agurain - La edad no está reñida con la fiesta. Si en días anteriores los más pequeños han tenido un gran protagonismo en las fiestas de Agurain, ayer fueron los veteranos los encargadas de poner color a las calles de la capital de la Llanada. Con sus mejores galas, los abuelos cogieron el testigo de sus nietos para celebrar por todo lo alto su jornada más especial.
La fiesta comienza a hacer mella, sobre todo, en los más jóvenes, que disfrutan del día y alargan la noche de jarana. Por eso fue raro ver a los grupos de blusas ayer por la mañana por las calles del Casco Histórico. Sin embargo, fueron los jubilados los que no quisieron perderse del intenso día en su honor. Ya fuera en el homenaje, en el baile-vermouth o en la comida, los más veteranos demostraron que también saben pasarlo bien.
Los jóvenes cedieron el testigo festivo a las decenas de abuelos y abuelas que, con sus mejores galas, se reunieron desde las once de la mañana para poner color a la fiesta. Ayer, como hace ya más de 40 años, el club alpino Manu Yanke de la localidad y el Ayuntamiento quisieron rendir su sincero homenaje a aquellos que durante años han trabajado duro, han cuidado de sus hijos y nietos desinteresadamente o han colaborado en el pueblo.
Las fiestas de Agurain han pasado su ecuador y los mayores ceden hoy el protagonismo a la feria de ganado, un certamen único en el País Vasco. - E.S.P. / Foto: E.S.P.