samaniego - La alianza entre Tempos Vega Sicilia, uno de los buques insignia del vino a nivel estatal, y el grupo empresarial Edmond de Rothschild se fraguó hace ya cerca de 15 años, cuando un encuentro “casual” entre sus máximos responsables alumbró la idea de embarcarse en un proyecto bodeguero conjunto en el corazón de la DOCa Rioja. La primera cosecha de Macán y Macán Clásico, las dos variedades de vino que resultaron de la flamante colaboración, fue una realidad en 2009 tras un “cuidadoso”, “discreto” y prolongado trabajo de selección y compra de viñedos, más de 100 hectáreas repartidas por las localidades riojanas y alavesas de San Vicente de la Sonsierra, Samaniego, Laguardia, Labastida, Elvillar, Ábalos, Navaridas y Kripan.

Cuatro años después, apoyándose en instalaciones alquiladas y con una producción de 69.000 botellas que agotó todas sus existencias en unas pocas semanas, el grupo salió por fin al mercado. Pero sólo era el principio. La construcción de una bodega propia que paulatinamente permitiese producir 350.000 botellas de Macán por añada se convirtió entonces en una prioridad que desde ayer, tras una inversión de 22 millones de euros y dos años largos de trabajos, es por fin en una realidad.

Las modernas instalaciones, situadas en el término municipal de Samaniego, fueron inauguradas oficialmente durante un acto al más alto nivel presidido por el rey emérito de España, Juan Carlos I, que estuvo acompañado por la infanta Elena de Borbón. A la cita acudieron también autoridades políticas como el lehendakari Iñigo Urkullu; la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina; los presidentes de La Rioja y Castilla y León, José Ignacio Ceniceros y Juan Vicente Herrera, o el diputado general de Álava, Ramiro González. Ariane de Rothschild, presidenta del grupo Edmond de Rothschild, y Pablo Álvarez, consejero delegado de Tempos Vega Sicilia, ejercieron de maestros de ceremonias durante un evento al que acudieron cerca de 400 invitados y que estuvo marcado en lo climatológico por un radiante sol. “No vamos a descubrir La Rioja, porque está infinitamente descubierta ya. Llevamos 15 años con este proyecto, pero es sólo el comienzo. Ahora debemos consolidarlo”, remarcó Álvarez durante una breve visita por las instalaciones, que se reparten en un gran complejo de tres edificios y más de 9.000 metros cuadrados construidos a los pies de la Sierra Cantabria. “Siempre hemos tenido la idea de hacer uno de los mejores vinos del mundo”, enfatizó, por su parte, De Rothschild.

Una de las bases fundamentales de las flamantes Bodegas Benjamín de Rothschild & Vega Sicilia será la combinación de las técnicas tradicionales con los últimos avances tecnológicos para elaborar, según anhelan sus responsables, un vino con “categoría de leyenda”. A ello se une una apuesta por la “sostenibilidad” y el “respeto al medio ambiente”, mediante un control “exhaustivo” de los suelos y las viñas, sin uso de herbicidas y limitando el uso de tractores en los viñedos para mantener el fruto en las mejores condiciones. La disposición en pendiente de la bodega, que cuenta con una planta de elaboración, otra de envejecimiento y otra de expedición, permite que la gravedad vaya impulsando la uva hasta su transformación en el preciado caldo. Las tres naves están articuladas y conectadas por un eje que recorre las instalaciones de un extremo a otro, al tiempo que las innovaciones enotécnicas de las que dispone el complejo permiten un control exhaustivo de las temperaturas y otras variables en todas las áreas del proceso de elaboración. El centro dispone también de avanzados métodos de control de la fermentación y conservación del vino y sistemas de microvinificaciones para realizar pruebas por parcelas, variedades o diferentes técnicas enológicas.

Tras la llegada de Juan Carlos de Borbón y su hija Elena, los saludos de rigor y el aurresku de honor, los propietarios de la bodega pusieron voz a este “sueño extraordinario”, forjado desde “el esfuerzo, el trabajo y la ilusión” según Pablo Álvarez. Como anécdota, una impertinente alarma interrumpió el discurso de Ariane de Rothschild, lo cual no impidió los entusiastas aplausos de sus invitados. “Que pasen un día estupendo. Que coman bien y que beban mejor”, arengó para concluir Álvarez. Antes de conocer la bodega, el monarca emérito descubrió una placa conmemorativa de la inauguración que ya preside el acceso a las instalaciones.