Vitoria - La Diputación Foral de Álava está manteniendo un pulso de fuerza contra la procesionaria del pino, que en algunas zonas del territorio ha ido adquiriendo la categoría de plaga y contra la que se están utilizando medios biológicos que se distribuyen con un helicóptero desde hace dos años para ganar en precisión con el tratamiento.
El crecimiento de los nidos, esas bolsas sedosas blancas que se aprecian a simple vista y en abundancia en los pinares afectados, llevaron a la institución foral a declarar oficialmente el pasado 26 de julio la existencia de la plaga de la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) para 2017 en el ámbito jurisdiccional de los municipios de Laudio y Okondo, y de los concejos de Urbina-Eza, Aprikano, Delika, Lanteno, Luiaondo, Luna, Zuhatza y Zuhatzu-Kuartango y la calificación de utilidad pública de la lucha contra dicha plaga.
Sin embargo, la lucha contra las orugas había comenzado antes. De hecho, según un informe del Departamento de Agricultura de la Diputación, durante el año 2016 se trataron cerca de 700 hectáreas afectadas, el 75% en la vertiente cantábrica y gran parte del resto en Kuartango, zonas con cañón terrestre en Estibaliz y Oion, especialmente en cercanía a zonas transitadas por usuarios del monte y visitantes. El departamento reconoce que no se pudo llegar a tratar todas las masas afectadas por falta de presupuesto y porque tampoco la bibliografía lo aconsejaba claramente.
Para la aplicación del tratamiento se actuó con helicóptero, por su mayor versatilidad en comparación con el avión, por las múltiples opciones de maniobrabilidad de cara al repostaje en monte y por la menor deriva del producto aplicado. Se aplicó el producto biológico baccillus thuringiensis, al 11,8%, homologado por el Ministerio de Agricultura para aplicaciones aéreas, y se descartó el dimilín por su etiquetado de “peligroso para el medio ambiente”, zanjando así un período de uso continuado de este último producto químico por uno biológico en Álava.
Las primeras conclusiones de aquel año 2016, con nuevo producto y repartido con helicóptero, parecen tener menos problemas por la deriva del viento, pero el producto utilizado fue menos efectivo que en años previos. Sin embargo, se decidió seguir apostando por el tratamiento biológico con Baccillus thuringiensis, buscando las predicciones meteorológicas ideales para maximizar la eficacia del tratamiento. De hecho, tras la inspección realizada por la guardería forestal durante los meses de febrero y marzo de 2017, meses en los que se deben realizar esos estudios de campo, se comprobó que el tratamiento, con carácter general, había sido moderadamente efectivo en las zonas tratadas. Los lugares elegidos presentaban un nivel de infestación similar al del año 2016, con disminuciones moderadas en sectores determinados pero también con aumentos de niveles de infestación en ciertas zonas, como sucede en los montes de Okondo y Llodio. Sin embargo, en las faldas de Badaia, en Kuartango, con pino silvestre, los niveles de infestación han disminuido en un nivel respecto al 2016.
Posteriormente, los días 9 y 10 de octubre de 2017 se volvió a repetir la operación en terrenos forestales de coníferas de los municipios de Kuartango, Okondo y Llodio. En total se trataron 828,22 hectáreas desde helicóptero repartidas entre Llodio (551,64 hectáreas), Okondo (133,18) y Llodio/Okondo (4,97), pertenecientes todos ellos a la cantábrica alavesa, y en Aprikano (50,27), Urbina-Eza (65,21) y Zuazo Kuartango (22,96.).
Previamente al trabajo, el servicio de Montes comunicó por escrito a los municipios y juntas administrativas dónde se trataría y que se efectuaría a partir de la segunda quincena del mes de septiembre de 2017. Para mejorar la efectividad se buscaron las fechas mencionadas anteriormente en los que la información meteorológica destacó que los vientos fueron casi nulos (<3 m/seg) y la humedad de ambiente superior al 70 % en todo momento. Las temperaturas se mantuvieron entre los 9 y 19 grados.
El helicóptero voló a unos 120 kilómetros por hora de velocidad media a unos 10 metros de altura sobre la vegetación. Con estos parámetros, el ancho óptimo de tratamiento es de 25 metros y el tratamiento se realizó donde existían poblaciones de procesionaria a niveles significativos, que podían causar daños importantes en los pinares a causa de las defoliaciones.
La maniobrabilidad y la rapidez del uso del helicóptero permiten realizar trabajos muy precisos que, junto con la baja altura de vuelo, permite una mínima deriva del producto. A estas características se le añade la visibilidad desde la cabina del piloto, reaccionando de forma rápida y cerrando los dispersores en caso de ver algún lugar donde no se pueda echar producto (bosques de frondosas, huertos, personas, etc.) o ante cualquier elemento que pueda generar dudas.
Por otro lado, el piloto contaba con la información de los lugares a tratar en su propio navegador donde ya se habían dejado a un lado las zonas donde no se puede tratar (parcelas de agricultura ecológica, masas de agua, etc.). Además, al realizarse sobre masas arboladas, y como una lluvia fina, la cantidad de producto que pudiese llegar a atravesar las copas y alcanzar el suelo sería mínima. A esto se añade, y así lo confirmaba Alfredo García, presidente la agrupación de productores Giez Berri, al realizarse el tratamiento en los meses fríos, cuando no hay flores, el riesgo para los insectos, concretamente las abejas, prácticamente no existe y señalaba que las primeras floraciones de romero se producen en Rioja Alavesa al comienzo del verano, por lo que la distancia en el tiempo, desde octubre, es muy grande.
Los daños Y es que la procesionaria, la thaumetopoea pityocampa preocupa a los responsables de las instituciones tanto por el daño que provocan en los árboles como en la salud de las personas o los animales. En el primer caso, los nidos sedosos de las orugas ocasionan una pérdida de foliación, ya que se alimentan de las acículas de los pinos, y por lo tanto generan una mala calidad en su desarrollo que les hace perder casi todo su valor comercial.
En cuanto a las afectaciones para la salud de personas y animales, los principales afectados con los usuarios de los montes: trabajadores forestales, senderistas, cazadores, familias que disfrutan de un día de campo. La inhalación de los finos pelos de la oruga, donde oculta su veneno, puede producir desde urticarias hasta reacciones alérgicas, especialmente en los niños según los expertos. También corren un alto riesgo la fauna silvestre o las mascotas o los perros de caza que acompañan a los usuarios. Para estos últimos el riesgo es mucho mayor, ya que perros y gatos, por su innata curiosidad, llegan a comerse las hileras de las orugas, que a veces se unen hasta formar hileras de hasta 30 centímetros y el veneno les necrosa la garganta y les puede causar la muerte.
¿Por qué se combate a la procesionaria?
1- Por riesgo o alerta sanitaria para las personas usuarias del monte y los trabajadores forestales (ejemplo, los que hacen tratamientos selvícolas, sometidos casi siempre a tratamientos antiestamínicos).
2- Por la existencia de muchos nidos cerca de caseríos, viviendas, cuadras, ganado, zonas de tránsito o senderos de excursionistas.
3- La caza en Kuartango 2016. Se suspendió alguna batida por afecciones a perros de caza (hinchamiento de traquea).
4- Por depreciación del valor de la madera, al perderse la producción.
5- Por las solicitudes de diferentes entidades dueñas de montes y ayuntamientos.
6- Por las perspectivas que se dan a los particulares diciendo que pueden plantar pino radiata, dando subvenciones, etc, y resulta coherente proteger esas masas de árboles.
7- Porque hay comunidades autónomas donde sí ha sido efectivo el mismo tratamiento.
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De julio de 2017. La Diputación de Álava declara la existencia de la plaga de la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) para 2017 en el ámbito jurisdiccional de los municipios de Laudio y Okondo, y de los concejos de Urbina-Eza, Aprikano, Delika, Llanteno, Luiaondo, Luna, Zuhatza y Zuhatzu-Kuartango y la calificación de utilidad pública de la lucha contra dicha plaga.
828
Hectáreas. En octubre de 2017 se actuó en terrenos forestales de coníferas de Kuartango, Okondo y Llodio. En total se trataron 828,22 hectáreas desde helicóptero.