Mari Jose Aguirre vive desde hace años en un caserío de Murgia pegado a la N-622, pero no fue hasta abril de 2014 cuando los problemas arrancaron para ella y su familia. Por aquellas fechas, la Diputación, comandada por el PP y con Alicia Ruiz de Infante como responsable del Departamento de Obras Públicas y Transportes, taló los árboles ubicados entre la carretera y su vivienda. Una actuación que el ejecutivo foral justificó por motivos de seguridad vial, pero que según denuncia Aguirre, provocó un insoportable aumento del ruido de los vehículos que circulan por la autovía.
El caso de esta vecina, destapado en su momento por DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, fue enquistándose con el tiempo, cambio de gobierno foral incluido, sin que las medidas realizadas en su momento por la Diputación para paliar el sonido parezcan haber servido para contenerlo. “Sigo sufriendo las consecuencias de un problema que yo no causé, porque fue la Diputación la que lo provocó talando los árboles que hacían de barrera natural para evitar el ruido”, sostiene la afectada, que estos días recoge de nuevo firmas entre otros habitantes del pueblo, como los residentes en la calle Biguillano, donde asegura también sufren un problema similar.
A finales de mayo, el caso de Aguirre regresaba a la institución foral cuando EH Bildu, Podemos e Irabazi, reclamaron su comparecencia en la Comisión de Infraestructuras Viarias y Movilidad para exponer su situación. Sin embargo, el resto de fuerzas políticas acabó denegando esta posibilidad al considerar que se trataba de un problema que afectaba a una única persona. Según el reglamento de la cámara, sólo se permiten las comparecencias de representantes de colectivos.
El lunes, de cualquier forma, el diputado foral de Infraestructuras Viarias y Movilidad, Josu López Ubierna, sí comparecerá para explicar la postura foral ante el caso de esta mujer, con la que se reunió el pasado 30 de mayo en el caserío para comprobar las actuaciones del anterior ejecutivo foral, como colocación de seis ventanas nuevas -de las 16 del hogar- con doble acristalamiento y el crecimiento del muro exterior del caserío. Dos acciones que según señalan fuentes forales costaron 14.389 euros. La intención del área de Ubierna es cambiar el resto de ventanas de la casa y colocar setos alrededor para limitar el ruido de los vehículos. Algo que, para ella, sólo supondrá “un parche”.
Aguirre, que acumula más de dos años de desesperación -en abril entregó una carta en persona al lehendakari, Iñigo Urkullu- denuncia que el nuevo Plan Foral de Acción contra el Ruido, con el que la Diputación prevé invertir 1,7 millones de euros en la instalación de pantallas acústicas, no va a tener en cuenta su situación, aunque sí prevé colocar dichas pantallas al otro lado de la carretera, donde residen más vecinos. La colocación de la pantalla frente al caserío supondría, según el ejecutivo foral, alrededor de 250.000 euros. “Si la Diputación se equivocó debería arreglar y solucionar el problema, pero siguen sin aceptar que la decisión de talar los árboles fue equivocada”, apunta Aguirre.
Desde el área de Ubierna aseveran que el citado plan contra el ruido se encuentra aún en fase de alegaciones, y que a partir de julio llegará el turno de que los particulares, como ahora pueden hacer los ayuntamientos, puedan presentarlas, algo que Aguirre ya ha hecho, según explica ella. “Realizar ahora cualquier actuación en esa vivienda, antes del final del plazo, supondría un agravio con las personas de otras localidades con problemas similares que han presentado también alegaciones. Cuando finalice el plazo actuaremos”, señalan.
El problema de Aguirre ha sido estudiado también por el Ararteko, que el 4 de marzo emitía un informe en el que sostenía que la actuación de la Diputación al talar los árboles fue “acorde con la legalidad vigente” y apreciaba que “se han adoptado medidas mientras se ejecuta” el plan contra el ruido. El Ararteko considera “conveniente” que el gobierno foral “evalúe la posibilidad de instalar pantallas acústicas en la zona” para garantizar el cumplimiento de los objetivos de calidad acústica”. “Mientras, yo sigo despertándome por la noche con el ruido de los coches y saliendo al jardín con unos cascos que me regaló mi hijo”, lamenta, finalmente, Mari Jose Aguirre.
Comparecencia. A finales de mayo los grupos junteros de EH Bildu, Podemos e Irabazi solicitaron la comparecencia de Mari Jose Aguirre en la Comisión de Infraestructuras Viarias y Movilidad de las Juntas Generales.
Rechazada. El resto de fuerzas se opuso a que la afectada compareciera, pues el reglamento de la cámara foral establece que sólo pueden hacerlo representantes de colectivos y no particulares.
La afectada considera que las actuaciones acometidas en su vivienda por el anterior gabinete foral no han servido para paliar el problema de ruido que sufre.
El Departamento foral de Infraestructuras Viarias y Movilidad ha contemplado nuevas medidas para mitigar el ruido que sufre esta vecina en su caserío, pero argumenta que es necesario aguardar hasta que finalice el plazo de alegaciones, en julio, para valorar también actuaciones similares en particulares que sufren un problema similar en otros puntos del territorio.
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Son los meses que han pasado desde que el anterior gabinete foral del PP talara los árboles que, según asegura Aguirre, ejercían de barrera acústica natural.