Vitoria - Hoy arranca en Vitoria el BTI Day, cita que durante los próximos fines de semana viajará por distintos lugares del mundo hasta completar una extensa gira internacional con la que los profesionales de este centro de investigación tecnológica volverán a señalar el camino que conduce hacia el futuro.
Vuelven a presentar una primicia mundial relacionada con las aplicaciones terapéuticas del plasma rico en factores de crecimiento. ¿Dónde está el límite para esta vía de investigación?
-Somos una empresa que el 100% de lo que fabricamos y desarrollamos son patentes propias, fruto de investigaciones que a veces llevan 10 años en marcha. Con respecto a esa nueva aplicación del plasma rico en factores de crecimiento, este fin de semana presentamos la resultante de cinco años de investigación en la que hemos invertido un dineral. Esfuerzo, recursos... En esta ocasión hemos conseguido desarrollar un producto, pero hay veces que todo ese esfuerzo no se consolida en un producto. Eso es lo que implica ser innovador y esa es nuestra dinámica habitual. O nosotros estamos en el mundo o lo que hace el mundo es copiarnos. No tenemos más remedio que tener una presencia global en todos los primeros países.
Cada año incorporan más citas internacionales. ¿Qué novedades se suman en esta ocasión?
Este año hemos abierto Canadá, Francia, hemos ampliado nuestra presencia en Japón, Australia... Y unos cuantos países más.
Moverse constantemente alrededor del mundo compartiendo conocimientos, ¿resulta tan apasionante como agotador?
-Este fin de semana pasado estuve en Newcastle, antes estuve en el BTI Day de Miami correspondiente al año anterior, el anterior en un congreso europeo, el anterior en Tokio, antes en Toyama y venía de Boston. Esto sólo en un mes, correspondiente al fin de la anterior gira, y ahora arrancamos la nueva. Cierto es que contamos con un gran equipo. Todos los años visito todas las primeras plazas, aunque algunos países, los más pequeños y distantes, nos los repartimos y acudo cada dos años por razones de salud.
¿Qué supone para Eduardo Anitua el BTI Day de este año?
-En el BTI Day de este año vamos a repasar lo que hemos hecho durante los últimos 10 años en investigación del tratamiento del maxilar atrófico. Hablamos de pacientes que perdieron sus dientes y que perdieron su hueso. En otras palabras, pacientes desahuciados, personas que no tenían opción de tratamiento y a los que nosotros hemos dedicado muchísimo esfuerzo en investigación y desarrollo. Vamos a presentar nuevas técnicas y todo lo relacionado con su evolución a lo largo de esta década. Al mismo tiempo mostraremos estudios retrospectivos de evolución del tratamiento del maxilar atrófico.
Hablamos de medicina regenerativa muy compleja...
-Hablamos de pacientes que han perdido los dientes, el hueso y el soporte labial de su cara. Empezamos reconstruyendo la cara desde los cimientos. Empezamos por el hueso maxilar para dar soporte a esa cara, seguimos colocando implantes para poder colocar la prótesis y terminamos con todos los desarrollos del CAD-CAM para conseguir unas prótesis más biológicamente adaptadas, con una mejor higiene y, lo que para mi es crítico, con una reversibilidad. Podemos atornillar y desatornillar con técnicas mínimamente invasivas.
Con tantos frentes abiertos, ¿no se acumula el trabajo?
-Estando inmersos en el desarrollo de todo esto siempre surge el siguiente reto. Nos preguntamos qué más podemos hacer por los pacientes y llegan las ideas. En su día desarrollamos la técnica y la aplicación del plasma rico en factores de crecimiento, que como mínimo se está usando en 100 países. Pues en este BTI Day vamos a presentar en Vitoria, a nivel mundial, un nuevo producto relacionado con ello y que va a resultar revolucionario.
¿Qué resultados han obtenido del estudio de los casos clínicos de maxilar atrófico durante estos diez años?
Una constante evolución. Resulta evidente que hoy en día no estamos realizando la misma implantología que hace diez años. Y al mismo tiempo estamos consolidando que muchas de las técnicas que desarrollamos hace diez años han demostrado ser revolucionarias y absolutamente vanguardistas. Sobre todo en el aspecto de resolver problemas graves con técnicas muy poco invasivas.
El año pasado se presentó como novedad la técnica de autotransplantes dentarios en niños. ¿Cómo está evolucionando?
-Este año volvemos a presentar nuevos casos. Hay que tener en cuenta de que se trata de situaciones que requieren de años de evolución porque estamos transplantando gérmenes dentarios a niños y hay que esperar al crecimiento del diente y de la cara del niño para completarlo todo con tratamientos de ortodoncia. La verdad es que son casos espectaculares, una nueva ventana abierta al tratamiento de situaciones muy, muy extremas.
El BTI Day es una jornada de puertas abiertas, de difusión del conocimiento. ¿Es normal compartir técnicas propias?
-Toda nuestra formación la realizamos a través de nuestra fundación. Llevo 25 años dando conferencias alrededor del mundo sin cobrar un euro por ello. Si algún congreso genera un ingreso, el dinero siempre va a parar a la fundación. Todo ese dinero se invierte en formación y en investigación. Bajo mi punto de vista es una obligación ética compartir el conocimiento. No tiene mayor sentido ser el más listo del cementerio. Hablamos de medicina, lo que supone que compartir ese conocimiento mejora la calidad de vida de miles de personas alrededor del mundo. ¿Cómo no lo vas a compartir? ¿Qué te compensaría no compartirlo?
Ante la cantidad de solicitudes que reciben cada año, ¿cómo gestionan los destinos de los BTI Days?
-Este año hemos organizado dos reuniones en Vitoria con nuestros líderes de opinión que han venido desde 40 países. Han sido fines de semana en los que se ha formado a estas personas, los líderes de opinión, para que ofrezcan el BTI Day en países a los que de otra manera no nos daría tiempo a llegar.
Este año BTI ha participado en la expedición Northabout a Groenlandia y Canadá, iniciativa en la que se ha estudiado la salud bucodental de los Inuit ¿Qué conclusiones pueden extraerse de esta experiencia?
-La expedición se interesó por saber cómo funciona la salud oral en lugares en los que no se puede ir al dentista en cualquier momento, porque pasa cada seis meses por el sitio en el que viven. La médico de la expedición nos va a ofrecer los detalles de lo que vio durante el BTI Day. Seguro que a los participantes les resultará cuando menos curioso escuchar esta historia.
Otro de los campos en los que están desarrollando técnicas absolutamente novedosas es el del tratamiento de las apneas del sueño y la roncopatías. ¿Se perfilan novedades?
Hay mucha gente en el mundo que nos está pidiendo consejo y ayuda, así que hemos creado la primera unidad de telemedicina para el diagnóstico y tratamiento de las apneas del sueño.
¿Cómo va a funcionar exactamente?
-En nuestro caso, la telemedicina se basa en dos aspectos. El primero, desarrollar equipos portátiles de diagnóstico, unos maletines de pequeño tamaño, que podemos enviar a cualquier lugar. El segundo aspecto es que podemos mantener conversaciones o consultas online con los pacientes. El tratamiento de las apneas del sueño despierta un gran interés en muchas partes del mundo, pero todavía hay muchos expertos que no conocen lo que hemos desarrollado. La semana pasada estuve hablando de ello en Newcastle, en la sociedad médica más importante de Inglaterra y exceptuando a cuatro doctores que ya habían estado de visita en Vitoria, nadie sabía nada de esto.
El sistema incluye una unidad de diagnóstico que recoge multitud de datos de los pacientes mientras duermen. ¿Qué resultados han obtenido a partir de esas mediciones?
-Sobre todo, además de avanzar en el tratamiento, hemos mejorado mucho los equipos. La fiabilidad de los aparatos, totalmente portátiles y desarrollados completamente en BTI, desde el diseño hasta el software pasando por la electrónica, es impresionante. En un estudio que hemos llevado a cabo comparando nuestra lectura automática con lecturas manuales de técnicos especializados, vemos que hemos conseguido crear un aparato inteligente. Es más preciso que la lectura manual.
La implantología es otro de los campos en los que BTI es un referente. ¿Hay novedades en esta materia?
-Existe una fundación que nació en Europa para comprobar la calidad de los implantes dentales. Se creó porque en estos momentos, desafortunadamente, la popularización de la implantología oral ha dado lugar a una banalización de algo muy serio y ha empezado a surgir el low cost. La consecuencia es que el nivel de fracasos en implantes se ha disparado y, lo que es peor, también se han disparado los casos de periimplantitis, es decir, de infecciones alrededor de los implantes que resultan absolutamente inaceptables. Cuando hablamos de fracasos no nos referimos a rechazos, sino a malos empleos de técnicas o de materiales que dan lugar a un mal resultado. A un paciente se le pueden colocar tres implantes y fracasarle uno. Si fracasaran los tres podría darse rechazo, pero no es el caso. Pues bien, esta fundación analiza la calidad de los implantes poniéndose en contacto con las empresas del sector y solicitándoles muestras de su producto para analizarlos. Lo que las empresas no sabían es que, de forma paralela, la fundación compraba sus implantes en diversos países como si fuesen un particular y los cotejaban con las muestras. Así, comprobaban si las compañías vendían realmente lo que ofertaban y la calidad de sus productos. Hemos sido la primera empresa en el mundo que ha conseguido el certificado de la fundación.
Entiendo que al resto de las compañías del sector no les ha ido tan bien...
-El estudio comparativo abarcó a las 100 empresas de implantología más importantes del mundo y los resultados... Sólo puedo decir que han dado lugar incluso a amenazas. Hay empresas que cuentan con el marcado CE, el sello de calidad europeo, y no deberían tenerlo.