Romper barreras de género a la hora de elegir estudios que tradicionalmente se asocian a mujeres u hombres no sólo contribuye a que la igualdad sea más real en aulas y empresas, sino que ayuda a encontrar trabajo. Este caso es el de la rama industrial de los ciclos de Formación Profesional (FP), donde el nivel de inserción laboral de sus alumnos roza el 100%, con un índice de colocación del 80% apenas seis meses después de acabar su formación, tal y como concluye un estudio de Hetel, la Asociación de Centros de Formación Profesional de Iniciativa Social de Euskadi, tras la encuesta realizada entre sus 3.244 graduados en el curso 2016/2017.

Sin embargo, este análisis también corrobora, “de forma contundente”, la tendencia de años anteriores, de tal forma que los ciclos industriales continúan reflejando un porcentaje mínimo de presencia femenina, “entre un 6 o 7%, cifra que permanece inmóvil desde hace 10 años”, explica Julen Elgeta, presidente de Hetel.

Así, por ejemplo, en los centros de Egibide (surgidos de la unión de los proyectos educativos de Jesús Obrero y Diocesanas), que aglutinan cerca de la mitad de la oferta de FP en Álava, es evidente la hegemonía masculina en su rama industrial, donde hay un 91,22% de hombres matriculados (1.257 alumnos), frente al 8,78% mujeres (121). “Lo destacable es la discriminación que hay por familias profesionales. Tenemos una distribución irregular, con ciclos donde sólo hay hombres por mayoría y mujeres en otros”, resalta el director de FP de Egibide, Xabier López de Santiago. El motivo de ello obedece, como agrega, a que todavía perduran los clichés de qué empleos son más propios de hombres y cuáles de mujeres, lo que hace que la presencia femenina sea minoritaria en fabricación mecánica, automoción, mantenimiento, soldadura, robótica... “Si tenemos 25 plazas en cada grupo, cinco son de mujeres”, especifica. Y lo mismo pasa al revés, porque predominan las estudiantes matriculadas en imagen personal, peluquería, o gestión administrativa.

“Hay muchas ideas preconcebidas que determinan esa elección, como que se necesita una fuerza física muy grande, cuando la propia industria ha evolucionado mucho, al estar cada vez más automatizada. Y es bueno que sé dé la presencia de la mujer en estas empresas, pero a la hora de elegir la carrera profesional hay muchos condicionantes sociales y familiares”, lamenta.

Por esta razón, como recuerda, desde la FP de Álava llevan años intentando cambiar esta mentalidad, mediante la creación de campañas específicas, que apoya la Fundación Vital, para dar pasos para romper esas profesiones de género, orientando a alumnos y familias. En Egibide, en concreto, hacen un esfuerzo especial por trasladar que los jóvenes se apunten a lo que más les atraiga por vocación o salidas profesionales, sin tener en cuenta si su ciclo está masculinizado o no. “Con nuestro alumnado de Egibide la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), por ejemplo, desarrollamos el programa Inspira, junto con la universidad de Deusto. A los del primer curso les mostramos referentes de empresas que han desarrollado su carrera en el mundo industrial o científico. Les enseñamos esta experiencia en vivo: van al aula esos referentes para que vean esa realidad de primera mano en las clases y en las mismas empresas”.

Además, López de Santiago destaca que Álava es el territorio más industrial de Euskadi “y el hecho de que muchas mujeres no se planteen estos estudios, como territorio y sociedad es un problema importante para su desarrollo. Por eso, animo a que tanto mujeres como hombres se acerquen a esa formación en la que todavía son minoritarios”.

Maddalen Zarrabeitia Está joven, de 25 años, está estudiando el segundo curso del ciclo de Automatización y Robótica Industrial en Egibide (Jesús Obrero). Además, está realizando formación dual en Mercedes-Benz. Y no puede estar más encantada de la vida. Con una sonrisa recuerda cómo cuando aún cursaba Bachillerato Tecnológico, no sabía bien qué estudios elegir: “Me quería meter en una ingeniería, pero el Dibujo Técnico no se me daba bien del todo, así que al final me apunté a Derecho porque mi padre me dijo que me iba a servir para todo”.

De todo, menos para su felicidad, así que abandonó la carrera, cuando sólo le quedaba una asignatura para terminarla. “En el verano de 2016 mi madre me dijo que mirara un grado porque sabía que el mundo de la industria me gustaba y me dijeron que Robótica iba a tener muchas más salidas que otras, así que me apunté sin saber muy bien en qué consistía”, precisa.

En ese periodo de transición no le falto escuchar que “si estaba loca por el cambio de una rama a otra tan diferente” o que “cómo se me ocurría en meterme en algo así”.

Pero Zarrabeitia asegura que sabía dónde se estaba matriculando. “Y ya me esperaba que me iba a encontrar con todo chicos porque más del 90% de alumnos de FP son hombres y en mi clase sólo éramos dos chicas”.

Pero no se “ha cortado” con sus compañeros. “No tengo problemas de sociabilidad. Además, no nos han discriminado por ser mujeres o por nuestros posibles conocimientos, ni a mí ni a la otra chica que venía de Estética, y siempre nos han tratado bien haciendo que seamos una más”.

En junio del año que viene acaba el ciclo que ha estado compaginando con su formación dual en la empresa Mercedes, donde entró en prácticas en diciembre, a jornada completa de ocho horas, y donde estará un año entero. Y donde el ambiente ha sido nuevamente inmejorable.

Por eso, ahora su horizonte laboral está más claro que nunca. “Ahora, sólo me veo trabajando en Mantenimiento porque aprendes de todo y me encantaría acabar ahí”, desea. Además, “sí que es verdad que para que la igualdad laboral sea efectiva, se necesitan más mujeres. El director de la planta de Mercedes nos dio una charla y tuvo en cuenta que sólo tienen un 13% de chicas, y eso que estamos igual de capacitadas”.

Sandra Fullaondo Otra chica que rompe tópicos es Sandra Elisa Fullaondo, de 30 años, que estudió un ciclo de Diseño en Fabricación Mecánica en Jesús Obrero (finalizado en 2012) y ahora está en el segundo curso del ciclo de Programación de la Producción en Fabricación Mecánica, de Nieves Cano. También está haciendo formación dual en la empresa Bultzaki (desde junio de 2017 a junio de 2018).

Desde entonces, a Sandra Elisa Fullaondo le ha “enganchado” la rama industrial de la FP. “Y eso que no la elegí por vocación porque yo empecé estudiando Fisioterapia, que era totalmente opuesto, en mi país de origen, Paraguay, pero lo dejé cuando vine a vivir a Vitoria” .

Fue su novio el que le dijo que la FP tenía “buenas salidas”, cuando él estaba matriculado en Mecanizado. “Me asesoré y me llamó la atención Laboratorio Clínico, pero resulta que llegué tarde a apuntarme y tenía Diseño y Mecanizado. ¿Y por qué no?, me dije”.

Su madre le apoyó en esta decisión de última hora, aunque en otros entornos sí que escuchó: “¿En serio te vas a meter en eso?” o “¡Que mujeres no hay y eso es muy pesado!”, porque siguen teniendo el concepto de que sólo es de hombres, “pero más que un trabajo físico es la técnica”. Y, efectivamente, tanto en Programación de la Producción en Fabricación como en Diseño de la Fabricación Mecánica “no se ven muchas mujeres estudiando esto, en Diseño, cuando me lo saqué éramos tres Pero le ha enganchado tanto y se ha “sentido tan a gusto” que por eso decidió seguir estudiando un ciclo de la rama industrial.

Igual de cómoda está en Bultzaki, “aunque somos contadas las mujeres en la empresa, el clima es muy bueno”. De ahí que recomienda, “sin duda alguna la FP industrial”.

Alumnas. Son las matriculadas en la FP básica de los ciclos industriales en los centros de Egibide durante el curso 2017/2018, lo que equivale a un 5,56%, frente a 94,44% hombres.

Alumnas. Son las matriculadas en los ciclos de grado medio de la FP de la rama industrial, de los centros de Egibide, durante el curso 2017/2018. Son un 5,28%, frente al 94,72% de hombres.

alumnas. Son las matriculadas en los ciclos de grado superior de la FP de la rama industrial, de los centros de Egibide, durante este curso. Ellas son un 10,90% frente al 89,10% de varones.

Vitoria - Según una encuesta de la Asociación de Centros de FP de Iniciativa Social de Euskadi (Hetel), los ciclos con mayor porcentaje de inserción son robótica, fabricación mecánica, soldadura y calderería, construcciones metálicas, sistemas microinformáticos y redes, eficiencia energética y energía solar, mecatrónica industrial, transporte y logística, proyectos de edificación, carpintería y mueble y cuidados auxiliares de enfermería. Todos estos ciclos formativos ofrecen, según los datos, unas tasas de inserción laboral que superan el 85%. Por el contrario, los de menor tasa laboral son ortoprótesis y productos de apoyo (40%); proyectos de obra civil (33%); instalaciones frigoríficas y de climatización (42%) y conformado por moldeo (43%).

El estudio también establece que en un 82% de los casos el empleo está alineado con la formación, principalmente en los sectores de artes gráficas, fabricación mecánica, informática y comunicaciones, y transporte y mantenimiento de vehículos, entre otras.

El mismo informe también señala que hay ciclos que cuentan con una importante mayoría femenina entre el alumnado es el caso de estética y belleza, peluquería, actividades comerciales (100% de mujeres), asistencia a la decoración (95%), laboratorio clínico y biomédico (88%) o gestión administrativa (84%), hay otros en los que la presencia de alumnas es una mera anécdota. Para los responsables de Hetel, este es un tema preocupante, sobre todo porque esos ciclos en los que escasean las mujeres suelen ser los que cuentan con mayor índice de empleo.

Modelo dual La encuesta de Hetel, que se llevó a cabo con 3.244 alumnos del curso 2016-2017 seis meses después de acabar sus estudios, destaca la eficacia del sistema de FP Dual vasco (combinación de centro de FP y empresa) para encontrar un empleo, de tal forma que, prácticamente en todos los ciclos la tasa de inserción seis meses después de finalizar la FP Dual es notablemente superior al resto de alumnos. - A.S.