La Tamborrada Txiki siembra más mimbres para la fiesta
El estruendo infantil de tambores salpicó ayer de ilusión las calles de Gasteiz. Cerca de 130 niños vitorianos forman este ejército de soldados, ‘majorettes’, cocineros y cantineras. La plaza de La Provincia se inundó de espectadores
Vitoria - Lo tenían casi todo en contra para que la gran tamborrada infantil que llevan meses preparando acabara finalmente pasada por agua, con unas predicciones meteorológicas que ni en sus peores pesadillas, debido a una amenaza de chubascos tormentosos y temperaturas de 10 grados, pero, finalmente, los redobles de los cerca de 130 pequeños integrantes fueron más fuertes que la lluvia, que amedrentada por sus estruendos, finalmente decidió darles una tregua en San Prudencio.
Sin embargo, nada hacía presagiar este final feliz cuando a eso de las cinco de la tarde, los primeros miembros de estas tropas infantiles empezaron a arremolinarse proporcionando en ese día gris una inusual y colorida imagen llena de tropas para repasar las últimas notas y compases de las canciones a interpretar. No en vano, en el día del patrón de Álava pocos eran los que se resistían a recibir a San Prudencio con redobles de tambor y menos los protagonistas más jóvenes de la fiesta, que entre nervios e ilusión cruzaban los dedos para que la invitada menos deseada, la lluvia, no se hiciera presente. Pese a ello, a esa hora las tímidas gotas que habían empezado a caer desde una hora antes convirtieron a los portales aledaños al número 24 de la calle Siervas de Jesús en el mejor de los refugios hasta que el reloj marcara las seis, la hora a la que inicialmente estaba prevista que arrancara el desfile, aunque al final lo hizo media hora antes.
Entre esta sección de soldados, cantineras, cocineros o majorettes se encontraba en su primera tamborrada Oier, de 8 años, y su hermano Egoitz, de 5, ataviados con sus trajes militares azules, al más puro estilo napoleónico. “Fíjate que en la botonera aparece inscrita la frase de En aumento de la justicia contra los malhechores, lo que significa que es de los primeros diseños, de 1977, como mi gorro”, señalaba a la casaca de Oier, para asombro de éste niño, Txapi Bastida, tambor mayor, de la banda que la víspera había actuado en Vitoria.
Unas declaraciones que también enorgullecieron a sus padres, Patricia y Ernesto, quienes aclaraban que, para evitarse quebraderos de cabeza, lo habitual es pagar una fianza para el alquiler del vestuario, lo que, a su vez, logra que todo el ejército vaya uniformado a la perfección. “Llevan mucho tiempo preparando la tamborrada, con ensayos todos los lunes y miércoles y el domingo pasado hicieron el ensayo general. Cuando vimos en Facebook que reclutaban a niños, les preguntamos y nos dijeron que sí, que de cabeza se apuntaban. Llevan todos los días preguntando cuándo es ya la tamborrada”, recordaba Ernesto con una sonrisa. Y, además de que les encanta inmortalizarse como soldados, pese a “los nervios, pero muchas ganas”, como reconocían estos hermanos, ya tenían claro “que repetirán el próximo año”.
también contra la fiebre Otra de las que llegó pronto a la cita fue Olatz, de 10 años, respaldada ese día por una familia que ayer se levantó mirando al cielo y comprobando en su teléfono móvil la predicción meteorológica debido a una lluvia que podría suspender este acto. “Es mi primer año en este desfile, pero tengo ganas de que empiece”, explicaba esta alumna de Zabalgana Eskola. “¡Y tanto que tiene ganas! Ayer estuvo enferma toda la noche, con 39 de fiebre y no ha dudado en venir”, aclaraba su amatxu.
En cambio, para el tambor Aratz (12), del colegio Luis Elejalde, es su sexto año, casi como los que lleva su amiga Iria (13), del Presentación de María. “No estamos nerviosos y nos da igual si llueve”, afirmaban tan tranquilos, nada que ver con las mayores: “Deja a Aratz, que pareces tú más nerviosa que él”, decía Ana, la madre de Iria, a Arantza, progenitora de Aratz, al ver cómo le retocaba, por enésima vez, su chaqueta.
Otro de los que llevaron pronto, con la ilusión por bandera, fue el grupo de los primos compuesto por el tambor Kimetz y las cantineras de txapela blanca, Elaia y Maddi. “Les hemos comprado estos chubasqueros. Ojalá que aguante la lluvia”, deseaba Bea, madre de Maddi. Y el milagro se obró respetando toda la marcha sonora, con una plaza de La Provincia que se inundó, pero únicamente de espectadores.
Tamborrada txiki. Cerca de 130 menores de menos de 15 años de Gasteiz conformaban este año la tamborrada infantil de San Prudencio que arrancó ayer a las 17.35 horas desde la torre de doña Otxanda para recorrer el centro de la ciudad y hacer su actuación conjunta en la plaza de La Provincia, junto a Aker, Babazorro y Barraskilo, que no dudaron en salir al escenario.
130
Menores fueron los integrantes ayer de la tamborrada infantil de Vitoria por San Prudencio.
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