vitoria - Carrera contrarreloj para tratar de evitar que los pichis se conviertan, oficialmente, en vecinos de Vitoria. El alcalde de la capital alavesa puso ayer las cartas sobre la mesa y pidió celeridad a la Justicia para no tener que enfrentarse a una situación que abriría de par en par la puerta de los Servicios Sociales municipales al grupo. La normativa asiste al clan, ya que reside de facto en la ciudad, y el Ayuntamiento dispone de un máximo de tres meses antes de tener la obligación legal de empadronarles a todos en Abetxuko. El calendario empezó a restar días el pasado 31 de octubre, fecha en la que se tramitó la solicitud, y al Consistorio sólo le queda una bala de plata para eludir el compromiso. Si la magistrada responsable del Juzgado de Instrucción número uno de la capital alavesa, encargada de resolver sobre la denuncia por presunta ocupación ilegal del inmueble en el que habitan, apoya la solicitud de la propietaria de la vivienda y ordena un desalojo cautelar antes de que se agote el plazo, los responsables municipales esquivarán esta incómoda situación y el escrito de solicitud de empadronamiento quedará sin efecto, ya que dejarán de ocupar su actual lugar de residencia.

De producirse esta carambola legal, tanto el Ayuntamiento como el propio Urtaran respirarían aliviados. Aunque el alcalde considera “lógico” que el posicionamiento legal llegue antes de tres meses, lo malo es que no existe un plazo cerrado de tiempo para que los jueces resuelvan. Y una vez que llegue la decisión, tampoco está garantizado que la resolución vaya a ser favorable al lanzamiento cautelar, a pesar de que existe jurisprudencia favorable en este sentido. A día de ayer, los responsables de la Administración de Justicia confirmaban que aún no se había recibido ninguna resolución sobre este particular y que no se esperaban cambios a lo largo del fin de semana. Ahora no sólo los vecinos de Abetxuko, contrarios al empadronamiento de los pichis en el barrio, miran con impaciencia hacia el Palacio de Justicia de Vitoria, también el Consistorio se muerde las uñas mientras deshoja el almanaque.

El 31 de octubre y acompañados por el portavoz de SOS Racismo Araba, Fede García, el matrimonio compuesto por Pedro María Manzanares y Natividad Cortés acudió a las oficinas municipales para solicitar ser dados de alta, junto al resto de los miembros de su familia que viven en Abetxuko, en el padrón. Tal y como recordó ayer el alcalde, sólo caben tres vías legales para empadronarse: facilitar copia de la escritura que verifique la propiedad, aportar el contrato de alquiler o presentar una solicitud por escrito. Si se opta por la tercera vía, como hicieron los pichis, la Policía Local tiene que emitir un informe que aclare dónde residen los demandantes y la Unidad de Padrón municipal ha de resolver. El propio director general de Seguridad Ciudadana, José Antonio Anguiano, explicó, en referencia al procedimiento, que “a veces puede parecer extraño, pero las leyes dicen cómo tenemos que actuar y si la norma dice que tenemos que empadronarlos no podemos actuar de otra manera”. El Síndico de Vitoria, Martín Gartziandia, ya avisó a los vecinos de Abetxuko durante el transcurso de una reunión de la existencia de este “resquicio legal” y avanzó que el empadronamiento se produciría de forma obligatoria.

calma El alcalde de Vitoria no sólo pidió celeridad y diligencia a la Justicia. También emplazó a los vecinos de Abetxuko a mantener la calma y la serenidad, y a no dejarse llevar por la espiral de crispación que se vive en la zona. Recordó que el Ayuntamiento ha tomado la iniciativa en este asunto, que desde el primer momento ha mantenido reuniones con las partes y que ha realizado visitas al barrio para conocer la situación de primera mano. También señaló que el Consistorio trabaja con la Policía Local y con la Ertzaintza para tratar de desbloquear el clima de conflictividad.

En cuanto a las demandas de los pichis, cuyo cabeza de familia manifestó abiertamente que abandonarían la casa ocupada si se les ofrecía un piso social en alquiler, Urtaran también fue claro. Les pidió que respeten las reglas de la convivencia y les instó a que, si desean realmente vivir de alquiler en Vitoria, recurran al mercado privado o bien se apunten a las listas de Etxebide y esperen turno, como el resto de los ciudadanos. Eso sí, para poder inscribirse en estas listas de demandantes de pisos sociales, los miembros del clan tendrán que obtener primero el empadronamiento que les reconozca como vecinos de Vitoria.

Resquicio legal. Para empadronarse es necesario aportar copia de las escrituras de la vivienda, copia del contrato del alquiler o, si se carece de ambas, solicitarlo por escrito. En el tercer caso, si la Policía Local confirma que el demandante reside “de forma real y efectiva” en el lugar indicado, la ley obliga a aceptar el empadronamiento.

Plazo máximo. Desde que se presenta la solicitud, el Ayuntamiento dispone de un plazo máximo de tres meses para conceder el alta en el padrón. Puesto que los ‘pichis’ iniciaron la tramitación el último día de octubre, el Consistorio tiene hasta finales de enero para reconocerles como vecinos de la ciudad.

El alcalde de Vitoria pide celeridad a la Justicia, ya que si se decide desalojar cautelarmente a los pichis, la solicitud de empadronamiento queda invalidada.