laguardia - Sin llegar a los 2,13 euros pagados en 1999 por el kilo de uva tinta, o los 2,48 euros por litro de vino percibido por el agricultor el año anterior, todo apunta a que esta vendimia dejará cifras de negocio altas cuando comienzan a conocerse operaciones como las de Bodegas Riojanas, de Cenicero, que abonará 1,20 por el kilo de uva tinta y 0,85 por la blanca.

Este es el temor que corre como la pólvora entre los elaboradores, y de hecho, el Grupo Rioja, que reúne a las grandes bodegas de la denominación, tuvo que realizar un llamamiento estos días de atrás “a la contención y la moderación en las operaciones para esta campaña”, un llamamiento que coincide con la situación que se vive en Ribera de Duero, donde algunas partidas de uva se están vendiendo a tres euros el kilo.

La asociación empresarial pedía responsabilidad de los agentes del sector y aireaba el temor para no repetir situaciones como la sucedida en 1999 cuando, también por una helada, se produjo un incremento de precios con nefastas consecuencias para bodegas y viticultores. Ese año, el kilo de uva alcanzó 2,13 euros, obligando a las bodegas a incrementar precios por botella que perjudicaron la competitividad del Rioja -dicen-, y tuvo como consecuencia una brusca bajada del precio de la uva tinta a 0,75 euros/kg. en 2000, para luego desplomarse hasta 0,49 euros/kg. en 2001. Para dicho Grupo, la experiencia previa y el conocimiento del mercado indican que una subida de precios implicaría una importante pérdida de ventas a favor de otras denominaciones y, con la competencia actual, sería más difícil recuperar la presencia del Rioja en sus mercados tradicionales y penetrar en los nuevos que se están abriendo. Sin embargo, para los agricultores, la subida de precios supone recoger los frutos del duro trabajo realizado.

Y es que, el campo ya está prácticamente listo para empezar a recibir a las cuadrillas de vendimiadores. De hecho, en CVNE, se comenzará esta semana con una vendimia selectiva en Viñedos del Contino, en Laserna, y la próxima semana continuará con esta selección en Rioja Alavesa y Rioja Alta, para las bodegas Viña Real y CVNE en Haro, respectivamente.

María Larrea, directora técnica de CVNE, asegura que la sequía de los últimos meses estaba provocando una aceleración en la maduración en toda la denominación, pero las lluvias de los últimos días y una ligera bajada de las temperaturas han favorecido una maduración más lenta y progresiva. Asimismo, las buenas temperaturas durante el día, combinadas con el descenso térmico registrado durante las noches han repercutido favorablemente en la calidad de la uva que, además, presenta un buen estado sanitario. Según Larrea, “los controles realizados hasta la fecha nos indican que estamos ante una cosecha más corta, pero de buena calidad”, ya que la cantidad será ligeramente inferior a la campaña anterior debido a la helada que tuvo lugar el 28 de abril en Rioja Alta y Alavesa.

Por su parte, el Consejo Regulador, en su último boletín de maduración, de ayer mismo, afirma que la buena evolución que están experimentando los parámetros de acidez, pH y alcohol probable es la principal conclusión del quinto control de maduración de la uva.

Así lo indican los datos obtenidos a partir del análisis de las muestras tomadas el pasado lunes día 4 entre los que Pablo Franco, director del órgano de control, destaca “la mejoría en la evolución de polifenoles y antocianos, con un comportamiento positivo, aunque lento, en el avance de su maduración”.

Las precipitaciones de la última semana han sido en términos generales positivas y han venido acompañadas en los días posteriores de unas condiciones meteorológicas perfectas para la maduración, que se ve favorecida por el mayor contraste de temperaturas entre la noche y el día.

Las conclusiones facilitadas por los servicios técnicos del Consejo Regulador confirman que se mantiene el adelanto medio de 15 días sobre la cosecha anterior y que el estado sanitario y vegetativo del viñedo sigue siendo óptimo. Igualmente, se ha constatado esta semana un ligero aumento del peso del racimo, aumento que resulta más significativo en las variedades blancas.

Por último, indican que catorce de las muestras tomadas corresponden a viñedos testigo que han sido afectados por la helada de abril, constatándose que la producción en la zona helada intermedia ha tenido una buena recuperación, mientras que en los viñedos de gran intensidad de helada la recuperación productiva ha sido más limitada, lo que condiciona la evolución de su maduración.

Desde que comenzó a vendimiarse el pasado 10 de agosto, la fecha más temprana de la historia de la Denominación, se han recolectado - hasta el día 5 de septiembre - 8,7 millones de kg de variedades blancas y 12,8 de variedades tintas, lo que suma un total de 21,5 millones de kg de uva, que en su mayor parte corresponden a la subzona Rioja Baja. Según indica Pablo Franco, “en las zonas en las que está iniciada la vendimia, cuyo ritmo va aumentando paulatinamente, se observa una buena producción, con racimos sueltos y de peso medio adecuado”.

La propia Casa del Vino, de Laguardia confirmaba esos buenos parámetros y coincidía en que hay un adelanto de maduración de al menos 15 días respecto al año anterior. Según sus análisis, la riqueza glucométrica en mosto se sitúa en tempranillo en torno a los 12º5 en los parajes muestreados y en la viura hay un valor medio de 12º0. En cuanto a las plantas, éstas tienen muy buen estado vegetativo y sanitario tanto de la viña como de la uva en general.

En la zona de Rioja Alavesa se toman muestras en 14 parajes diferentes en Oion Laguardia, Lapuebla de Labarca, Elciego, Lantziego, Laserna, Baños de Ebro, Moreda y Elvillar, lo que permite una estimación bastante exacta del estado de las uvas en todo el Territorio.

En el conjunto de la Denominación (Rioja Alavesa, Rioja Alta y Rioja Oriental), para la toma de muestras, se subdivide el territorio de la D.O. en 20 zonas vitícolas, dada la diversidad climática que presenta, coincidiendo la variación con su orografía y con la gradación progresiva de la altura del valle del Ebro, cuyas cotas van de 300 a 700 m. Los viñedos “testigo” -57 en total, de los que 14 son de Rioja Alavesa- se eligen teniendo en cuenta su grado de representatividad de la zona en que se ubican, tomándose en cada uno de ellos 100 bayas de 33 cepas diferentes (dos bayas son del hombro y una del ápice de cada racimo).

Las muestras recogidas por los veedores del Consejo son analizadas en los tres laboratorios oficiales de la Denominación: Casa del Vino de Laguardia, Estación Enológica de Haro y Estación Enológica de Olite. Los parámetros analizados son los que, al alcanzar el equilibrio idóneo entre sí, permiten determinar el momento óptimo de madurez de la uva: peso de la uva, grado alcohólico probable, acidez total tártrica, pH, ácido málico, potasio, índice de polifenoles totales, antocianos e intensidad colorante.