garaio - Cuando el reloj apenas marcaba las 16.00 horas, el dispositivo de Bomberos empezaba a replegarse tras haber sofocado el incendio. El camión y un todoterreno allí desplegados dejaban en la zona a numerosas patrullas de la Ertzain-tza y de Miñones, además de a los equipos científicos de la Policía autonómica y a los investigadores que, placa en ristre, trataban de reunir el mayor número de pesquisas posibles y de encontrar a posibles testigos presenciales de unos hechos que, a aquellas horas, habían vuelto a remover conciencias. No en vano, en un aparcamiento especialmente apartado del parque de Garaio se había descubierto un cadáver totalmente calcinado en un vehículo desfigurado hasta el extremo tras haber ardido y sufrido la potencia de las mangueras de los profesionales de los retenes de Gasteiz y Agurain, que acudieron tras tener constancia de que había un coche en llamas en la zona. A primera vista, fuentes policiales consultadas por DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA explicaban que todo indicaba que los hechos “no fueron accidentales”.

Los policías tuvieron constancia de la existencia de un vehículo en llamas poco antes de las 15.00 horas gracias al aviso de una persona que informó de que había un turismo quemado en una colina sobre el pantano. Cuando llegaron las patrullas, y tras dejar hacer a las unidades de Bomberos, descubrieron un cadáver en el interior del coche objeto de la actuación. Su estado era lamentable hasta el punto de que era imposible aventurar siquiera el género de la víctima, y menos su identidad, al menos, en los primeros momentos de la investigación. Lo que sí se conoce es que el fenecido se encontraba sentado en uno de los asientos interiores. Por lo demás, los agentes no encontraron documentación y el coche, al parecer, carecía de placas y presentaba tal estado que, a simple vista, era imposible aventurar de qué marca y modelo se trataba.

“Todo a esta hora son especulaciones”, indicaba uno de los agentes a este diario. Tal situación obedecía a las “especiales condiciones” del caso, que ocurrió en un día en el que en las playas de Garaio apenas había gente ni coches estacionados y en una zona de aparcamiento especialmente aislada en la zona norte del parque, con un seto de grandes dimensiones y vegetación abundante que hace de aquél un espacio muy reservado a la vista de la gente y a distancia del arenal y de la zona de baño, que son las zonas más concurridas.

Aparte, fuentes policiales confirmaron a este diario que habían localizado a una testigo que afirmaba haber visto en la zona a un hombre en un vehículo con las puertas abiertas y que, con posterioridad, dos horas después en el mismo sitio descubrieron el humo que alertaba del incendio. Según la Agencia Efe, una testigo del incendio explicaba que “cuando hemos llegado hemos visto a un hombre de mediana edad, vestido con ropa de color claro, que tenía todas las puertas del coche abiertas, incluido el capó”. Sin embargo nadie podía asegurar ayer por la tarde que el aludido fuera el finalmente fenecido o si tenía otro papel en los hechos.

Aparte, el coche quedó irreconocible. “Parece que se han dado condiciones especiales”, avanzaba un agente en referencia a las circunstancias que rodean el caso. El policía hacía referencia a que hay evidencias de vehículos que, por averías mecánicas, pueden coger fuego. Lo que sin embargo no es tan habitual es que si el coche empieza a arder, el ocupante no abandone el interior en busca de ayuda a menos que no estuviera en condiciones de hacerlo o que se produjese una deflagración previa o un escape de dióxido de carbono o similar que incapacitase a la víctima.

Sea como fuere, lo cierto es que a media tarde seguía la inspección ocular por parte de los especialistas policiales allí desplegados mientras a la zona llegaba la comitiva judicial, responsable, entre otras cosas, de ordenar el levantamiento del cadáver para facilitar el trabajo de los equipos forenses en aras de identificar el cuerpo a través del estudio de las piezas dentales. Con anterioridad, a la zona del suceso acudió el titular foral de la cartera de Medio Ambiente, Josean Galera, acompañado por la directora del departamento, Amaia Barredo, para ponerse a disposición de la investigación y para tener datos de los hechos de primera mano.