vitoria - Pese a las desavenencias y las acusaciones cruzadas, el Pleno del Ayuntamiento de Vitoria fue ayer capaz de aprobar una moción para exigir el cierre de la central nuclear de Santa María de Garoña. Aunque los portavoces de todos los grupos municipales manifestaron su adhesión al fondo de la cuestión, la clausura de la planta, las formas volvieron a separarles. De un lado, quedaron los autores de la moción que dio lugar a la sesión: EH Bildu, Podemos e Irabazi. De otro, el gobierno municipal, integrado por PNV y PSE-EE, quienes presentaron una enmienda a la totalidad planteando como alternativa trasladar el texto consensuado en el Parlamento Vasco a favor del cierre. En el tercer lado, el PP defendió su propia moción, igualmente contraria a la reactivación de la central pero “escasa” a juicio del resto de los grupos. Finalmente, gracias a que el bloque de las denominadas fuerzas del cambio volvió a hacer gala de cintura política apoyando la iniciativa del ejecutivo local, la enmienda salió adelante y el Pleno pudo presentar un texto exigiendo el cierre de Garoña, cuya andadura se interrumpió hace ya cuatro años. Los populares, aferrados a su posición original, se quedaron solos y votaron en contra.
El documento aprobado “exige” el cierre definitivo de Garoña y “reafirma” su posición contraria a la apertura de un almacén nuclear en sus instalaciones. Asimismo, emplaza tanto al Gobierno central como a Nuclenor “a que inicien de inmediato los trámites necesarios para el desmantelamiento”. En otro orden de cosas, la enmienda reclama a Madrid que tome medidas para “despolitizar” el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y requiere el cese de su presidente, Fernando Martí Scharfhausen.
También incluye un recado para el Gobierno Vasco al conminar a sus dos representantes en el CSN a “defender” el criterio municipal a favor del cierre definitivo. Un planteamiento que se completa con la solicitud dirigida a los servicios jurídicos del Ayuntamiento por la que se establece que si el Gobierno del PP da luz verde a la reapertura, “se estudien las posibilidades de acudir a cuantas instancias sean necesarias para impedirlo, así como la emisión de un informe, en el plazo de un mes, que analice las posibilidades de actuación para cerrar definitivamente Garoña”. La enmienda concluye con un guiño verde, ya que acuerda dar los pasos necesarios para garantizar que la energía eléctrica suministrada a las dependencias municipales “tienda a la sustitución de fuentes nucleares o fósiles por las de origen renovable”. Para ello, ordena a los técnicos del Consistorio que preparen un informe sobre la viabilidad de la propuesta.
contra nuclenor El texto de EH Bildu, Podemos e Irabazi, que decayó al aprobarse la enmienda a la totalidad, mostraba una cara abiertamente contraria a Nuclenor. Además de exigir el cierre, denunciar el intento de reapertura y oponerse al empleo de las instalaciones como almacén nuclear, planteaba distanciarse del consorcio energético revisando los acuerdos firmados con las empresas que lo integran -Iberdrola y Endesa- y empleando “todos los recursos legales” para no volver a contratar con ellas. Un planteamiento de difícil aplicación según el portavoz del PNV, Iñaki Prusilla, por el modo en el que la ley regula estos procesos. En esta misma línea, la moción conjunta animaba a los gasteiztarras a “romper toda relación contractual” con estas compañías.
Prusilla recordó que Nuclenor no aspira a reabrir Garoña, “ya que con la inversión que tiene que hacer no le salen las cuentas” y explicó que lo que se busca es sentar un precedente que permita alargar la vida de otras centrales nucleares o pedir una indemnización por lucro cesante. La representante del PSE-EE, Estíbaliz Canto, animó por su parte a no enzarzarse en discusiones técnicas ya que siempre habrá “informes pagados” a favor y en contra que tratarán de deslizar ideas interesadas.
El debate giró en torno a dos ejes: el cierre de Garoña y las críticas al doble rasero del PP, que mientras en Vitoria se “opone” a la central, en Madrid sopesa su reactivación. El portavoz de los populares en el Pleno, Alfredo Iturricha, censuró que la moción de la izquierda, contuviera “reproches” que imposibilitaban que ningún otro grupo se adhiriera al texto. La moción alternativa del PP mostraba su oposición a la reapertura, emplazaba al Ayuntamiento a sumarse a la ronda de consultas del Ministerio de Energía para rechazar la reactivación, e instaba al equipo de gobierno local a cumplir los acuerdos ya adoptados por la corporación municipal. “Estamos en contra de la reapertura de Garoña”, clamó desde las redes sociales la popular Leticia Comerón.
La portavoz de EH Bildu, Miren Larrion, subrayó la necesidad de “no cejar en el empeño de clausurar definitivamente Garoña, porque el Gobierno central no cejará en tratar de abrirla”, mientras que el concejal de Podemos, Jorge Hinojal, acusó a los populares de retorcer el lenguaje “ya que, si bien la moción del PP se opone a la reapertura, han rechazado exigir el cierre de la planta”. El representante de Irabazi, Oscar Fernández, instó por su parte a PP, PSE-EE y PNV a pedir a los representantes de sus grupos que han empleado “puertas giratorias” a usarlas “para el bien de la ciudadanía”.