El poblado de La Hoya, germen durante el final de la era de Bronce y buena parte de la del Hierro de lo que posteriormente fue Laguardia, ha reabierto sus puertas este fin de semana tras acometer algunas mejoras para poner en valor el yacimiento con fines turísticos y divulgativos. Con motivo de esta puesta de largo, ayer visitaron las instalaciones la Diputada de Cultura, Igone Martínez de Luna, junto al director general de Cultura, Joseba Koldo Pérez de Heredia, y otros responsables del Departamento. También acudió quien fuera responsable de las excavaciones, Armando Llanos.
El poblado cuenta ahora con una nueva presentación en la entrada y nueva rotulación en el acceso, donde también se ha instalado un panel exterior con la información básica del yacimiento. Paralelamente, se han realizado mejoras en la exposición del centro de interpretación, haciendo más accesible la visita a una de las viviendas que el centro reproduce a tamaño real. Además, se han llevado a cabo mejoras del sistema de proyección, con nuevos vídeos, y se ha actualizado el recorrido exterior con una novedosa señalética que se complementa con el recién implementado servicio de audioguías. Éstas estarán disponibles en cuatro idiomas: euskera, castellano, inglés y francés, proporcionando a los visitantes información adicional sobre el yacimiento. La inversión realizada en esas mejoras, según informó la Diputada, asciende a cerca de 20.000 euros.
Igone Martínez de Luna contaba ayer que “en la apuesta de la Diputación Foral de Álava por poner en valor el patrimonio del territorio, en este magnífico yacimiento hemos abordado una serie de reformas a fin de que las visitas sean lo más cómodas y asequibles para todo tipo de público”. La idea de la responsable consiste en animar las visitas de los centros educativos, especialmente “cuando durante el curso coincide el estudio de este periodo histórico”.
El yacimiento arqueológico de La Hoya, en Laguardia, se conoce como tal desde el año 1934. Según se explica en el museo, fue descubierto ocasionalmente por el vecino de Laguardia Alejandro Sanpedro Martínez, quien notificó el hallazgo a Carlos Sáenz de Tejada y Álvaro de Gortazar, quienes procedieron a realizar unos sondeos de reconocimiento.
En 1950, un equipo formado por Domingo Fernández Medrano, Máximo Ruiz de Gaona y Basilio Osaba ampliaron estas excavaciones. Cinco años después, Gratiniano Nieto Gallo completó estos trabajos con dos nuevas campañas.
A partir de 1973, se reanudaron las excavaciones, que finalizaron en 1989 bajo la dirección de Armando Llanos. Se desarrollaron dentro de los programas de investigación del Instituto Alavés de Arqueología, siendo subvencionadas por el Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Álava.
La superficie ocupada por el poblado es de 4 hectáreas, unos 40.000 metros cuadrados. Su perímetro queda perfectamente definido por la muralla que lo rodea por todos sus lados excepto por el sur, que quedó destruido por las labores agrícolas.
Los caminos que discurren al pie de su muralla, unos cruzando la sierra hacia el norte y otros en dirección este-oeste, quizás expliquen el porqué de la elección de este lugar para fundar el poblado.
El conjunto cuenta con dos zonas diferenciadas. Por un lado, el museo o centro de interpretación, rodeado por vitrinas donde se encuentra buena parte de los hallazgos junto a unas fichas explicativas. Hay, también, una gran maqueta donde se aprecia la dimensión del poblado del que sólo una parte se encuentra excavada, y donde han reconstruido dos de las casas para mostrar cómo se repartía el interior y los utensilios que se usaban en la época.
En el exterior, el yacimiento se ha acordonado para evitar el acceso a la zona excavada. Unos paneles van desgranando cómo se ejecutaba el urbanismo, dónde estaban las viviendas y las tiendas, dónde se realizaban los enterramientos y otros muchos detalles. La zona de la muralla también es visible. En un lugar concreto se ha excavado para mostrar el tamaño y forma de amurallar.
Mil años de vida El que fuera responsable de Patrimonio de la Diputación y arqueólogo, Armando Llanos, explicaba que el poblado de La Hoya estuvo habitado durante al menos mil años y que fue abandonado tras la destrucción e incendio que sufrió. Sus habitantes buscaron entonces un espacio más seguro frente a los ataques que sufrían subiendo al cerro donde se ubica ahora Laguardia. También destacaba la riqueza arqueológica que se ha encontrado y se encontrará en Laguardia, como fue el caso del estanque de La Barbacana.
La Hoya es el espacio más excavado de toda la Rioja Alavesa “y nos ofrece una idea de cómo era un poblado, con todos sus servicios. Eso nos permite reconstruir la vida de un pueblo de la Edad del Hierro”. Llanos destacaba que la vida en el poblado fue mucho más extensa que la que se vivió en Laguardia desde que la fundó Sancho Abarca. “Son más de mil años de vida, más incluso que Vitoria desde su fundación”
El arqueólogo confirmaba que “este no es el único poblado. Hay 39 poblados o yacimientos de esta misma época en Rioja Alavesa”. Puso como ejemplo el de Navaridas, el Alto de Castejón, “más pequeño que el de La Hoya”.
Sin embargo, Llanos considera que en La Hoya no hace falta seguir con las excavaciones. “Lo que hay es suficiente y lo que haremos ahora es publicar las memorias, incluso una visión de toda esta época histórica en Rioja Alavesa”. Y eso que “todavía queda aquí trabajo de excavaciones para varias generaciones”.
Lo que también ha quedado para generaciones futuras es la creación de un parque arqueológico de la comarca, asunto en el que estuvo trabajando Armando Llanos, aunque por el momento no se llevará a cabo. “La idea consistía en una gran exposición permanente en Laguardia con materiales de todos los yacimientos al aire libre para que la gente que viene a la comarca la pudiera ver en cualquier momento y a cualquier hora”. La idea no se desarrollará por ahora, pero en breve sí que habrá una guía que recogerá toda la riqueza histórica de Rioja Alavesa.