vitoria - Los pasados días 26 y 27 de octubre el obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, participó en Roma con la delegación española en la reunión del Grupo Santa Marta para la lucha contra la trata de personas. Esta agrupación de trabajo fue creada por el papa Francisco en abril de 2014 y agrupa a personas tanto del ámbito eclesial como del político, del civil y del policial. A su regreso a Vitoria tras este viaje relámpago a la ciudad del Vaticano, el prelado gasteiztarra explica su encuentro con el sumo pontífice y con otros agentes sociales que trabajan en la lucha en pro de la erradicación del mercadeo con seres humanos. La idea ahora pasa por crear un pequeño Grupo Santa Marta Diocesano en el que participen aquellas órdenes religiosas que ya trabajan en esos mundos, otros sectores de la Iglesia como Cáritas o Berakah -que trabajan el mundo de la acogida a los inmigrantes-, responsables de la coordinadora de ONG, los servicios de seguridad con competencias y las fuerzas institucionales de Ayuntamiento, Diputación y Gobierno Vasco. “Si fuese posible me gustaría contar también con la universidad como institución investigadora y divulgativa. Ésa es la idea a la que habrá que ir dando forma poco a poco”, indica el mitrado vitoriano.
Todo comenzó porque el papa tuvo la intuición de reunir en una misma mesa a diversos agentes eclesiales que trabajan en la lucha contra la trata de personas. En ese foro estuvieron comunidades religiosas, delegaciones diocesanas y otro tipo de instituciones de la Iglesia. Pero además quiso convocar a agentes sociales, representantes de ONG, a los gobiernos, a sus representantes en materia de políticas sociales y a los cuerpos y fuerzas de seguridad, nacionales e internacionales. La trata es un mal internacional, que afecta a personas de diversas nacionalidades y que exige una respuesta internacional.
En la delegación llegada al Vaticano desde el Estado había dos representantes de las fuerzas de seguridad españolas, concretamente, responsables de la sección de Trata llegados desde la Policía Nacional en Madrid y Canarias. Representaban, además de a su cuerpo policial, a otras entidades del ámbito de la seguridad como la Guardia Civil o a las diversas policías locales y autonómicas. Además, por parte de la Conferencia Episcopal y su Comisión de Migraciones, que trabaja el tema de la trata de personas, estaban Teresa Compte, el obispo vitoriano y el vicario episcopal de la diócesis de Madrid de Asuntos Sociales. La delegación incluía a dos adoratrices y dos oblatas españolas, que son dos órdenes religiosas que trabajan en temas de migración y violación de Derechos Humanos.
En la introducción, el arzobispo Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Academia Pontificia de las Ciencias y de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales, habló de la trata como una prioridad que exige la colaboración a todos los niveles en el plano eclesial y en el plano civil. Por su parte, el comisario inglés Mattew Baggott, definió esta problemática como “un mal internacional, promovido por una red internacional de traficantes, que exige una red internacional para el bien, y eso es la Iglesia católica”. Las ponencias se fueron sucediendo interviniendo tanto eclesiásticos como miembros de diversas policías o representantes políticos y de ONG.
Se trató de modo particular la situación en Nigeria y se pudo escuchar el testimonio de una joven que era cocinera en aquel país africano y que fue engañada con una promesa de trabajo y que acabó envuelta en una red de prostitución. También se escuchó el testimonio de otra nigeriana que estuvo trabajando en Europa en una situación de explotación laboral, con unas jornadas de 18 horas diarias y librando sólo los domingos un pequeño tiempo que le permitía a ella ir a misa. El último testimonio fue el de un joven que soñaba con ser un jugador famoso y acabó viéndose envuelto en una red de extorsión y delincuencia.
En lo referente a la trata de personas y su deriva en explotación sexual se habló de Nigeria, Colombia, Tailandia y, especialmente, Países Bajos como lugar de destino. En lo referente a lugares de destino para la esclavitud laboral se habló de países como Reino Unido, Estados Unidos, Singapur, México y el Caribe.
comercio de órganos Otro tema relacionado con la trata es el del comercio de órganos. Así se habló de Mozambique y la especial incidencia de la mentalidad africana que, desde muchas culturas, considera al albino como un ser cuyo cuerpo alberga propiedades mágicas y curativas, lo que convierte a este sector de la población en personas de alto riesgo y que pueden ser asesinados para obtener sus órganos. Y también se abordó la explotación infantil y las maneras de hacer frente a tantas y tan diversas problemáticas humanas.
“Por ejemplo un obispo de Nigeria, Donatus Ogun, proponía cambiar la mentalidad de la necesidad de emigrar, apoyando a los países para que haya trabajo suficiente que no obligue a las personas a emigrar. Migrar es un derecho, se dijo, pero no emigrar también es un derecho”, explica Elizalde a preguntas de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. El prelado también quiso reconocer la parte de culpa que, sobre este problema, reside en los países occidentales. “Aunque la única causa de todos estos males no esté en el primer mundo, que somos cómplices es un hecho evidente. En el tema de la prostitución se dijo que la gran demanda es el perfecto caldo de cultivo para que existan estas mafias que trafican con personas a las que obligan a prostituirse. A lo largo de toda la reunión se realizaron muchas autocríticas y demandas para la colaboración de todos los agentes implicados. Se reconoció cómo la Iglesia es una de las instituciones que vive con más cercanía la situación de las víctimas de la trata y por lo tanto dispone de una valiosa información, una información que en aras de proteger a las personas muchas veces se reserva. Desde estamentos policiales se argumentaba que esa información sería de gran ayuda en la lucha contra la trata. La verdad es que allí fui consciente de que un problema de este calibre no puede afrontarse exclusivamente desde la caridad cristiana, precisa de la colaboración de otras entidades, de una suma de fuerzas, y la comunicación entre ellas, en algunos casos puede ser decisiva”, zanja.
De una manera o de otra, el calibre del problema quedó de manifiesto en la reunión celebrada en el Vaticano. En ella se puso de relieve que en los últimos años ha crecido el número de personas liberadas por la Policía de las mafias de trata de personas. En parte ese aumento se corresponde con un aumento de las denuncias, sobre todo, por teléfono y por correo electrónico. “Estos quizá son datos destacados. Sí me llamó la atención también el dato que me dio el representante de la Policía que participó cuando me dijo que desde su departamento se había actuado en San Sebastián y en Bilbao pero no en Vitoria”, indica el obispo de la diócesis gasteiztarra.
Desde su nombramiento éste ha reconocido el trabajo que en Vitoria se hace en materia de acogida al inmigrante, tanto desde la diócesis como desde las instituciones públicas. “Al poder compartir momentos de comidas y descansos yo trasladé la experiencia de Vitoria en materia de inmigración y cómo tangencialmente esa atención llegaba también a aquellas personas que habían podido ser víctimas de la trata”, explica.