Desde hace una semana está abierta al público una zona de Bodegas Solar de Samaniego, en Laguardia, que, al no tener una utilidad industrial, de producción vinícola, se encontraba cerrada. Se trata de un espacio que alberga siete enormes depósitos de hormigón de 500.000 litros de vino cada uno, aunque ya hace mucho que los caldos sólo se trabajan en los recipientes de acero inoxidable. En cada uno de ellos se reflejan rostros de gente. Y no de personas cualquiera, como apunta César León, director creativo de la bodega. “Era un espacio sin uso de trabajo y se nos ocurrió que podía albergar un valor artístico si lo preparábamos para las visitas”. Explica que la idea era compaginar un uso de promoción de la cultura del vino con alguna manifestación artística. Y con esta reflexión se llegó a la conclusión de que era el lugar perfecto para realizar unos grandes murales que reflejaran los rostros del mundo del vino: de quienes plantan y cuidan las viñas, de quienes elaboran los caldos o de quienes se mueven en torno a la industria auxiliar.

Para ello se contactó, tras una profunda búsqueda, con Gido Van Halten, a quien se le propuso la idea de reflejar en los siete enormes depósitos los rostros de personas o de lugares. De hecho, para ayudarle en la selección de material se organizó un casting al que se invitó a participar a agricultores, gentes que trabajan en las bodegas y hasta a personas que están empleadas en las imprentas que realizan las etiquetas de las botellas de vino. Pero ésa no era la idea del artista. Su idea era buscar los rostros de la calle y el campo. Y para ello recorrió los viñedos y los pueblos de Rioja Alavesa hablando con los vecinos, escuchando sus historias, buscando la inspiración que necesita cualquier artista. De esa manera llegó a localizar los siete rostros que necesitaba. No eran familiares de los bodegueros, tampoco famosos. Tan sólo eran esas personas que hacen creíble y apetecible el vino que posteriormente se sirve para ser disfrutado y admirado. Por eso, “para creerse lo que tenía que hacer, era para lo que necesitaba hablar con los oriundos de la cultura y la industria del vino”, sostiene León.

Con la idea en la cabeza, el artista entró en la bodega Solar de Samaniego el 1 de junio y allí estuvo trabajando, subido a los andamios durante un mes, hasta el 4 de julio que dio por terminado su trabajo: unas pinturas murales de tinos terrosos, que ponen rostro humano y una cierta calidez a los fríos depósitos de hormigón.

Desde entonces, la bodega ha ido preparando ese espacio para las visitas, ya que Solar de Samaniego abre sus puertas todo el año para mostrar sus instalaciones y dar a degustar sus vinos. Parte del calado ya era visitable, la zona de depósitos, los botelleros, las salas de barricas, y la cálida tienda que hay a la entrada; unas áreas donde ya se han realizado varios eventos, entre ellos el primer premio literario Solar de Samaniego, cuyo galardón fue a parar al periodista Luis del Val. A partir de ahora, además de esa zona, y de martes a domingo, también se pueden admirar los rostros de Van Halten en las visitas que se organizan.