alicia recuerda a su abuelo en las primeras páginas. “Mi abuelo Emeterio se dio cuenta desde que me vio de que a mí me pasaba algo, y les decía a mis padres que yo tenía algún problema. Recuerdo cómo él se encargaba de mí: me acunaba, me balanceaba y me llevaba de un lado a otro de la casa mientras que, desagradecida de mí, no paraba de llorar. Él no era médico pero intuía que yo no estaba bien. Mi madre no le creía y mi abuelo se murió sin saber lo que me pasaba. Me gustaría que me viera, ahora que soy mayor, para que pudiera estar orgulloso de su nieta”.

El abuelo de Alicia estaría hoy sin duda orgulloso de su nieta, que tras cinco años de duro trabajo acaba de publicar Yo soy Alicia y esta es mi vida, una autobiografía en la que “letra a letra”, esta joven con discapacidad física narra su vida, sus experiencias, sus alegrías y frustaciones desde que “un médico de Txagorritxu le dijo a mi madre que lo que yo tenía era parálisis cerebral y que no se curaba”. Ella tuvo que esperar un poco más, hasta los 11 años, para darse cuenta de que su cuerpo “nunca se iba a mover como el de los demás”.

Vecina de Trespuentes, Alicia acompaña sus vivencias con las ilustraciones elaboradas a bolígrafo durante los últimos cinco años por Alejandro González, con discapacidad intelectual. Trazo a trazo, ambos fueron forjando una amistad que cristaliza ahora en esta obra conjunta, publicada por la Diputación. Usuaria ella del Centro de Autonomía Personal (CAP) y él del Centro Ocupacional Helios, los dos guían a los lectores por un camino de “esfuerzo, colaboración y superación personal”, como apuntó ayer la diputada de Servicios Sociales, Marian Olabarrieta. Un reto que Alicia afrontó por voluntad propia dando forma a cada capítulo “a medida que aprendía a leer y escribir”.

Acompañados por su familia, amigos y compañeros de los centros a los que acuden a diario, esta joven de 35 años recordaba cómo un día le planteó a su monitora, Susana López de Ullibarri, que quería “expresar en un libro todo lo que tenía en mi cabeza”. El resultado es “el fruto de mucho esfuerzo, muchas lágrimas, y un poco de miedo a contarlo todo en voz alta”, revelaba la monitora, compañera inseparable de Alicia durante estos años como José Luis Garmendia lo ha sido de Alejandro, “un artista que lleva 22 años ilustrando nuestras vidas día tras día”. Fue precisamente tras ver los dibujos que él había elaborado para un calendario cuando Alicia decidió ficharlo para ilustrar su libro. “Ella me enseñaba fotos de su vida y a partir de ahí hacía un dibujo que se pareciera”, explicó este dibujante.

Maquetado por June Teixeira, alumna de Artes Gráficas del instituto Mendizabala, el libro puede encontrarse en los centros del área de personas con discapacidad y la red de bibliotecas del territorio. Páginas llenas de vida de la mano de “dos colectivos diferentes que han aprendido a trabajar, convivir y enriquecerse juntos”, como bien destacó López de Ullibarri. Ya lo dice la propia Alicia en su obra: “Todas las personas de este mundo somos dependientes los unos de los otros. Yo soy otra de ellas”.