vitoria - Las tradiciones están para cumplirlas, y si son festivas, con más razón. Los sones de la retreta y la tamborrada retumbaron ayer un año más en la Plaza de la Provincia, en una noche fresca pero que fue calentada, como no podía ser de otra forma, por la música y los sonidos de San Prudencio.
Antes de que el sol se despidiera, la Plaza Nueva dio el pistoletazo de salida a las fiestas con la interpretación de la retreta de San Prudencio desde la balconada del Ayuntamiento, en un acto que contó de nuevo con la participación de la Academia Municipal de Folklore. Desde ese momento y cada quince minutos, puntuales como relojes suizos, los trompeteros y atabaleros, en el Ayuntamiento de Vitoria primero y en el balcón de la Diputación Foral de Álava una hora después, recordaron a los vitorianos que las fiestas de San Prudencio y Nuestra Señora de Estíbaliz empezaban a coger fuerza.
En el escenario ubicado junto a la Diputación, las coreografías interpretadas por los dantzaris de Mulixka y la participación de Gaiteros de Elciego&Friends amenizaban la espera del público fuera de la plaza -con chaqueta para resguardarse del frío que ya empezaba a reinar- y de las autoridades y políticos dentro, más cómodos entre las cuatro paredes y los ágapes del Palacio foral, en un escenario perfecto para disfrutar de la retreta. De origen militar y usada en su tiempo para advertir a los vecinos del cierre de las murallas al caer la tarde las jornadas festivas, la retreta tiene su primera documentación histórica en las investigaciones de Joaquín Jiménez, que en sus estudios apuntaba cómo en 1879 se restablece la retreta en la Casa Consistorial con atabaleros y clarineros (antes que trompeteros), y que años después se llegó a tocar en la plaza de la Catedral de Santa María.
barriles Finiquitadas las cenas -en muchos casos a toda prisa- en las sociedades gastronómicas, y todavía con los caracoles y los perretxikos danzando en el estómago, los sonidos de los tambores y barriles de cocineros y alguaciles, los bailes de las majorettes y los estandartes de cada sociedad se adentraron en la plaza para cuadrar filas y arrancar con la tamborrada, que dio comienzo poco antes de la medianoche y dejó un año más mil y un instantáneas de ambiente festivo comandadas como es costumbre por Txapi Bastida, tambor mayor desde hace más de quince años. Como sucede desde 1975 -salvo 1976, con la ciudad aún convulsionada por el 3 de marzo-, la tamborrada iluminó Gasteiz de sonido cumpliendo así su 42ª edición, este año con 28 sociedades gastronómicas inmersas en la celebración: Alaia, Aldapa, Amairu Bat, Arabarrak, Azkenean, Burduntzi, Bustinzuri, Casino Artista, Celedón, Danok Bat, Eliz Axpe, Gardel Enea, Gazte Bizkor, Gasteiz Gain, Gasteizko 21, Gure Kabia, Kakiturri, Kikilisalda, Kukubarre, Landatxo, Los Álava, Mendiolakoa, Su Ta Jai, Txoritokieta, Udalaitz Leku, Urritza, Zaldiaran y Zapardiel.
verbena con joselu anayak Al tiempo que las baquetas hacían su trabajo en tambores, barriles y barriletes mientras entre el público más de uno se animaba a entonar el “suena el tun tun y con él la trompeta, es la retreta de nuestro patrón...”, en otro punto de la capital alavesa, la plaza del Arca, los Joselu Anayak comenzaban con sus bailables en un año doblemente especial para ellos, al haber sido elegidos por la institución foral como pregoneros de las fiestas patronales de Álava y agradecerlo en un emotivo acto que tuvo lugar la semana pasada en el Teatro Principal, en el que recordaron cómo las fiestas de San Prudencio han sido uno de sus escenarios más habituales durante los treinta años que acumulan de carrera artística.
Mientras para unos pasada la medianoche la fiesta no hacía más que comenzar y para otros iba siendo hora de regresar a casa, la noche previa a San Prudencio cumplió con las expectativas, también con las meteorológicas, antes de que hoy todos los alaveses se acerquen a las campas de Armentia, o al menos aquellos que ayer se controlaron durante la noche. Eso sí, a tenor de las previsiones, en la mochila del peregrino a las campas no debería falta hoy, sobre todo, un buen paraguas.