vitoria - Noticias recientes de alcance mundial como el Brexit, el proceso de paz de Colombia o la elección de Donald Trump han relegado a un plano más discreto, al menos desde el punto de vista mediático, al drama de las miles de personas que huyen de la muerte y la miseria y tratan de buscar refugio en Occidente, todavía sin éxito. Pero por desgracia continúan ahí, muchas de ellas hacinadas en precarios campos de refugiados, mientras la ayuda internacional escasea y Europa, el destino soñado por la mayoría, cierra sus fronteras. Provienen no sólo de Siria e Irak, sino de otros países en conflicto mucho más remotos como Afganistán o Pakistán.

Por suerte, otras miles de personas dispersas por medio mundo que no están dispuestas a quedarse con los brazos cruzados siguen ayudando a las víctimas de esta crisis humanitaria histórica en la medida de sus posibilidades y Gasteiz, una vez más, vuelve a ser escenario de una iniciativa solidaria que mira a uno de sus puntos más calientes, Grecia. Se calcula que, sólo aquí, se concentran más de 50.000 personas atrapadas “en tierra de nadie”, no sólo en instalaciones de acogida más similares a cárceles, sino en hoteles abandonados y otros lugares que distan mucho de reunir unas condiciones mínimamente dignas.

La idea se gestó en la mente de Jabi Rodríguez, actualmente profesor del Colegio Samaniego de la capital alavesa, que hace algo más de un año contactó con varias ONG para aportar su granito de arena a esta causa, “indignado” por el devenir de los acontecimientos. Finalmente dio con SOS Refugiados y unos meses después, este pasado verano, se desplazó a Grecia para colaborar in situ durante dos semanas. Superada su etapa de voluntario, y una vez comenzado el curso, Rodríguez planteó a su colegio y a sus jóvenes alumnos de tercero y cuarto de ESO de la asignatura de Valores poner en marcha una campaña de recogida de alimentos y material en el centro para destinar a los desplazados que siguen malviviendo en el país heleno. Desde hace sólo unos días, su deseo y el de los chavales se ha convertido en realidad.

“Todo empezó con una película que vimos sobre Palestina y que nos conmovió muchísimo. Entonces, -Jabi- nos propuso ayudar a los refugiados con una campaña como esta y nos pareció muy bien”, contextualiza Allyson, una de sus alumnas. Esta joven ha sido, además, una de las que más se ha implicado en la difusión de la iniciativa por distintas aulas tanto de Primaria como de Secundaria de este multicultural centro educativo público. Al igual que Hajar y su hermana Hind, también plenamente involucradas en la recogida de material. “Este trabajo solidario es un valor muy importante que tenemos que tener. Vamos a ayudar a gente que no tiene nada, ni comida, ni dinero, ni el idioma...”, razona la primera. “Aunque somos un colegio y somos pocos, esto puede llegar a muchos más sitios”, añade Hind, que califica como “genial” la campaña puesta en marcha.

alimentos... pero no sólo “Ahora, lo más urgente es llevarles comida, porque no tienen ningún tipo de ayuda y no pueden trabajar legalmente”, contextualiza en este punto Rodríguez, junto al improvisado punto de recogida de material que se ha instalado al lado de la secretaría de Samaniego. Cualquier ayuda es bienvenida, empezando por los alimentos imperecederos clásicos, como la pasta, el arroz, las legumbres o el aceite, siguiendo por los artículos para la higiene personal, las medicinas, la ropa o los generalmente costosos artículos para bebés, como pueden ser los pañales o la leche infantil.

Pese a que la campaña empezó hace sólo unos días, es ya numeroso el material recogido entre el alumnado, sus familias y el profesorado del centro. La campaña, eso sí, está abierta a cualquier vecino de la zona o la ciudad que lo desee, que sólo tiene que cruzar las puertas del colegio y depositar su material en las cajas. “A medida que se acerque la Navidad espero que la gente se anime todavía más, porque siempre se despierta esa solidaridad”, anhela el docente. La iniciativa, que se está desarrollando también de la mano de SOS Refugiados, estará activa en principio hasta el próximo 21 de diciembre.

El material recopilado será trasladado a Valencia -la firma Seur se ha implicado en la causa y lo hará gratuitamente- y, de ahí, en palé y en barco rumbo al puerto de El Pireo, cruzando el Mediterráneo. Ya en Grecia, el envío se llevará hasta el almacén de Elliniko, en Atenas, donde será clasificado, organizado y preparado para después ser distribuido por diferentes puntos donde se encuentran los desplazados.

Como mínimo, Rodríguez espera que la recogida permita llenar uno de esos palés, que puede llegar a soportar más de 200 kilogramos de alimentos y otros materiales. Para costear ese palé, cuyo alquiler y transporte está valorado en 120 euros, el centro celebrará algún tipo de iniciativa paralela para recolectar fondos. “Todo esto sirve para pensar y reflexionar sobre las injusticias que hay e implicarnos. Y además, nos dignifica a nosotros como seres humanos”, resume el profesor.