Vitoria - Abetxuko es un lugar especial. Un barrio en el que todos se conocen, se apoyan y en el que, a pesar de las lógicas diferencias y de los roces que provoca la convivencia, se aprecian. Sus vecinos funcionan como una familia. Pueden llegar a encararse de cuando en cuando, como ocurre entre hermanos, pero reaccionan como un solo hombre cuando alguien del exterior les busca las cosquillas. La llegada de los pichis al barrio ha activado ese resorte de defensa y los residentes se han unido más que nunca para reaccionar contra un grupo de personas que no respeta las reglas del juego y que no tiene el menor interés en integrarse. “Lo que no te mata te hace más fuerte”, reza el dicho, y las gentes de Abetxuko están convencidas de que este desagradable episodio les dotará de mucha más fortaleza.

Paseos de protesta, caceroladas... ¿Cuál es el siguiente paso?

-Previamente ha habido mucho más. Hemos tenido pequeños encuentros entre vecinos, todo ello antes de que saltara la chispa de la panadería. Lo de la panadería fue el punto de inflexión, pero antes hubo reuniones con los vecinos más afectados, con el señor alcalde, con el señor concejal y demás. De por medio se han recogido firmas, se ha acompañado a la trabajadora de la panadería a que interpusiera la denuncia, se han mantenido dos semanas de paseos en silencio y ahora hemos dado un pasito más, repitiendo el mismo paseo pero con un poco de bulla. Parecía que la gente necesitaba escenificar un poquito más su enfado, lo cual entendemos perfectamente. Ahora estamos preparando una carta porque el concejal, Peio López de Munain, nos hizo saber que la gente que está en la casa quería estar con nosotros, aunque no tenemos claro que seamos nosotros los que tengamos que andar manejando esta patata caliente...

¿Los ocupantes de la casa quieren comunicarse con ustedes?

-Sí, el grupo de personas que actualmente está en El Cristo, 54.

¿Los okupas?

-La familia que ha asaltado la casa. No queremos utilizar la palabra okupa. Queremos diferenciar este caso del movimiento okupa porque funciona con otra filosofía completamente distinta.

Me comentaba que no creen que sean los vecinos los que tengan que solventar este problema...

-Pues no, la verdad. Pero nos hemos animado a escribir la carta que nos han solicitado y, entre ocho o diez personas, hemos preparado un texto dirigido a esta familia. Se lo haremos llegar a través del concejal de Asuntos Sociales. Les explicamos la situación que está viviendo Abetxuko y que no vemos que esta familia, desgraciadamente, encaje en el pueblo.

Mantienen contacto estrecho con el Ayuntamiento y con la Fiscalía. ¿Alguna novedad?

-A nivel político se pueden hacer cosas, pero no se puede ofrecer una solución inmediata a este problemón. Invitamos a la clase política a que vea qué leyes se pueden modificar para solventar estas patatas calientes. Con el fiscal jefe, Josu Izaguirre, nos hemos reunido un par de veces y nos ha atendido de una manera exquisita. Está por la labor y quizás sea él quien más nos ayude a salir de este embrollo.

En muchas ocasiones han dicho que éste es un problema político y que debe tener una solución política. ¿Cuál es esa solución?

-El gran problema de fondo es que en este tipo de situaciones, en las que una familia se encuentra con su casa asaltada, no te dan alternativas. Entran, cambian la cerradura y no puedes hacer nada más que esperar. Dos meses, tres, un año, dos... Realmente alucinamos, no lo comprendemos. Sin tener mucha idea de estas cuestiones, entendemos que tiene que haber un cambio legislativo, regularlo de alguna manera porque esto es una injusticia flagrante. Hemos llegado a oír que la ley actual que regula estas situaciones se basa en otra del siglo XIX. Ya va siendo hora de revisarla.

En todo caso, hablamos de soluciones a medio y largo plazo. ¿Qué hacemos a corto plazo?

-Menos mal que el fiscal nos ha abierto una puerta por la vía penal. La posibilidad de solicitar un desalojo cautelar puede acelerar mucho el proceso, siempre con la ayuda del fiscal y de los jueces, claro está. Se ha visto que en Abetxuko hay un riesgo de estallido social brutal, aunque esperamos que no se vaya a producir, y por eso se está adelantando el proceso.

¿Cree que los ‘pichis’ se plantean volver a Bilbao?

-Sabemos que se están planteando en serio qué hay después de Abetxuko. Ojalá tengan suerte y les vaya muy bien en la vida. En Abetxuko tenemos otras situaciones de ocupación, de asaltos a casas o como se quiera llamar, pero por parte de gente que ha demostrado que quiere vivir con nosotros. Y, desgraciadamente, esta familia... Bueno, en realidad no son una familia. Son un padre, con dos niños, con más gente de por medio, más parejas... Hemos contado unos quince o veinte miembros. Y vienen más, han intentado asaltar más casas, y no. Se van a encontrar de frente al pueblo de Abetxuko, no vamos a ofrecer barra libre a que gente que no sabe convivir nos pueda invadir.

¿Cuántas intentonas de ocupación por parte de los ‘pichis’ ha habido ya en Abetxuko?

-Pues... Dos y media. No sé cómo decirlo, la verdad.

¿Media?

-La media es un mosqueo intermedio.

Los vecinos, en la calle, hablan de cinco intentonas.

-Ya, pero hay que saber filtrar un poco las noticias. Se ha dicho que iban a venir todos los pichis desde Bilbao a invadir Abetxuko, que se iban a mudar a otra calle, que iban a hacer nosequé... No podemos entrar en este juego de bulos.

Puede que se estén planteando qué hay después de Abetxuko, pero a día de hoy siguen llegando miembros del clan desde Bilbao. ¿Qué cree que tienen en mente?

-Todo aquello que tengan en mente nos tenemos que encargar, como pueblo de Abetxuko, de quitárselo de la cabeza rápidamente. Si quieren desembarcar aquí con prepotencias, se van a encontrar con un pueblo entero de cara. Y es un aviso a navegantes. Se han convertido, lamentablemente, en el centro del interés y es posible que por cabezonería no se quieran bajar del burro, pero sería elegante por su parte que analizaran bien la situación y que, antes de que llegue la actuación judicial, se lo pensaran.

Los ‘pichis’ han hablado y han dicho que quieren vivir en paz y que se sienten presionados por los vecinos. También dicen que una persona, un okupa, les entregó las llaves de la casa y que lo que se encontraron fue un inmueble quemado. Vienen a decir que prácticamente le han hecho un favor a la propietaria. ¿Esto es una provocación?

-No es una provocación. ¿Qué vas a decir? Pues que ellos llegaron una noche de verano, que desgraciadamente entraron a esta casa por la invitación de otro desafortunado vecino a quien el pueblo está muy agradecido... Tendrán sus derechos, pero no pueden invadir, no pueden asaltar... Lo sentimos en el alma, pero no podemos mantener coaccionada y temerosa a una comunidad de 1.100 familias.

Desde que han comenzado las caceroladas ante la casa, cogen el coche, se van y no regresan hasta que acaban.

-Pues mejor. No queremos buscar la boca a nadie. Estamos dando salida a las ansias de un pueblo que quiere expresarse de esta manera, agarrando la cuchara y dando golpes a una cazuela.

¿Siguen subiendo a los tejados a controlar las viviendas de la zona?

-Sigue habiendo comentarios y los vecinos oyen ruidos por los tejados. ¿Gatos grandes? Pues no sé...

La gente está muy tensa...

-Está muy tensa y desde aquí les pedimos que se contengan, que hagan de tripas corazón y que se comporten tan bien como lo han hecho hasta ahora.

Hay muchos ertzainas estos días por el barrio. ¿Qué le cuentan en confianza los agentes?

-Que a ver si se soluciona esto rápido y sin necesidad de que ellos intervengan. Hasta nos insinúan que lo arreglemos nosotros, pero no podemos.

¿Cómo se encuentra la propietaria?

-Acaba de estar aquí echando la lágrima. De salud está un poco pachucha y todo esto le está afectando mucho. Tiene que vivir en otra vivienda, no puede entrar en su propia casa... Es duro.

¿Por qué cree que se han ido de Bilbao y han llegado a Vitoria?

-En Bilbao la situación está muy jodida, no se puede comparar con esto. Hasta ellos mismos tienen que estar deseando de salir de esa bomba de relojería.

¿Cuándo cree que llegará la orden de desalojo judicial?

-Habría firmado que para el Olentzero tendríamos convivencia pacífica, pero va a ser bastante antes. Y al final haremos un gran encuentro, no para celebrar que alguien se va, sino que el pueblo ha sabido estar y que nos queda mucho por ser.