor parte se la llevan los impuestos.

-Más o menos, un 60% de la factura eléctrica son impuestos. Es decir, que cuando tú peleas un precio de la luz, la variación que obtengas puede ser muy pequeña, porque tienes ese 60% que es fijo.

¿En qué detalles hay que fijarse?

-Existen dos mercados. Para fijar el precio del consumo está el mercado libre, que es al que acuden las comercializadoras y en el que se garantiza un precio fijo durante todo un año. Luego existe una segunda opción, que es el mercado regulado. Es lo que antiguamente se llamaba tarifa de último recurso. ¿Cuál es mejor mercado, el regulado o el libre? Pues a esa pregunta sólo puedo contestar diciendo que depende. En función de lo que denominamos hábitos de consumo, tanto de los particulares en sus casas, como de los empresarios, hay que elegir un método u otro. Va en función de las horas de consumo y de la franja horaria. Muchas veces se dice que es más barato el mercado regulado y otras que el mercado libre, pero siempre depende. Habría que realizar un estudio personalizado para decidir. Cada cliente debería analizar las franjas horarias en las que tiene un mayor consumo de luz, porque, al margen de los mercados, se puede elegir diferencia horaria. El problema es que hay muchos tipos de factura, la clave está en la falta de información.

¿Cómo aconseja proceder entonces?

-Como usuarios, deberíamos empezar definiendo un perfil de utilización. En base a eso, los asesores de las compañías tendrían que aconsejar cuál es el mejor mercado y el mejor tipo de facturación. Yo hablaría directamente con la comercializadora, no buscar intermediarios.

¿Existen compañías eléctricas que ofrezcan facturas más sencillas que otras?

-Pues no sabría qué decir... Vemos muchísimas facturas, e incluso una misma compañía cambia a menudo el formato de su factura. No resulta sencillo decir qué compañía ofrece una factura más fácil de leer y tampoco quiero hacer publicidad de ninguna (risas). Ni a favor ni en contra.

¿El galimatías de las facturas se produce también en otros países del entorno?

-Bueno... Lo que sí es cierto es que en el mercado europeo, los clientes están más acostumbrados a los cambios de comercializadoras. No puedo hablar de sus facturas porque no las he interpretado, pero puedo decir que el usuario actúa como con el teléfono, cambiando de compañía eléctrica. Aquí nos da un poco de miedo, creemos que se va a cortar la luz. Y no es así.

¿Cuáles son las opciones más económicas para un usuario estándar?

-Posiblemente sería una diferencia horaria. Depende de si es invierno o verano, si se usa la calefacción o el aire acondicionado... Pero sería lo que se llama una discriminación horaria. Estamos hablando del usuario particular. Pero, como ya hemos comentado antes, teniendo en cuenta que tenemos un fijo importante de impuestos, la variación de ahorro anual que podemos obtener en nuestras casas es muy pequeña. Podemos estar hablando de 40 o 50 euros al año. A veces pedimos ahorro a una compañía y nos ofrecen una diferencia de 30 o 40 euros. Es correcto, es lo que hay.

¿Las cooperativas de energía sin ánimo de lucro son una buena opción?

-Sí que son recomendables porque al no tener ánimo de lucro abaratan algo el precio. Lo que sucede es que hay que tener en cuenta que, como cooperativistas, hay que pagar una cuota por ese concepto. Si no lo pago en el gasto de la luz, pero lo pago como cooperativista para poder comprarla, a lo mejor hay que echar cuentas. Sí es verdad que consiguen buenos precios.

Existe un estudio que avala la creación de una comercializadora municipal en Vitoria. ¿Le parece buena idea?

-Cualquier tipo de empresa puede ser una comercializadora, lo que sucede es que hay una serie de requisitos, de avales y garantías, que tiene que cumplir. Si el Ayuntamiento de Vitoria se decidiera a dar el paso y cumpliera con todos los requisitos ante la CNMC, obtendría los mismos beneficios que una cooperativa, así que sí, sería positivo y más barato. Lo que pasa es que no es fácil constituir una comercializadora, dependerá de la solvencia económica.