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Valdegovía vuelve a convertirse en el hogar de la patata alavesa

La edición supuso todo un éxito de asistenciaLos agricultores lamentan la caída de los precios de este año

Valdegovía vuelve a convertirse en el hogar de la patata alavesa

valdegovía - La patata alavesa volvió a ser protagonista durante la jornada de ayer en Villanueva de Valdegovía, donde se celebró una nueva edición de la Feria de la Patata en una memorable jornada de buen tiempo, ausencia de incidentes y una gran participación de vecinos y visitantes. Como es tradicional, las campanas del lugar fueron las encargadas de avisar del comienzo de la feria con un rito que se ha convertido en algo característico que constituye por sí mismo todo un espectáculo que emociona y llena el Parque de Valderejo de tañidos metálicos.

Tras ello, y hasta primeras horas de la tarde, el mercadillo artesano se convirtió en el lugar de referencia principal, aunque no exclusivo. A la entrada y salida de la localidad se colocaron los tractores para ofrecer a los visitantes sacos de 25 kilos de patatas nuevas al precio de diez euros, cinco menos que el año anterior en Espejo y dos euros más que dos años antes en este mismo municipio. La gente se acercaba a los remolques y charlaba con los productores, interesándose por las variedades Kennebec, que eran las que se pusieron a la venta y que se corresponden con las últimas retiradas del campo. De esta forma, fue frecuente ver cómo se acercaban los coches para pedir uno, dos o más sacos con los que proveer la despensa familiar a un muy buen precio, con la garantía de saber que las patatas que se llevaban a casa eran 100% alavesas.

Y por si había alguna duda, en el mercadillo artesano uno de los puestos instalados fue el de Neiker-Tecnalia. Allí se pudieron ver algunos de los resultados de sus trabajos de investigación y desarrollo. Eva Ugarte, responsable de programas de Neiker, contaba que “desde que empiezas a estudiar una nueva variedad hasta que llega el registro definitivo, pasan entre 10 y 12 años. En estos momentos, en Neiker, tenemos variedades que internamente las hemos clasificado como nuevas y las hemos identificado como variedades con propiedades totalmente diferentes a las que están hoy en el mercado, pero eso tiene que pasar por una oficina de variedades y de registro de variedades y una testificación oficial por agentes que son externos a Neiker”. Explicaba que “para eso tenemos que hacer pruebas de producción y de calidad tanto dentro de la Comunidad Autónoma Vasca como fuera, porque una de las características que nos piden es que esas características nuevas sean validadas no solo donde se han producido, sino también en otros lugares donde se puedan producir”. Así, anticipaba que “ahora mismo estamos en ese proceso, tenemos ya dos variedades nuevas y al año dispondremos de la certificación oficial y podremos venir a la próxima feria con ellas”.

Y, como se suele decir, hasta ahí se puede contar, porque “los nombres de las dos variedades aún no se han hecho públicos. Todavía permanecen en el proceso interno y se guarda reserva sobre todos los aspectos de las variedades hasta que termina el procedimiento, pero anticipo que van a ser una sorpresa”.

En principio, estas variedades serán idóneas para la producción en Álava como patata de siembra, “que es muy importante en Álava”. “Una de las metas que persigue Neiker con su trabajo es que sirva para que el sector alavés sea más competitivo. Al fin y al cabo somos un centro público de investigación, la mayor parte de nuestros fondos económicos proceden del Gobierno Vasco y lo que nos interesa es revertir ese dinero en el propio sector, en el sector primario del País Vasco. Por eso, una de las cosas que buscamos es que esas variedades nuevas sirvan para que el sector se haga más fuerte y competitivo. Esto lo tenemos en cuenta permanentemente y por eso todas las pruebas se realizan también aquí, por lo que este es el primer filtro que pasan”.

En Neiker se conservan hasta 500 tubos de ensayo dentro de la extensa colección de variedades de patatas: antiguas, nativas, especies del género Solanum?. A partir de ese medio millar de donantes, cuando quieren desarrollar una variedad con unas características determinadas eligen un padre y una madre que puedan tener esas características y, a través de un proceso de cruzamiento, van saliendo nuevas generaciones de patatas. Entonces es cuando se comprueba su carácter morfológico, la calidad industrial o para el consumo y se van seleccionando aquellos tipos de los parentales que tienen las propiedades que interesan en la investigación. Al cabo de unos años de multiplicación, se logran las variedades anheladas, como la Gorbea, la Entzia -cuya característica es el color morado-, la Miren y otras.

El proceso no concluye con la satisfacción de saber que se han logrado nuevas variedades, sino que a continuación hay que llevarlas a la Oficina Española de Variedades Vegetales, donde experimentan con ellas durante dos años y las comparan con otras tradicionales. Si verifican que es distinta, la registran y en Neiker Teknalia la licencian y ofrecen a las empresas y cooperativas, como Nuestra Señora de Ocon o Alavesa de Patatas, que son las que las venden las patatas de siembra a los agricultores para transformarlas a través de la plantación en patata de consumo.

Lo malo es que la evolución del cultivo de la patata en Álava está en plena crisis a causa de la poca rentabilidad y los picos de precios que sufre en cada campaña. Lo contaban los agricultores que habían apostado los remolques a la entrada y salida de la localidad para tratar de vender los 20.000 kilos que se suelen poner a la venta. “Rentable es cuando tiene un precio estable, pero nosotros sembramos la patata y no sabemos cuál va a ser su precio de salida. Este año se están vendiendo a la industria a seis y siete céntimos, y con los costes que tenemos para producirlas es imposible sobrevivir”.

A pesar de esta incertidumbre, se sigue apostado por ese cultivo porque hay años no tan malos, como el pasado. El problema está en lo que viene de fuera, especialmente de Francia, que provoca bajones. Al crecer la oferta, y este año ha entrado mucha patata mucho antes de lo que suele ser habitual, caen los precios. “Aunque ofrezcas más calidad, la gente en las tiendas no distingue clases, todas son patatas. Prima el precio. La gente no se mueve para ir a por las patatas de calidad. Si ven en un hipermercado la bolsa de 5 kilos a buen precio, la compran allí”, lamentan.

Además de la venta de patatas y otros productos, la feria tuvo su propia degustación preparada por la sociedad gastronómica Boilur, cuyos miembros repartieron un guiso de patatas con setas sobre la una de la tarde. En ese momento también se celebró el programa de partidos de pelota programado en el frontón y, a cuyo término, se homenajeó al alguacil de la localidad, Toñín Barrero, que se jubila ahora.