vitoria - Por grande que sea, el palacio Álava-Esquível se ha convertido desde hace años en un edificio invisible para los vitorianos que caminan por la calle Herrería. No así para los vecinos cercanos al inmueble, ubicado en el número 26, que consideran con razón que el lamentable estado de conservación del edificio supone un peligro evidente.

Nada se sabe desde que el pasado mes de junio el Ayuntamiento de la ciudad marroquí de Tánger, propietaria del palacio, anunciara su intención de acometer obras menores de urgencia en el recinto como paso previo a un futuro proyecto de rehabilitación integral, tras una reunión anterior -en enero de 2016- entre el alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran, y el cónsul de Marruecos para tratar de desbloquear un problema que se ha convertido en un clásico de la capital alavesa. Sin noticias de esas actuaciones que se suponía Tánger iba a acometer para paliar los problemas, los vecinos recurrieron al Ararteko para reclamar una solución.

A la vista de que las continuas reclamaciones al Consistorio gasteiztarra para que tome cartas en el asunto no fueron más allá de alcanzar un compromiso de actuación con Tánger que continúa sin cristalizar, los vecinos solicitan expresamente a la Diputación Foral de Álava, en concreto al Departamento de Euskera, Cultura y Deporte, que intervenga en la búsqueda de una solución y exija al propietario que ejecute un plan de rehabilitación.

En respuesta a sus reclamaciones, el defensor del pueblo acaba de emitir un informe, al que ha tenido acceso DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, en el que da la razón a los vecinos y reclama a la Diputación que tome cartas en el asunto al ser el palacio Álava-Esquível un edificio catalogado y calificado como Bien Cultural, al ser parte del Casco Histórico de la capital alavesa.

pasar la factura Según explica Manu Lezertua, la legislación deja claro que “en el supuesto de que el propietario no cumpla con las obligaciones de conservación y cuidado” que constan en la normativa de protección del patrimonio, como sucede en este caso con Tánger, “el órgano competente de la Diputación, de oficio o a instancia del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco” está facultado “para exigir al propietario un plazo adecuado para ejecutar las obras necesarias para asegurar la integridad del edificio y evitar su pérdida, destrucción o deterioro”.

De hecho, el defensor vecinal vasco recuerda que, si una vez transcurrido el plazo solicitado para poner en marcha las obras el dueño no se ha puesto manos a la obra, la institución foral alavesa podría “ordenar su ejecución subsidiaria por cuenta del propietario”. Es decir, contratar las obras y pasar la factura a Tánger, como ha ocurrido con las intervenciones realizadas hace años por el Ayuntamiento de Vitoria, que alcanzaron los 17.000 euros y que el ejecutivo municipal reclamó en la reunión de enero de 2016, siendo saldada por la ciudad marroquí un mes después.

El Ararteko determina que “cuando sean necesarias obras de reparación para la conservación de un Bien Cultural calificado o inventariado, o si existe peligro inminente sobre el mismo el propietario deberá denunciar esa situación a la Diputación para que ésta adopte las medidas oportunas”, e incluso “podrá realizar de modo directo las obras necesarias que resulten inaplazables para asegurar la integridad del bien”, cuya ejecución directa “no es obstáculo para que su costo deba ser abonado por el propietario si así resulta procedente”.

Ayer mismo, el grupo juntero de EH Bildu registró de hecho una petición para que la diputada de Euskera, Cultura y Deporte, Igone Martínez de Luna, comparezca en las Juntas para trasladar a la Cámara su valoración sobre este informe del Ararteko y explicar si la Diputación tomará medidas como se reclama en el informe.

Tánger. El deteriorado palacio Álava-Esquível pertenece al Ayuntamiento de esta ciudad marroquí. El pasado mes de junio su Ayuntamiento se comprometió con Vitoria a acometer una serie de actuaciones menores como paso previo a realizar un proyecto de rehabilitación integral en el edificio. Un anuncio del que desde entonces nada se ha sabido.

Vecinos. Los vecinos del inmueble trasladaron al defensor vecinal vasco su petición para que la Diputación Foral de Álava intervenga en el palacio y participe en la búsqueda de una solución, exigiendo a Tánger que ponga en marcha el citado plan de rehabilitación.

Ararteko. El informe del defensor vecinal vasco da la razón a los vecinos e insta a la Diputación a intervenir en el palacio, al ser un edificio catalogado como Bien Cultural. De hecho, asegura que la institución foral podría poner en marcha ella misma las obras y pasarle la factura a Tánger, en caso de que la ciudad marroquí demore sine die el proyecto de rehabilitación.

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El palacio Álava-Esquível está ubicado en el número 26 de la calle Herrería y sufre de un visible y peligroso deterioro estructural desde hace años.