vitoria - El diputado general, Ramiro González, se mostró ayer “decepcionado” por las conclusiones de los informes elaborados por la Fundación Nueva Cultura del Agua referidos al regadío de Valles Alaveses y al embalse de Barrón, que fueron presentadas en la Comisión de Agricultura de Juntas Generales de Álava celebrada el pasado lunes. El mandatario foral se mostró sorprendido de que los responsables de esos informes desconocieran por un lado la estructura municipal, la existencia de concejos en el ordenamiento político de Álava, y, por otro, que plantearan que “la gente se debería dedicar a otras actividades diferentes a las agrarias”.
Para Álava, apuntó González, “la agricultura es fundamental para el desarrollo de nuestro territorio y me decepciona que esas personas -refiriéndose a los responsables de Fundación Nueva Cultura del Agua- trasladen que no son necesarios los agricultores”. El proyecto continuará “porque es necesario para la comarca y para el territorio, pero me apena profundamente esa conclusión”, afirmó.
Los proyectos del embalse de Barrón y del regadío de Valles Alaveses quedaron cuestionados por representantes de la Fundación Nueva Cultura del Agua en su comparecencia en las Juntas, donde acudieron para trasladar los estudios económicos, de procedimientos y las opiniones de colectivos y especialistas, dejando claras las importantes lagunas que a su juicio tiene el proyecto. El trabajo había sido encargado a la Fundación Nueva Cultura del Agua por el Departamento foral de Agricultura a requerimiento de las Juntas Generales para tratar de conocer la valoración de una entidad independiente sobre el proyecto. De acuerdo con el contexto recogido en el citado informe, el plan del regadío fue desarrollado por Acuaes, una empresa pública del Ministerio de Agricultura con el fin de incrementar el regadío en 5.613 hectáreas, básicamente, en la zona de Ribera Alta, para lo cual los elementos fundamentales eran un embalse en la zona de Barrón y la red de infraestructuras de canalizaciones.
Esa instalación se calculó con un coste de 154.554.915 euros, IVA aparte, y un coste de explotación de 423.218 euros anuales. La Fundación analizó la viabilidad y pudo comprobar que “solo se crearían 24 puestos de trabajo”. En cuanto a la rentabilidad, la entidad pudo apreciar que era negativa, “ya que se analizaron 18 escenarios diferentes de cultivos y todos resultaron negativos. Y no solo eso, sino que además la recuperación de los costes de inversión no se lograría y los de explotación lo serían a un coste muy elevado para los usuarios”. - P.J.P.