vitoria - Burundanga, polvo zombi, aliento del diablo, beso del sueño... La escurridiza escopolamina, una droga que anula la voluntad, borra los recuerdos y desaparece del organismo sin dejar rastro en cuestión de horas, podría estar detrás de las últimas agresiones sexuales registradas en la CAV. Por ello Euskal Herriko Bilgune Feminista ha emitido un comunicado de advertencia para que se tomen medidas de precaución ante la inminente temporada de celebraciones patronales. “A lo largo de estas últimas semanas hemos conocido las agresiones que han ocurrido en las fiestas de Ibarra, Gasteiz, Irun... Estas agresiones han tenido una especificidad y es que se han producido gracias a la intoxicación de burundanga u otra substancia similar”, observan.

Las representantes del colectivo subrayan que el objetivo de la información difundida ayer es prevenir. “No es nuestra intención crear alarma social, sino informar a la ciudadanía y sobre todo a las chicas de qué es lo que está pasando ya que estamos convencidas de que el poder de la información nos hace más poderosas frente a estas situaciones. Tener la información de antemano nos hace ser conscientes de cómo, dónde, y con quién tenemos que estar a la hora de festejar las fiestas y nos hace cuidar de las amigas o personas que pueda haber alrededor mientras nosotras mismas estamos siendo cuidadas. Así podremos disfrutar libremente de la fiesta sin que otros nos obliguen a hacer cosas que no queramos hacer”, manifiestan.

En opinión de las portavoces de la plataforma feminista, es importante conocer la propia substancia, sus efectos y cómo se puede entrar en contacto con ella. Tal y como alertan algunos expertos, la burundanga es una droga de sumisión que anula la voluntad de las víctimas. El alcaloide en cuestión carece de olor, color y sabor. Puede ser consumido o administrarse a terceros tanto por vía oral como cutánea. Diluido en una bebida, impregnado en comida o trasmitido por contacto en la piel, requiere como máximo cinco minutos en hacer efecto.

“Queremos dejar claro que todo tocamiento, relación sexual o consumo obligado de esta substancia es una agresión, una agresión sexual”, puntualizan desde Euskal Herriko Bilgune Feminista. Para evitar dichos ataques, plantean la creación de unas “redes de cuidados feministas” que implican la colaboración de todas las personas que se encuentren en el espacio festivo. “Si todos y todas estamos atentas de lo que ocurre alrededor será mucho más difícil para el agresor encontrar resquicios para agredir. También queremos dejar claro nuestro derecho a una legítima defensa frente a cualquier tipo de agresión sexista”, destacan.

El periodo estival y las celebraciones que tienen lugar en estas fechas suelen venir acompañados de un repunte en el número de ataques sexistas. “En fiestas, bajo la excusa del todo vale, se agudiza la ofensiva de las agresiones sexistas: miradas, insultos, desprecios, violaciones, asesinatos... Para muestra el montón de denuncias públicas de agresiones que ocurrieron en espacios festivos el verano pasado”, explican las representantes del grupo.

En el caso de Vitoria, las representantes del movimiento feminista de la capital alavesa han revelado recientemente detalles sobre la doble agresión sexual cometida durante las fiestas de Arana en la que dos jóvenes, una de ellas menor de edad, fueron atacadas en un aparcamiento. Según testigos de lo ocurrido, las chicas se mostraban confusas y su actitud resultaba extraña, lo cual induce a su entorno a pensar que fueron drogadas con burundanga. Según su testimonio, aunque manifestaron sus sospechas ante los responsables de Osakidetza, sólo se redactó un informe por las magulladuras y arañazos que presentaban. Posteriormente, en dependencias de la Policía Local, aseguran que la agente que les atendió les indicó que esta sustancia “lleva años circulando por Gasteiz”.

Aunque en la comisaría de Aguirrelanda existen referencias a varios incidentes relacionados con agresiones vinculadas al consumo de burundanga, lo cierto es que en los archivos oficiales del cuerpo no existe ni un solo caso en el que aparezca documentado el consumo o la administración a terceros de burundanga o escopolamina. Los agentes, a pie de calle, también han oído hablar del empleo de esta droga pero ninguno tiene constancia de ningún caso concreto.

Pese a su exótico nombre, la burundanga es una sustancia relativamente accesible. Se puede encontrar en el fruto de varias plantas de la familia de las solanáceas y del género datura que crecen libremente en numerosos puntos del mundo. Son visibles en los bordes de los caminos y en las carreteras de zonas templadas. Las plantas que contienen escopolamina crecen sin control por parte de las autoridades. Incluso hay quienes las plantan en jardines particulares al tratarse de vegetales ornamentales.

posibles casos. Euskal Herriko Bilgune Feminista alerta del posible uso de escopolamina en tres agresiones sexuales registradas en Vitoria, Irun e Ibarra.