“patateras y a mucha honra”. Así se definen Ainhoa y Jone, creadoras de Gastheiz, la cerveza que completa el trío de capitales cerveceras. “Si Bilbao tiene La Salve y Donostia Keler, era impensable que Gasteiz no tuviera la suya”, sentencian. Perfecta para combinar con un revuelto de perretxikos o una tortilla de patata, la peculiaridad de Gastheiz reside precisamente en ella, en la patata, que es su ingrediente estrella. Dando protagonismo al tubérculo por excelencia de las llanuras alavesas, Jone y Ainhoa, dos estudiantes de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) se lanzan a un mercado “que tradicionalmente ha sido muy masculino”.
Gastheiz, cuyo nombre hace referencia a la nomenclatura original de la ciudad recogida en un documento de 1025, “es una cerveza con la que brindar y celebrar por Gasteiz”, explica Jone Conde, estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas que lleva más de medio año involucrada en el proyecto. La idea surgió seis meses antes, de la mano de Ainhoa Ocio, ingeniera química e investigadora de la UPV/EHU. Fue investigando cuando se le ocurrió introducir patata a la tradicional elaboración de la cerveza como homenaje su ciudad, Gasteiz, y dignificar así el sobrenombre de patateros.
Pese a lo que pueda parecer, no fue descabellada la ocurrencia. “La cerveza se basa en que los cereales malteados que contienen almidón se transformen en azucares y después en alcohol”, cuenta Ainhoa Ocio. Los almidones se obtienen usualmente de algún cereal malteado, “pero también se pueden extraer de la patata”, explica. Para ello es necesario que la variedad del tubérculo elegida tenga un alto contenido en esta molécula. Optaron por Mona Lisa y Miren, dos variedades de patata presentes en Araba y que al fermentarse creaban alcohol. “Patatas que podríamos encontrar en cualquier supermercado”, recalca. Durante todo el proceso añaden patata dos veces, lo que asegura el ligero sabor a patata que hace de Gastheiz una cerveza fuera de lo común.
Al tratarse de una edición limitada, 1.881, haciendo referencia al año de fundación de la ciudad, es la cantidad de botellas que saldrán a la venta durante la campaña de lanzamiento. Desde su web -gastheiz.com- se pueden reservar y aquellos que así lo hayan hecho, recibirán a partir de octubre los primeros botellines en sus casas. “También estamos en contacto con bares y restaurantes del casco antiguo de Gasteiz para realizar allí el lanzamiento”, cuentan las dos maestras cerveceras.
Como reconocen, “ha sido un proceso un poco difícil” y critican que “no se tome en serio” a la juventud, “y más siendo mujeres en un mundo tan masculino como este”. No obstante, recuerdan que las primeras cervezas se fabricaron hace más de 7.000 años en Mesopotamia y Sumeira y fueron las mujeres quienes se encargaban de ello. “Ha habido mucha gente que pensaba que esto no iba a salir bien”, señala Jone Conde, responsable de comunicación de Gastheiz, mostrando su orgullo por el trabajo bien hecho.
REACCIÓN Los pocos que han tenido la oportunidad de saborear Gastheiz la definen como “fácil de beber, suave y con un punto dulce al final”. “Es cierto que sabe un poco a patata, pero está muy buena”, reconocen. Es su punto dulce lo que permite que el paladar aprecie el ligero gusto a patata. “Si hubiésemos comenzado con una cerveza muy amarga, habría sido lo mismo meterle patata o cualquier otra cosa, porque no se hubiera apreciado”, explica Ainhoa Ocio, la ingeniera química que ideó Gastheiz.
Un año y cinco intentos fueron necesarios para conseguirlo. Pese a las complicaciones que fueron surgiendo, ambas recomiendan poner en marcha este tipo de proyectos “porque es una experiencia muy enriquecedora y se aprende muchísimo”. Jone, además, se afana en quitar el miedo a aquellos jóvenes con ideas pero reticentes a dar un paso adelante. “Cuando algo sale mal no se ha acabado, aprendes y lo vuelves a hacer”, señala. “No hay nada más motivador que la idea por la que trabajas sea la tuya y no la de otra persona”.